4.6.18

Lo que dicen los de la teoría de la Conspiración: ante las encuestas que indican el hundimiento acelerado del PP (recuerda al de la UCD) los poderes fácticos planean la dimisión de Rajoy para tener tiempo de pasarse con todo el equipo a Ciudadanos, que puede ganar las próximas elecciones. Presionan a Rajoy con todo. Ante esto, los nacionalistas catalanes se olvidan de los presos y los nacionalistas vascos, de su honor, y se entregan a Pedro. Pero Rajoy se encierra en una tasca, y no se rinde...

"PP, el hundimiento: los sociólogos no habían visto un desplome igual desde la desaparición de UCD.

 En las oficinas de Metroscopia no se había visto un hundimiento semejante de un partido en el Gobierno desde los tiempos de UCD, que acabó desapareciendo tras las elecciones de 1982 que hicieron presidente a Felipe González y destruyeron la carrera política de Adolfo Suárez. 

Los paneles de la empresa de sondeos en la última semana, cuando se debatía la moción de censura en el Congreso de los Diputados, revelan que solo uno de cada diez encuestados dice que votaría al PP en unas elecciones generales.  (...)

Las encuestas de la última semana, tras la sentencia de Gürtel, apuntan a que la correlación de fuerzas en el centro-derecha se ha dado la vuelta con respecto a 2016, cuando se celebraron las últimas generales.


José Juan Toharia, presidente de Metroscopia atiende a eldiario.es este jueves, pocos minutos después de que el PNV haya anunciado el voto a favor de Pedro Sánchez y decantado la moción de censura: "La intención directa del PP sin cocina es estrepitosamente baja, similar a la que tenían Izquierda Unida o UPyD en 2013, antes de que surgiese Podemos. 

La gente del PP está escondida. Pero no hay un voto oculto de magnitud suficiente que haga prever una recuperación. Ciudadanos ha llegado al 20% de intención directa, sin cocina, casi siempre duplicando al Partido Popular. Con una participación del 70% en unas elecciones, eso puede traducirse en un 32% del voto. Es lo que hemos visto en los últimos dos días.

 El modelo es calcado al de 2016 cambiando al PP por Ciudadanos. Ese es ahora el escenario. Desde el desplome de UCD en España no se ha visto una cosa igual en un partido en el Gobierno, aunque hay que tener en cuenta que ahora conviven cuatro grandes partidos y esta es una circunstancia nueva".  

Lo sucedido en Cataluña en diciembre, donde el partido de Albert Rivera ganó las elecciones y borró del mapa al Partido Popular, convertido en última fuerza por detrás de la CUP, ha desatado el pánico en algunos sectores del PP que temen situaciones parecidas tras las municipales y autonómicas de 2019. (...)"         (José Precedo, eldiario.es, 02/06/18)


"(...) Todo es raro. 

Yo mataría por ver el momento del “qué hice”: esta tarde, esta noche, cuando Pedro Sánchez se siente en un sofá y se dé cuenta de que ahora, de verdad, es el presidente del Gobierno español, que debe conducir este país, que todo lo que acaba de pasarle acaba de pasarle.

 Que dirige un gobierno en absoluta minoría parlamentaria, aliado con los nacionalistas vascos y catalanes y con Podemos. Que tendrá que formar —en tres o cuatro días— un gobierno con los cuadros de su partido que el año pasado quisieron echarlo; que tendrá que armar —en tres o cuatro días— una política de Estado que nadie había previsto; que tendrá que decidir qué espacio entrega a los partidos que lo apoyaron, Podemos incluido. 

Que le costará promulgar cada ley; que deberá intentarlo a fuerza de negociaciones, de tomas y de dacas. Que tendrá que gobernar con los presupuestos que armaron, hace unos días, sus rivales. Que esos rivales están sedientos de venganza.

Por supuesto, el nuevo presidente podría convocar a elecciones más o menos rápidas y lavarse las manos: que el pueblo decida. No parece probable. Se suponía que en este año y medio que faltaba hasta el final de la legislatura la derecha española intentaría producir su recambio: que Ciudadanos, más cool, moderno y presentable, terminaría de remplazar a los carcamales sospechosos del Partido Popular (PP) y ganaría las elecciones.

