"(...) Las élites actuales son sin duda las más mediocres de nuestra joven
democracia. Pero también nosotros, los ciudadanos, tenemos nuestra
ración de culpa, especialmente la clase media. Hemos validado con nuestro voto dichos comportamientos. (...)
Esta degradación moral alcanzó bajo el actual partido en el poder
niveles de hedor insoportables. Tras la primera sentencia por el caso Gürtel,
el actual ejecutivo debería haber dimitido. No solo no lo han hecho,
sino que además se han autodenominado garante de la estabilidad patria.
¡Pero qué estabilidad ni qué carajo! España, país de ensambladores,
camareros y crupieres, tiene la tasa de paro más alta de la OCDE, alcanzando límites insufribles cuando la ajustamos por precariedad y temporalidad. (...)
En realidad quienes nos desgobiernan aprovecharon la crisis para
beneficiar al 1% más rico. No lo digo yo, lo detallan los datos
oficiales de Banco de España o de la Comisión Nacional del Mercado de
Valores. Implementaron una devaluación salarial que no ha servido para aumentar la competitividad de nuestras empresas.
¿Saben que han hecho nuestras empresas con las bajadas salariales?
¡Subir precios para mejorar márgenes, aumentando aún más la
participación del factor capital en la renta nacional a costa de las
familias y de los trabajadores! Eso, lo deberían saber, es social y
económicamente ineficiente. El desprecio de nuestros gobernantes por los
más débiles y humildes alcanza cotas insoportables. (...)
Déjenme soñar y pensar que al final la
oposición se pone de acuerdo y pacta una hoja de ruta. Esta hoja de ruta
ya la detallé hace un año. Permítanme recuperarla.
El preámbulo de la
moción de censura podría explicitarse así:
“Durante los dos próximos
años este gobierno de transición consensuado con las fuerzas políticas y
sociales pondrá las bases que permitan una regeneración y rearme moral,
económico y social de nuestro país”.
Pero para ello deberá explicitar
un conjunto de cambios legales, reformas y propuestas que sean el común
denominador de todos aquellos que quieran dar la vuelta a la situación
actual.
Es necesario llevar a cabo un conjunto de
reformas que hagan de España una democracia de facto y de iure. Cosas
básicas, elementales. Viendo atónitos los escándalos que circulan estos
días es necesario apuntalar una separación efectiva de poderes.
Es ineludible una ley antimonopolio que prohíba explícitamente la
participación en el accionariado de medios de comunicación de bancos y
otros vehículos de inversión, y viceversa.
Es fundamental terminar con
las puertas giratorias de políticos y funcionarios. Las grandes empresas, especialmente aquellas que viven del Boletín Oficial del Estado,
deben entender de una vez por todas que les será más rentable invertir
en formación de sus trabajadores, en innovación de procesos o productos,
que en políticos y/o funcionarios.
Y, por higiene democrática, es
fundamental acabar con todo aquel personal de la administración pública
colocado a dedo por los partidos de turno -amigos, familiares,
militantes…-, mientras se refuerza el correspondiente a los pilares
básicos de nuestro estado del bienestar: educación, sanidad, justicia,
dependencia, inspección, seguridad,….
Desde un punto de vista económico el
gobierno de transición “promoverá todas las reformas económicas y
sociales encaminadas a un modelo productivo más eficiente, económica,
ecológica y energéticamente; y, obviamente, mucho más justo -la pobreza
se está cebando con los jóvenes, con los más débiles-".
Hay que acabar
con el capitalismo de amiguetes y el Totalitarismo Invertido
en que se ha convertido España, donde la igualdad de oportunidades son
meras palabras huecas que hace tiempo el viento se llevó.
Es necesario
repensar la educación de nuestros hijos y nietos como el motor clave
para que alcancen su auténtica libertad, no sometidos a ningún proceso
de alienación, y, obviamente, para que el ascensor social funcione. No
es de recibo, al menos para mí, que según el barrio en el que se nazca,
los niños y niñas de este país están predestinados a ser carne de cañón.
Hoy en día es más necesario que nunca
algo de lo que carecemos, nuevas élites audaces que promuevan una
profunda reforma fiscal -aumentar la imposición a rentistas, mientras se
baja la del factor trabajo, el IVA y la de las pequeñas y mediana empresas-;
lucha sin cuartel contra los oligopolios patrios, y, muy especialmente,
un cambio radical del actual marco energético.
El objetivo es claro:
iniciar una fase de incremento y modernización de nuestro aparato
productivo. Ello será complementado con una lucha sin cuartel contra la
creciente desigualdad, mientras se defiende políticas redistributivas.
La evidencia empírica demuestra que la baja desigualdad después de
impuestos está altamente correlacionada con un crecimiento más alto y
duradero, y que las políticas redistributivas no tienen un impacto
negativo en el crecimiento, al revés, el gasto en sanidad y educación es
positivo.
Déjenme soñar y pensar que al final un
grupo de hombres y mujeres buenos, de diferentes ideologías, se ponen de
acuerdo en sentar las bases de una España más libre, justa y próspera. Y
un deseo final: ansío que aquellos que actúen por tactismo y
descarrilen esta oportunidad ojalá lo acaben pagando en las urnas." (Juan Laborda, Vox Populi, 29/05/18)
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