11.6.18

Errejón: Hay que ser muy leales si el Gobierno elige el camino de la transformación. Es necesario un acuerdo estable. Eso no implica que sea fácil. Implica aprender para los dos...



"(...) Este no es el Gobierno del cambio. Es un Gobierno de transición. Esto no significa que no pueda hacer cosas, puede hacer mucho. Puede garantizar que lleguemos a las siguientes elecciones con una televisión pública que no sea de partido o con una mejor gestión de la separación entre Poder Ejecutivo y Judicial.

¿Y cuánto va a durar esa transición?

No lo sé. Yo me aventuraría a decir que el Gobierno nombrado por Sánchez tiene una cierta voluntad de larga duración. Eso es como mucho hasta 2020 y estamos a mediados de 2018. Creo que también va a depender de la salud, la estabilidad y la suerte que tenga.  (...)

¿Qué va a recibir desde el campo conservador? Mucha hostilidad y dureza. La derecha española tiene una concepción patrimonial del poder por la cual cuando lo ocupa no entiende que lo hace temporalmente y cuando lo pierde entiende que se han roto todas las reglas del juego e incendia la convivencia.

Desde el campo conservador al Gobierno Sánchez, si titubea, solo le va a venir más agresividad. Le van a compensar los titubeos y las concesiones con más hostilidad. Por eso la estabilidad depende de que avance y transforme. Y de que afronte algunos de los grandes retos ante los que le ha puesto la enorme expectativa que ha generado.

Este Gobierno ha despertado unas ilusiones y unas expectativas en la sociedad española muy superiores a la confianza que hoy representa el PSOE. La ola de ilusión y expectativas no obedece a la fuerza socialista en el Congreso. Va más allá. Y eso implica que le pone retos grandes. 

 Si se sabe aprovechar, el conjunto de las fuerzas progresistas va a crecer y va a tener más capacidad y confianza de los españoles para gobernar en municipios, autonomías y Gobierno central. Si no se sabe aprovechar vendrá una oleada de desencanto, de sentirse defraudados y de abandonar la política. Y en esa oleada solo pescan las fuerzas conservadoras.

El PSOE tiene solo 84 diputados en el Congreso. Tendrá que tender muchos puentes con muchos grupos distintos para sacar adelante proyectos o proposiciones de ley. Sin acción de gobierno, como dice, nos tenemos que basar en los nombres. ¿Cree que ese Consejo de Ministras puede representar a los 180 diputados que permitieron que Pedro Sánchez fuera presidente? Podemos, PDeCAT, IU, En Comú, PNV, En Marea, Compromís...

Hay gestos en ese sentido. Pero hay otros destinados a apaciguar los ánimos de los adversarios. Nosotros tenemos que ser una fuerza que respalde, sostenga y empuje a este Gobierno. Que marque el rumbo y el horizonte. Que dirija una parte de la acción de gobierno antes de que seamos Gobierno.

 Y que sostenga a este Gobierno siempre que empiece a enfrentar algunas de las transformaciones pendientes, democráticas, de acuerdo territorial y de equilibrio de la balanza social y de género, que existen en España.

Esto no lo digo por confianza en este Gobierno. Lo digo por confianza en nuestra capacidad. Los gobiernos, cuando no son muy sólidos, adquieren un significado histórico u otro dependiendo de las fuerzas que chocan en torno a ellos. Y de cómo esa correlación de fuerzas las mueven en un sentido u otro. Yo tengo confianza en las nuestras. 

En que nosotros, como fuerza que respalda, marca un horizonte y empuja, logremos que este Gobierno pueda emprender alguno de los cambios que una mayoría de españoles está deseando que se emprendan.
¿No temen que si empujan y ayudan al Gobierno el tanto se lo anote Pedro Sánchez y en una futura contienda electoral sufran las consecuencias? ¿Cómo se hace para que eso no ocurra?

Es un riesgo. Se había instalado un clima cultural y político plomizo en España. Mucha gente que se ilusionó con la posibilidad del cambio estaba entre enfadada, defraudada y harta. Es el clima perfecto para las fuerzas conservadoras y que había permitido a Rajoy ganarnos el pulso moral durante dos años. 