 Parecía seguro, hasta que Sánchez y su conejo sin galera se les metió en el medio. Ahora la tarea principal de su gobierno será tratar de impedirlo: producir, de aquí a las elecciones, argumentos para que lo voten a él y no a Albert Rivera, líder de Ciudadanos. Y su mejor aliado será su enemigo: el PP, muy herido, depende para su supervivencia de la caída de Rivera.

 Para eso —y tantas otras cosas— el nuevo presidente precisa que su gobierno dure. No será fácil, pero Pedro Sánchez nunca se da por muerto y ahora enfrenta la oportunidad de su vida. Tiene, para eso, una bala de plata catalana. Los dirigentes independentistas saben que su obstinación no los llevó muy lejos —o demasiado lejos, cárceles y exilios— y ahora les toca negociar. (...)"            (


En los días previos a la moción de censura, en España pasó de todo. 

Pasó la decimotercera Liga de Campeones del Real Madrid. Y antes pasó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, investigada por un máster falso, sostenida por Rajoy hasta última hora y finalmente obligada a dimitir después conocerse que robó cremas antiarrugas

Y pasaron las tensiones entre el nuevo presidente de la Generalidad de Cataluña, Quim Torra, quien pedía la liberación de sus aliados presos, y la dirigencia de Madrid, que le recordaba sus tuits furiosamente antiespañoles. 

Y pasó la aprobación de los militantes de Podemos a sus líderes —la pareja Pablo Iglesias-Irene Montero— para que continúen en sus cargos pues nadie vio nada malo en que se compren un fastuoso chalé en las afueras de Madrid.

Y pasó más, y peor. De hecho, lo más duro que pasó —pues fue el principio del fin de Rajoy— fue el fallo que condenó a 29 personas por el caso Gürtel, la mayor trama de corrupción política de España. Como deriva del caso, la justicia probó que el Partido Popular (PP) de Rajoy había creado una contabilidad paralela ilegal que durante más de veinte años desvió millones de euros de dinero negro de empresas a sus dirigentes. 

Pero que el mismo partido fuera multado por usar esos fondos y que en los papeles de su contador apareciera un nada inescrutable “M. Rajoy” como receptor de varios cientos de miles de euros, no agitó al PP, acostumbrado a negar hasta la existencia del diablo.

 De hecho, su secretaria general y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, dijo que el partido no es corrupto porque se le ocurra a un magistrado después de once años de investigación: “¿Pero es que los jueces son infalibles?”.

Tras eso, Rajoy cayó en tobogán. (...)"             (Diego Fonseca , escritor argentino, The new York Times.es, 01/06/18)


 "(...) ¿Asumirá Sánchez la propuesta de la burguesía catalana manifestada a través del Cercle d’Economia para dar un estatuto a Cataluña con rango de constitución?   (...)

Echar a Rajoy no es ningún programa de gobierno, tal como subrayó siempre Paco Frutos. Echarlo con un programa de izquierdas y con un compromiso indiscutible frente al secesionismo sí, pero no es el caso. Hacerlo como lo ha hecho, con el apoyo de golpistas en Cataluña y de Bildu, inaceptable. 

El gran beneficiado, como siempre, el PNV, recuperando su capacidad de “sisar” al pueblo español mediante su apoyo al Gobierno, ora al PP ora al PSOE. Decir que el bipartidismo ha muerto suena a chiste. La partitocracia sigue intacta.

Este gobierno responde a la ambición personal de Pedro Sánchez, que, en una investidura tradicional, es más que dudoso que hubiera obtenido los mismos votos. Es evidente que el proceso es impecablemente democrático.(...)

 Bienvenido Sr. Sánchez. Tenga valor y haga un compromiso con la integridad del Estado, tienda la mano a todos los de izquierda que no comulgamos con el nacionalismo.  (...)

