18.6.18

Rajoy decidió esquilmar a la población subiendo los impuestos brutalmente, crear un modelo de crecimiento ficticio del PIB a costa de un endeudamiento mayor, promover una reforma laboral para sustituir empleos dignos por empleos indignos, destruir gran parte de la clase media y, en definitiva, iniciar la senda para convertir a España en un país de camareros... su herencia

"El ínclito Mariano Rajoy -ese presidente que llegó al Gobierno empujado por los votos desesperados de los ciudadanos en 2011 para salvar a España de la desastrosa situación en la que nos había dejado José Luis Rodríguez Zapatero-, con una mayoría aplastante para hacer las reformas que el país necesitaba, decidió que la industria, motor de la economía en cualquier país que se precie, desapareciera del mapa de prioridades eliminando el Ministerio asociado y colocando tan importante materia en una secretaría general dentro del denostado Ministerio de Economía dirigido por el incompetente Luis de Guindos, cuya mayor hazaña fue arruinar a miles de inversores tras venderles basura empaquetada como si fuera oro molido.

Rajoy, decidió que era prioritario esquilmar a la población subiendo los impuestos brutalmente, crear un modelo de crecimiento ficticio del PIB a costa de un endeudamiento mayor, promover una reforma laboral para sustituir empleos dignos por empleos indignos, más propios de un país tercermundista, destruir gran parte de la clase media y, en definitiva, iniciar la senda para convertir a España en un país de camareros.

El peso de la industria en España (excluyendo los monopolios de energía y gas) ha pasado del ser un 35% en 1975 a un 13% en 2017. Su valor es de unos 150.000 millones de euros, un dato lamentable si lo comparamos con los más de 660.000 millones de Alemania, los 250.000 millones de Italia, los 230.000 millones de Francia, los 220.000 millones de Reino Unido, los 350.000 millones de Corea del Sur o los 960.000 millones de euros que produce Japón.

España, representa hoy la ridícula cantidad del 1,2% del PIB industrial mundial, y si, por ejemplo, nos comparamos con un país en claro ascenso, como es Irlanda, en los últimos diez años su PIB industrial ha crecido un 200% mientras que el de España ha caído un 20%.

En resumen, Rajoy prefirió dar prioridad a otro tipo de industria, la industria política, esa que componen centenares de miles de familiares, amigos y correligionarios, que es el verdadero cáncer que sufre España, en detrimento de la inversión en tejido productivo, fundamental para la creación de bienes y servicios de alto valor añadido que proporcionen competitividad, salarios elevados, altos tributos, garantizar el sistema de pensiones y, en definitiva, la prosperidad del país.  (...)"             (Juan Carlos Bermejo, Vox Populi, 16/06/18)

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