"Los debates en torno al euro normalmente contienen
propuestas de acuerdos financieros complejos para construir
“resiliencia” contra la próxima sacudida económica. Sin embargo, la
sacudida de la que hoy estamos siendo testigos es política.
Los
populistas están obteniendo victorias en toda la Unión Europea e Italia,
un miembro fundador, hoy está gobernada por una coalición euroescéptica
conformada por el partido populista Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y
el partido nacionalista Liga.
Como siempre sucede cuando las fuerzas
anti-establishment asumen el poder en un país del G7 o de la UE, el
interrogante ahora es qué viene después, y si existe un camino que nos
devuelva a la normalidad. En el caso de Italia, es demasiado pronto para
decir. Pero, mientras tanto, podemos reflexionar sobre qué lecciones
puede haber para los europeos en su intento por contener la ola
populista.
La lección principal es que los países europeos no
pueden enfrentar el resurgimiento actual del nacionalismo populista y
del patrioterismo si no cooperan. Desafortunadamente, la respuesta a las
victorias populistas hasta el momento ha sido similar a la respuesta
que se dio al proteccionismo en los años 1930: cada país intenta
trasladarle el problema a los otros hasta que regresa para fastidiarlos a
todos.
En 2015, el entonces primer ministro de Italia, Matteo
Renzi, convenció a la Comisión Europea de que su gobierno necesitaba
más “flexibilidad” para el gasto deficitario a fin de mantener a raya al
M5S. Esta flexibilización de las reglas presupuestarias de la UE
previsiblemente enfureció a la población alemana y alimentó el respaldo
del partido de extrema derecha Alternative für Deutschland
(AfD), hoy el principal partido de oposición en el Bundestag.
Pero, por
supuesto, la furia popular es también lo que obligó al gobierno alemán a
imponerle términos excesivamente estrictos a Grecia en 2015,
encendiendo así también la revuelta populista en ese país.
De la misma manera, la furia populista en Holanda y
Alemania sobre los rescates bancarios llevó a la sanción de legislación
anti-rescate a nivel de la UE después de la crisis financiera de 2008.
Pero esa legislación luego prolongó la crisis crediticia de Italia que, a
su vez, alimentó allí el populismo. Luego llegó el inicio de la crisis
de refugiados, cuando Italia permitió que los migrantes cruzaran los
Alpes, esencialmente trasladando el problema a Francia y Austria.
Eso
impulsó las perspectivas electorales del ultranacionalista Partido de la
Libertad de Austria y del Frente Nacional de extrema derecha en
Francia. Finalmente, Austria y Francia sellaron sus propias fronteras,
sentando las bases para que Liga capitalizara la furia popular por la
inmigración.
Por supuesto, las raíces del giro populista de Italia
también son internas e históricas. Debido a los fracasos de los
gobiernos pasados, Italia no ha experimentado un crecimiento del PIB per capita
durante veinte años. Y la productividad del sector de los servicios
-que es el menos expuesto a la competencia global- está estancada desde
los años 1990. (...)
Italia invirtió una fracción de lo que muchas otras
economías avanzadas reunieron (como porcentaje del PIB) para rescatar a
los bancos después de la crisis de 2008. Pero su abrupto “rescate
interno” de los bancos en 2015 obligó a muchos ahorristas a asumir una
pérdida, y le dio un impulso a M5S justo cuando su suerte estaba
flaqueando.
En retrospectiva, las pérdidas financieras de los italianos
comunes y corrientes, junto con el sentimiento de que la UE los había
abandonado a su suerte para lidiar con la crisis de los refugiados,
hicieron que el contragolpe populista resultara inevitable.
La situación política de Italia demuestra lo tóxica
que se ha vuelto la estrategia de Europa frente al populismo. En tanto
los políticos tradicionales en toda la UE intentan proteger sus flancos
de las amenazas populistas domésticas, las defensas que montan atizan el
populismo en los países vecinos. El resultado es un efecto dominó, que
se ha convertido en la principal amenaza para el futuro del euro y de la
UE.
(...) Italia, al igual que Grecia en 2015, pronto podría representar una amenaza para toda Europa." (Federico Fubini, Project Syndicate, 14/06/18)
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