Mientras tanto, reforme la ley Mordaza para asegurar los derechos civiles de libertad de expresión y manifestación. Elimine el impuesto al sol y apueste por energías renovables. Blinde las pensiones en la Constitución y el resto de derechos sociales, trabajo, vivienda y sanidad. Suba el salario mínimo y plantéese una Renta Mínima Garantizada.

 Elimine la reforma del 135 que su partido pactó con el PP. Reforme la ley electoral hacia un sistema de Circunscripción Única que garantice que el valor del voto de todos los españoles es el mismo, vote donde vote. Reformemos el Senado para hacer una cámara territorial de verdad, pero sin listas abiertas como hasta ahora (una estafa mayoritaria). 

Definamos constitucionalmente las competencias de las administraciones central, autonómica y municipal. No permita ningún blindaje. Plantéese la posibilidad de recuperar competencias para la administración estatal o central: sanidad, educación para garantizar la igualdad y reducir costes sociales. Tenga valor y hable de reducir el numero de autonomías, los franceses lo han hecho. (...)"           (Vicente Serrano . Presidente de Alternativa Ciudadana Progresista y miembro del Foro de las Izquierdas No Nacionalistas. Crónica Popular, 01/06/18)


"Así fue el suicidio político de Mariano Rajoy: no adelantó elecciones, no dimitió y se hundió .

(...)  La salida del poder de Mariano Rajoy, ha sido muy mala y la peor de todos los presidentes de la Transición porque fue expulsado de la Presidencia del Gobierno con una moción de censura basada en su clara responsabilidad en la enorme corrupción del PP.

Sin embargo lo asombroso del cese, que se produjo de manera fulminante (en tan solo una semana), fue que Rajoy pudo haberlo evitado pero no lo impidió por incompetencia política y porque no lo vieron venir. Ni él ni nadie del su Gobierno y entorno de La Moncloa, especialmente la vicepresidenta Sáenz de Santamaría porque esa era su obligación.

Hemos asistido a un auténtico suicido político de Rajoy quien permitió a Pedro Sánchez llegar al poder en un santiamén (este sábado prometió el cargo ante el Rey) y de asombrosa manera. La secuencia de la soberbia y los errores de Rajoy es la siguiente: 

23 de Mayo: Rajoy debió disolver las Cortes y convocar elecciones el día 23 de mayo nada más lograr la aprobación de los Presupuestos de 2018 y una vez que sabía el duro contenido de la sentencia de Gürtel y las últimas amenazas de Bárcenas que anunciaba revelaciones graves en caso de que su esposa Rosalía ingresara en prisión.

24 de Mayo: Rajoy aún estaba a tiempo de disolver las Cortes ante el gran revuelo nacional creado por la sentencia de Gürtel, que él conocía desde la semana anterior y ocultó para que PNV y Cs le aprobaran los Presupuestos, lo que hizo que estos dos partidos se sintieran engañados.  (...)

Esa noche del 24 de mayo ni en Moncloa ni en el PP se toman en serio la petición de Iglesias a Sánchez de la moción de censura. (...)

Albert Rivera tampoco vio la gravedad extrema de la situación ni se planteó el hablar con Sánchez para presentar entre ambos la moción de censura contra la corrupción de Rajoy. (...)

25 de Mayo: Rajoy pudo, a primera hora del viernes 25, haber disuelto las Cortes y convocado elecciones ante revuelo de la sentencia de Gurtel, y el riesgo del triunfo de la moción de censura y cuando también empezaba a descubrirse la muy sospechosa actuación (el lunes 21 de mayo) de Carlos Lesmes en el Poder Judicial para que Rosalía Iglesias no entrara en la prisión y Bárcenas siguiera callado. Pero Rajoy tampoco ese día se movió. (...)

Sin embargo Pedro Sánchez si lo hizo y aceleró su iniciativa. Y, sin oír a su partido, presentó en el Congreso la moción de censura a las 10 horas de la mañana, cazando desprevenidos a Rajoy y los barones del PSOE que como Susana Díaz no querían pactos con Iglesias y los nacionalistas siguiendo la doctrina Rubalcaba del ‘Gobierno Frankenstein’.  (...)