Decía, miren ustedes yo no ofrezco nada hacia el futuro pero ustedes no son capaces de producir nada mejor que yo, así que resígnense, aguántense, bajen los brazos porque España no puede ser mejor que el Gobierno de Rajoy y el partido de la Gürtel.

Las fuerzas que aspiramos a cambiar nuestro país, a hacerlo más justo, más democrático, más libre y soberano, necesitamos el clima contrario. Necesitamos un clima de optimismo en el que cada conquista no desincentive a la siguiente sino que enseña que es posible y da hambre de más. Si hemos cambiado esto, lo otro también se puede.

Así se explica que quitar a Rajoy genere un clima de optimismo tan fuerte. No hemos emprendido las transformaciones que necesita España pero la losa más difícil la hemos quitado del camino. Ahora queda caminar. Pero nos hemos quitado la piedra que lo permite. Ese clima lo necesitamos. Es como la lluvia necesaria para que florezca la ilusión del cambio político.

Tú me preguntas que ese clima puede que no lo capitalicemos nosotros. Es un riesgo. Si se empiezan a producir transformaciones, por pequeñas que sean, y si somos capaces de llegar a un acuerdo generoso, que no menosprecie a nadie, que se haga cargo de que tenemos que convivir y cooperar aunque tengamos diferencias, se va a ampliar el bloque progresista en España. Eso va a ser bueno para todos.

¿Qué debe evitar hacer Podemos?

Hay dos riesgos. El de ejercer un papel de estar todo el rato avisando de la posible decepción y enfadado mientras el pueblo español progresista se ilusiona; el papel permanente de 'te lo dije' que juega la izquierda tradicional. Eso te deja como una fuerza muy subalterna, que no marca rumbo sino que solo se queja. Y hay otro riesgo. El de quedar como una muleta cuyo apoyo se da por descontado por lo que siempre conduce el otro.

Hay que navegar ambos riesgos. ¿Cómo? Hay que convertirse en una fuerza no que anticipa las posibles decepciones. Si hay que pecar de ingenuos, pues se peca. Hay que marcar las cosas que se pueden hacer, demostrar que tenemos fuerza para respaldarles si se atreven a hacer los cambios necesarios y que demuestra siempre que las cosas se pueden hacer de otra manera, que hay una alternativa.

 Poner encima de la mesa propuestas concretas, con números, solventes, pragmáticas; se las hacemos llegar a la sociedad para decir que hoy hay fuerza para estas transformaciones. Y que mañana podríamos estar derogando la ley mordaza, que hasta Amnistía Internacional critica. Legislando contra la brecha salarial. Desbloquear la renovación de RTVE. Derogar la reforma laboral del PP y luchar contra la precariedad.

Hay que ser muy leales si el Gobierno elige el camino de la transformación.

El primer gran debate será el del techo de gasto de 2019. ¿Marcará ese primer debate la senda del Gobierno de Sánchez? ¿O luego habrá opción de reconducir cosas si no hay acuerdo?

El propio Gobierno ha dicho que espera una recaudación mayor porque quiere modificar aspectos de la política fiscal que en España han sido muy duros con la mayoría trabajadora y blandos con la minoría privilegiada. Si el Gobierno espera recaudar un poco más lo primero es preguntar si eso le da margen, que yo creo que sí, para modificar un poco el techo de gasto y asfixiar menos la economía.
Esa es un senda posible. 

Sé que este Gobierno nace constreñido y con límites, muchos de los cuales no ha elegido. Pero también tiene márgenes. Y nosotros los vamos a explorar para hacer política al servicio de la gente más necesitada.

La salud de este Gobierno va a depender de demostrarle a la gente que además de hacer gestos puede transformar la vida de los más débiles de inmediato. ¿La puede transformar de forma drástica e irreversible? A lo mejor aún no hay correlación de fuerzas para eso. 

Pero puede dar pasos que nos harán más fuertes para enseñarle a nuestro país que el siguiente paso es posible.

Creo que viene una temporada de acuerdos laicos. A lo mejor no estamos de acuerdo en todo pero en donde sí estemos de acuerdo hay que avanzar. Un desacuerdo en un tema no se puede convertir en una excusa para no avanzar en otro. Yo querría que el Gobierno diera muestras de que puede ser flexible con el techo de gasto. Y creo que debemos trabajar para ello.

