19.6.18

Y así ha comenzado la guerra comercial... el período de la Gran Moderación y la globalización, desde 1980 a 2007, cuando todos los estados capitalistas trabajaron juntos para beneficio global del capital en todos los países ha terminado... el gran riesgo futuro es la combinación de la caída de la rentabilidad y el aumento de una deuda ya alta en los sectores empresariales... el preludio de bancarrotas corporativas y una nueva crisis de la deuda

"La reunión del G7 en Quebec, Canadá, fue un hito en muchos sentidos. En primer lugar, hubo una clara ruptura de la blanda unidad de propósito y política habitual expresada en las reuniones del G7 por los líderes de los siete países capitalistas más importantes del mundo.

Justo antes de la reunión, el presidente de Estados Unidos Donald Trump anunció una serie de medidas arancelarias proteccionistas contra el resto de los países del G7, incluyendo a su vecino más cercano, Canadá, por motivos de “seguridad nacional” - al parecer Canadá es ahora un riesgo para la seguridad de los EEUU.  De este modo, Trump ha cumplido sus promesas electorales.

En la reunión Trump atacó a los otros líderes alegando que sus gobiernos estaban imponiendo reglas comerciales injustas '' a los productos de Estados Unidos y que tenían que reducir sus excedentes en el comercio con los EEUU. 

Los otros líderes ya habían respondido a las medidas arancelarias de Estados Unidos con nuevos aranceles previstos en reciprocidad para las exportaciones clave de Estados Unidos y respondieron a los ataques de Trump con argumentos y pruebas de que, por el contrario, eran los EEUU los que restringían la importación de bienes y servicios extranjeros.

Y así ha comenzado la guerra comercial (...)

Lo que todas estas payasadas de Trump revelan es que el período de la Gran Moderación y la globalización, desde la década de 1980 a 2007, cuando todos los estados capitalistas trabajaron juntos para beneficio global del capital en todos los países (en diversos grados), ha terminado. La Gran Recesión de 2007-8 y la consiguiente Larga Depresión desde el año 2009 ha cambiado el panorama económico.

 En una economía capitalista mundial estancada, donde el crecimiento de la productividad es bajo, el crecimiento del comercio mundial ha disminuido y la rentabilidad del capital no se ha recuperado, la cooperación ha sido sustituido por una competencia cada vez más feroz: los ladrones han caído.

 Trump es el 'populista' y líder nacionalista de la potencia capitalista más grande; Italia (la más débil de los países del G7) se ha hecho populista y nacionalista también. Y Gran Bretaña está bloqueada por el 'Brexit', un autodesastre para el capital británico ganado a pulso. 

El ataque de Trump quiere decir que la reunión del G7, cuya agenda era la creciente desigualdad, la automatización y el cambio climático - los desafíos clave a largo plazo para la supervivencia del capitalismo - se quedó congelada.

 Pero no importa, por ahora. La economía mundial está en su mejor momento desde el final de la Gran Recesión. El Banco Mundial estima un crecimiento global del PIB real del 3,1% este año, lo mismo que en 2017.

 Eso puede no parecer muy alto, pero supone una recuperación tras el período de recesión de 2015-6, cuando el crecimiento mundial se redujo a sólo el 2,4% y las economías del G7 solo podían alcanzar el 1,5%.  (...)

Sin embargo, en sus últimas Perspectivas Económicas Mundiales, los economistas del Banco Mundial no estaban convencidos de que esta leve recuperación (todavía un 30% por debajo de la tasa de crecimiento mundial antes de la crisis) va a ser sostenida.  “Se espera que caiga en los próximos dos años, a medida que la recuperación mundial se agote, el comercio y la inversión se moderen y la financiación se dificulte. 

Se prevé que el crecimiento en las economías avanzadas se desacelere hacia tasas potenciales, a medida que se normalice la política monetaria y los efectos del estímulo fiscal de Estados Unidos mengüen”.   (...)

Por otra parte, la actividad global sigue siendo inferior a la de expansiones anteriores, a pesar de una recuperación de una década de la crisis financiera global”. Así que el Banco Mundial cree que continuará la Larga Depresión. 

Y esto suponiendo que no estalla ninguna nueva recesión mundial en los próximos dos años.  (...)

Y el gran riesgo futuro es la combinación de la caída de la rentabilidad y el aumento de una deuda ya alta en los sectores empresariales del G7. Si los beneficios deben comenzar a caer mientras el coste del servicio de la deuda aumenta con las nuevas tasas de interés, es el preludio de bancarrotas corporativas y una nueva crisis de la deuda.

 La deuda global, en particular la deuda corporativa, está en máximos históricos.(...)

Ahora la bonanza crediticia ha terminado. Unos 4.8 billones de dólares en deuda de los mercados emergentes madura desde este año hasta el 2020, y gran parte de ella tendrán que renovarse a tasas más altas y, por lo general, si la fortaleza del dólar continúa, en un entorno cambiario desfavorable.

Las señales de la crisis ya están apareciendo en algunas de las grandes economías llamadas emergentes. Argentina ha quebrado y se ha visto obligada a pedir un prestamo de 50 mil millones de dólares al FMI, porque no puede endeudarse en los mercados internacionales de bonos a precios asequibles. La economía se hunde, la inflación se está disparando y la moneda se ha hundido. Brasil no se queda atrás. 

La economía brasileña está luchando para crecer algo, pero tiene los costes más altos de interés para la deuda del mundo. En el T1 de 2018, la economía de Sudáfrica se contrajo a su ritmo más rápido en nueve años y la inversión empresarial se redujo significativamente. 

Y la moneda de Turquía, la Lira, alcanzó mínimos históricos mientras la inflación anual llegó a más del 12%; los extranjeros han retirado su dinero y el Banco Central ha elevado su tasa de interés a casi el 18%.

Pero el punto de inflexión real es probablemente la deuda empresarial en las economías del G7.  (...)

No tendremos una recesión global en 2018. Por el contrario, la economía mundial crece más rápido que nunca desde 2009. Sin embargo, el crecimiento puede haber tocado techo y en los próximos 18 meses la economía mundial podría comenzar a caer.

 ¿Cómo lo sabremos? Como he señalado en otras ocasiones, la rentabilidad del capital debe comenzar a caer de nuevo y, finalmente, los beneficios totales de las empresas en las principales economías deben dejar de subir. Si el coste del servicio de la deuda de todo esto también aumenta, tendremos todas las condiciones para que las empresas quiebren. (...)

Las rabietas comerciales de Trump y el creciente peligro de una guerra comercial que pudiera acabar con la actual 'recuperación' sólo son un factor más de los riesgos subyacentes de una nueva crisis mundial."              (Michael Roberts, The next recession, Sin Permiso, 12/06/18)

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