Iceta en Cataluña y López en el País Vasco toman contacto con los nacionalistas para buscar apoyos a la investidura de Sánchez. Los de Cs, celoso Rivera de la posible llegada de Sánchez a Moncloa, se niegan a pactar con Sánchez y optan por apoyar al PP de la corrupción.  (...)

29 y 30 de Mayo: El PNV, presionado por los nacionalistas catalanes y por el PSOE, esconde su posición y el pánico empieza a apoderarse del Palacio de La Moncloa y de la sede de Génova del PP, donde aumentan las voces en favor de que Rajoy dimita y presente la dimisión.

 Pero el Presidente que empieza a entrar en la zona oscura del desconcierto y la depresión se niega a dimitir.

Y ello a pesar que la dimisión le permite a Rajoy abortar la censura, seguir en funciones y ganar unos meses para ver si logra un adelanto electoral. Y en el peor de los casos para organizar un traspaso de poderes tranquilo y sin las urgencias que han sufrido después. Pero Rajoy se enroca y vuelve a decir que no dimite, mientras el optimismo crece en el PSOE.  (...)

31 de Mayo: Comienza en el Congreso el debate de la moción de censura con caras de terror en el banco azul del Gobierno donde Rajoy y Soraya ya saben que el PNV apoyará a Sánchez.  (...)

Pero a las 15.00 horas se anuncia que el PNV apoya la moción para expulsar a Rajoy y el Presidente se va a comer con su núcleo duro del Gobierno a un céntrico restaurante de Madrid, donde no cesan de llegar llamadas para que dimita Rajoy e impida la investidura de Sánchez.  

(...) el Presidente no regresa a su escaño en el Congreso y pasa la tarde en el restaurante tomando copas hasta las 9 de la noche, mientras en Moncloa y los ministerios comienza el desalojo de los equipos del PP, ante la inminente llegada de Pedro Sánchez.  
 
El debate continúa en el Congreso con las intervenciones de Iglesias, quien denuncia la ausencia de Rajoy, y un Rivera desconcertado que se disfraza de patriota y se pone al lado de la corrupción del hundido Rajoy. (...)

En total Rajoy tuvo 9 días para liberarse de la moción de censura y buscar otra salida pero le perdió su soberbia, se ofuscó y al final políticamente se suicidó."          (Rafael Halcón, República.es, 02/06/18)
 "(...) el lunes 28 de mayo Sánchez llamó a Marta Pascal, coordinadora general del PDeCAT, que se encontraba en Madrid, para pedirle su apoyo a la moción de censura.

 De esa llamada salió una cita de los diputados Jordi Xuclà y Carles Campuzano con Ábalos y Santos Cerdán para conocer los detalles.
Para entonces, Carles Puigdemont presionaba para que no se apoyara la moción, con la idea de llevar al sistema al límite y dejar un Rajoy débil para mantener la confrontación.

 Sin embargo, los diputados y senadores del PDeCAT sostenían que era una posición imposible, que no podían aparecer como los costaleros de Rajoy, junto a Ciudadanos.

Xuclà y Campuzano transmitieron a los socialistas la necesidad de recuperar los puentes de diálogo

Ese mismo lunes por la noche, los parlamentarios catalanes coincidieron en su hotel, próximo al Congreso, con diputados del PNV y empezaron a recibir la impresión precisa de que los nacionalistas vascos tampoco podrían no apoyar la moción, aunque la última votación de Presupuestos dejó tocada la relación entre los diputados de ambos partidos, porque al respaldar las cuentas estaban respaldando a quien les aplicaba el 155. 

Percibieron claramente que para los parlamentarios del PNV se trataba de una decisión muy complicada, con desgarros en su partido, en su estrategia y en sus propias posiciones personales.