 Pero incluso si no lo hace pero podemos trabajar en acuerdos para derogar o quitar los aspectos más nocivos y liberticidas de la 'ley mordaza', debemos avanzar. Seamos pragmáticos. Que todo el mundo vea que somos una fuerza comprometida, sólida y de fiar cada vez que el Gobierno elija el camino de la transformación y no el del inmovilismo.  (...)

El nuevo Gobierno debe ser consciente de que las expectativas son mucho mayores que su fuerza parlamentaria, que depende un bloque todavía en formación y sin rasgos políticos ni orgánicos pero que se respira y que forma el conjunto de gente que sonríe por la calle y que estos días te da la enhorabuena y te dice "joder, qué bien, venga ahora para adelante".

 Eso es un conglomerado mayoritario en España, creo, progresista y que se hace cargo de la diversidad nacional. Es con el que el Gobierno puede avanzar.

Desde que salió adelante la moción de censura se han establecido dos relatos. El que dice que si Podemos hubiera hecho esto hace dos años se hubiera impedido el Gobierno de Rajoy y el que dice que hace dos años era imposible por Ciudadanos...

Sánchez reconoció que se equivocó con el señor Rivera y dijo que había derivado hacia la figura de José María Aznar. Está bien que haga ese reconocimiento.

A toro pasado. ¿Cree que la decisión de 2016 de votar 'no' a Pedro Sánchez fue correcta o debería haber sido otra?

El PSOE y nosotros, junto con el apoyo de vascos y catalanes, deberíamos haber llegado a un acuerdo en 2016. Era posible. Todos hemos aprendido de aquella experiencia.

 Los números, la aritmética, son las que han sido. Junto con un movimiento que se está señalando poco pero que ha sido clave para la moción, que es la iniciativa de Pablo [Iglesias] de decir que estaba dispuesto a presentar una segunda moción instrumental con Ciudadanos para ir a elecciones. Esto hace cambiar las expectativas del PNV y contribuye a que la moción salga.  (...)

Si Sánchez no les ha llamado siquiera para una mínima comunicación. ¿Es posible ese acuerdo estable?

Es necesario. Eso no implica que sea fácil. Implica aprender para los dos. Es muy normal que cuando uno se sienta en la silla del poder se acostumbre solo a conjugar la primera personal del singular. En España, el cambio político va a ser por mucho tiempo en primera persona del plural. En España no se puede rebobinar a los 90.  (...)

Mencionaba antes los gobiernos municipales y autonómicos. Usted va a ser el candidato de Podemos, de momento de Podemos y probablemente con otras fuerzas, a la Comunidad de Madrid. Para su campaña, ¿el cambio de Gobierno le viene bien?

Abre buenas perspectivas. Hay que saber aprovecharlas y jugarlas. El Gobierno Sánchez supone un reto para quienes queremos transformar España porque supone grandes oportunidades pero también dificultades. En esta fase habrá que desarrollar una cintura política muy fina, muy atenta a los matices, prudente, pragmática y con mirada larga pero con 'swing'. De que lo logremos va a depender que esto sea una oportunidad.

Cada cambio es un golpe al relato de Rajoy de que España no tiene arreglo y de que hay que resignarse. Por modesta que sea, cada transformación indica un camino, abre una pequeña grieta. Instala una idea que hoy en España tiene mucho calado transformador, casi revolucionario, que es que las cosas se pueden ir cambiando. Que sí se puede. Y el 'sí se puede' no en términos maximalistas, sino concretos, tangibles e inmediatos. 

Esa idea, que tras un cambio se pueda hacer el siguiente, es el mejor caldo de cultivo para las ideas progresistas, patrióticas, democráticas, populares. Inequívocamente. Si somos capaces de llegar a acuerdos, respaldar y construir un bloque en esa dirección, eso mejora nuestro país, que es para lo que estamos, y nos da mejores perspectivas a todos.  (...)"            (Entrevista a Íñigo Errejón, eldiario.es, Aitor Rivero, 09/06/18)

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