Xuclà y Campuzano transmitieron a los socialistas la necesidad de recuperar los puentes de diálogo y eso se tradujo en las referencias de Sánchez en su discurso a recibir en breve en la Moncloa al nuevo presidente de la Generalitat, Quim Torra

Con las dificultades por todo lo que ha pasado, se trata de acercarse lo más posible a lo que fue la relación entre el PSOE y Convergencia en los tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero. Se incluye en esos puentes el compromiso de Sánchez de estudiar la forma de recuperar normas frenadas por el Tribunal Constitucional por recursos del Gobierno de Rajoy.  (...)

Significativamente, el PDeCAT ha registrado estos días en el Congreso una proposición de ley que pide que se derogue el decreto que facilitó la salida de Cataluña de empresas como La Caixa en los momentos de la declaración unilateral de independencia, aunque ahora solo tenga ya carácter simbólico esa reforma legal.

Con el PNV, la negociación ha sido mucho más complicada. Aitor Esteban, Andoni Ortuzar, Josu Erkoreka y el propio 'lehendakari' Íñigo Urkullu intervinieron para decidir el sentido de voto de sus cinco diputados, entre divisiones claras de criterio entre los dirigentes nacionalistas vascos.

 Al socialista Santos Cerdán, responsable de esta rama de la negociación, le trasladaron la petición esencial de mantener los Presupuestos y que debía solemnizarlo Sánchez en su discurso, además de retrasar lo más posible las elecciones generales para evitar a Ciudadanos. (...)

Y a los independentistas catalanes les volvieron a presionar para que formaran un Govern legal, para que el 155 fuera levantado como ha ocurrido este sábado.  (...)

Diputados del PNV admiten que se han dejado muchos jirones en estos meses. Con los Presupuestos de Rajoy, con la presión a Puigdemont para evitar la declaración unilateral de independencia y a Torra para hacer un Govern "legal" y con la moción de censura, con efectos en la política vasca.

Con ERC, el PSOE ha hablado de esa nueva relación que, por otra parte, el partido que lidera en la práctica Pere Aragonès, nuevo 'vicepresident' de la Generalitat, ya deseaba con el Ejecutivo de Rajoy.

 Por ejemplo, para levantar la intervención de las cuentas catalanas o, al menos, para aliviar ese control. Y para abrir una serie de reuniones entre los que sean nuevos ministros de Sánchez y los nuevos 'consellers' de Torra.

 "Hoy nos quitamos de encima el 155, y desde el lunes el nuevo Govern trabajará por levantar la intervención de las finanzas de la Generalitat por decisión del Govern", ha dicho este sábado el propio Aragonès, líder de ERC en sustitución del encarcelado Oriol Junqueras.  (...)

Con Ciudadanos, según el PSOE, las conversaciones no llegaron a ser serias porque Sánchez no aceptó nunca la petición de elecciones inmediatas. El líder socialista, de hecho, tuvo que acallar a algunos de sus dirigentes que aceptaron en público flexibilizar esa posición para pactar con Rivera.

Finalmente, la decisión de Ana Pastor de acelerar los plazos favoreció sin querer el éxito de la moción. "No hemos tenido tiempo de equivocarnos y hemos tenido coartada para evitar una negociación formal", asegura un miembro del equipo de Sánchez. (...)

Y mientras, del PP salió la versión de la dimisión de Rajoy justo antes de la votación. "¿De dónde demonios salió eso?”, se preguntaba el jueves en el pasillo una dirigente del PP, que ocupa un importante cargo institucional y que pasa por ser una de las personas más próximas a Rajoy. 

"Es no conocerle, él nunca lo haría porque sería admitir su culpabilidad", aseguraba indignada. (...)"             (Fernando Garea, El Confidencial, 03/06/18)


"A Sánchez, démosle una oportunidad.

(...)  parecía impensable que los independentistas pudieran sumarse a una moción con la que no solo se censuraba a Rajoy sino que servía para regalarle gratis el poder a Sánchez; al mismo político al que los dirigentes de ERC y JxCat habían calificado muchas veces de “carcelero” por apoyar la aplicación del artículo 155, al mismo que le exigían una rectificación por “insultar” a Torra.

 Sin ese sorprendente apoyo, los nacionalistas vascos no hubieran consumado su “traición” a Rajoy, de quien habían recibido estos dos últimos años un trato magnífico, un cuponazo de ensueño y unos presupuestos con importantes inversiones en Euskadi. 

Ese inesperado giro de los independentistas catalanes a favor de Sánchez lo ha cambiado todo y obedece a dos razones.

En primer lugar, los sectores posibilistas, que son los diputados en Madrid del PDeCAT y ERC, como Carles Campuzano y Joan Tardà, son conscientes de la derrota del procés en octubre pasado. Saben que están en un callejón sin salida, tanto político como judicial, y desean abrir un nuevo escenario. 

El portavoz republicano lo expresó desde la tribuna del Congreso diciendo que querían pasar de la “confrontación dura” con el Estado al “diálogo dentro de la confrontación”. Que se trata de empezar por “el reconocimiento de la otra parte” para alcanzar más adelante alguna “negociación”. En el horizonte está, no cabe duda, el futuro de los presos y la hipótesis de un indulto tras el juicio. 

Ese es el relato con el que justifican, junto a la sentencia del caso Gürtel y la corrupción general del PP, el apoyo a la moción del socialista Sánchez. Un voto que han dado en contra del criterio inicial de Carles Puigdemont y de los sectores más hardcore del separatismo, lo cual señala una importante línea de fractura entre integristas y posibilistas.

Y, en segundo lugar, existía tanto en ERC como en el PDeCAT la necesidad casi psicológica de cobrarse la cabeza de Rajoy, convertido en el gran demonio de todas sus desdichas, aún cuando en realidad les ha sido de gran ayuda durante el procés por su desidia e incompetencia. 

Liquidar a Rajoy ha sido una especie de premio de consolación ante el hecho de tener que renunciar a restituir a Puigdemont y a los consejeros huidos o presos.

 De forma chocante han preferido sacrificar a ese valioso señuelo que era el líder del PP como gran enemigo del independentismo porque les permitía ahora armar el discurso falsamente victorioso de que “no se puede gobernar contra Cataluña”. Se trata de una pequeña satisfacción en la que se cruza lo político con lo psicológico.

Ahora bien, para el clima social en Cataluña que el PP haya sido desalojado del poder tiene de entrada efectos positivos. Aunque sea erróneo, la percepción general es que Rajoy formaba parte de la génesis del problema. La antipatía hacia su persona y su partido son enormes.

 No olvidemos que la pepefobia es consubstancial al soberanismo. Con Sánchez, en cambio, se abre una pequeña ventana de oportunidad para la distensión y el diálogo. Que lo hayan votado sin ninguna condición les obliga inicialmente a cambiar el discurso sobre España. Esperemos que acaben aceptando también que el conflicto es entre catalanes

Sin duda alguna lo sucedido tiene muchos elementos contradictorios y hasta inquietantes, pero la política no siempre se mueve por coordenadas lógicas y racionales. En definitiva, más allá de las dudas entorno a qué podrá hacer desde la Moncloa, démosle a Sánchez una oportunidad. Tiempo habrá para censurarlo."        (Joaquín Coll, Crónica Global, 01/06/18)


"La descomposición.

(...)  Siempre es una satisfacción ver a la soberbia retorcerse de dolor. La intervención de Rafa Hernando el día posterior a que el PNV anunciara que votaría sí y clavara el último clavo del ataúd popular motivó que varias diputadas se echaran a llorar al constatar que perdían el poder.

 Susana Camarero, Susana López Ares y Ana Madrazo no pudieron aguantarse las lágrimas al sentir la derrota y ver cómo se les escapaba entre los dedos lo que consideran suyo por designio divino. Desde la tribuna de prensa la figura de la diputada del PP por Cantabria recordaba a la de otra diputada en un momento pasado de la legislatura. 

 Estaba en la misma posición sobre el escaño, aunque con una actitud menos doliente y más lacerante: “Que se jodan”, gritaba Andrea Fabra a los parados el día que se aprobó la reducción de la prestación por desempleo. Apareció el recuerdo de todos ellos, de todos y cada uno a los que despreciaron, insultaron y jodieron la vida mientras se mostraban altivos y orgullosos. 

De Esther y de Alejandro. Un momento para resarcir la memoria colectiva de aquellos que han sufrido de forma dramática a esos que ahora lloran por perder el poder.  (...)

Albert Rivera, que antes de entrar al hemiciclo decía que ese era un “día terrible para España”, era consciente de la catástrofe que para sus aspiraciones suponía que Pedro Sánchez consiguiera sacar adelante su moción de censura. El líder de Ciudadanos se mostraba inquieto con ese tic disparado que posee, un émulo de querer ahuecarse la corbata, como si le ahogara y hubiera que aflojársela.

 De verdad le apretaba. Porque Ciudadanos ha estado desquiciado y superado con la presentación de la moción de censura. Han golpeado su discurrir plácido hasta Moncloa. El camino de rosas mediático que le permitía comer el terreno electoral al PP saltó por los aires y no supieron reaccionar.  (...)

En todo hundimiento hay un lugar en el que se suceden los hechos. Un espacio en el que se refugian los actores protagonistas con su círculo más cercano para vivir sus últimos momentos. Los más próximos, que suelen ser los mismos que no han sido capaces jamás de recordarte al oído que no eres un dios y solo un hombre, comparten los minutos finales con su líder y proveedor de dichas y beneficios.

 El búnker de Rajoy fue el reservado de un restaurante en el que servían ternera rubia gallega. Un bolso ocupaba su escaño mientras disfrutaba de una sobremesa de ocho horas que a su salida reflejaba toda la humanidad, porque la debilidad es una muestra más de ella, que a veces faltó a este ejecutivo. 

En la salida de María Dolores de Cospedal del restaurante se dio otra muestra de lo que sucede cuando la putrefacción avanza y la gangrena no ha dejado más salida que cercenar. Los escoltas zarandearon, agarraron y maltrataron a José Yélamo, periodista de La Sexta, al intentar preguntar a la que era todavía ministra de Defensa. 

Cuando el fin está cerca y ya no hay que disimular el desprecio que sientes por la prensa afloran los sentimientos larvados que ya no es preciso esconder, no hay nada que preservar y ya puedes mostrar cuál es tu verdadero ser. 

“Es un desastre, un desastre”. Balbuceaba José María García Margallo en el patio del Congreso tras la finalización del pleno antes de que las hordas populares tuvieran que dejarse ver dando el último adiós al féretro del presidente transformado en coche oficial.(...)"            (Antonio Maestre, La Marea, 03/06/18)


"(...)  “¿Si tuvieras que definir a Pedro Sánchez con tres o cuatro adjetivos o con una frase, ¿cuáles dirías?”. 

El conjunto de respuestas de una docena de socialistas que lo tratan con mucha frecuencia y desde hace años trazan un retrato muy parecido: “Perseverante”. “Tenaz”. “Audaz”. “Coherente”. “Trabajador”. “Optimista”. “Leal a su palabra”. “Constancia”. “Concentración”. “Cabezota”. “Resiliencia”

. “Pura determinación”. “Honesto”. Y con frases completas: “Muy reflexivo, le da mil vueltas a las cosas antes de tomar una decisión, pero cuando la toma la lleva hasta el final”.

 “De convicciones profundas y voluntad de hierro”. “Humildad, inteligencia y una voluntad a prueba de bomba. Se dobla, pero no se rompe nunca, nunca tira la toalla”. “¿Has visto Gatacca, la peli? Pedro es el protagonista, Vincent”.

Los consultados de los otros grandes partidos le hacen al nuevo presidente del Gobierno un retrato mucho menos favorable. “Fondista, surfista, anodino, alto, incluso puede llegar a hacerlo bien por casualidad”, apunta alguien desde la izquierda. 

“Contumaz, narcisista, inconsistente intelectualmente, no fiable”, determina otro de los consultados, un veterano de la derecha liberal. “Creo que siente vértigo al contemplar su propia decadencia sustancial, moral y ética”, concluye una voz muy conocida de la nueva derecha.  (...)"             (Arsenio Escolar, eldiario.es, 01/06/18)

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