"(...) elementos constitutivos de una nueva fase de Europa y del mundo. Son
tres.
El primero es una crisis profunda de la globalización capitalista y
de la Unión Europea;
el segundo, que las políticas de la Unión Europea
están favoreciendo el desarrollo de una derecha extrema; y
la tercera,
relacionada con ésa, es la desaparición de la izquierda.
Estamos
hablando de que la izquierda de masas está desapareciendo de toda
Europa, somos fuerzas por debajo del 10% en casi todos lados. Y en
países como Italia, que ha sido referente de nuestra vida política, sólo
queda puro liberalismo. Ante eso, hay que abrir un debate profundo. La
izquierda puede desaparecer si no somos capaces de analizar bien, y de
aprender, de los fenómenos que están surgiendo delante de nuestros ojos.
¿Para combatir a la extrema derecha, y para
frenar esa desaparición de la izquierda, hay que abrazar las propuestas
de la extrema derecha?
No, para nada.
En ciertos círculos es lo que se ha interpretado de sus artículos.
Nosotros no hemos hablado nada de inmigración, por ejemplo. Lo que hay detrás de esto es la dictadura de lo políticamente correcto, un discurso represivo que tiene que ver con los límites que el sistema pone al debate político.
Y pongo un ejemplo. Salvini es una excusa para la
política migratoria de la UE -con la que estamos profundamente en
contra- porque implica una violación masiva de los derechos humanos.
Pero, fíjate tú, qué paradoja: Salvini es el monstruo, pero la política
que propone la UE es la misma que propone Salvini. Simplemente, se le
demoniza. Los astutos del mensaje dicen que él es el monstruo, pero que
nosotros hacemos una política humana.
¿Y cuál es la política humana que
se acaba de aprobar? Lo que se acaba de aprobar es fortalecer las
fronteras, crear una línea de hierro en toda Europa para impedir la
inmigración y externalizar a los emigrantes que sean capaces de romper
esa línea.
La política migratoria de la UE viola los derechos humanos,
pero se usa a Salvini para ocultar esa política. Nosotros queríamos
poner de manifiesto la profunda hipocresía del establecimiento europeo y
de la política europea, que detrás de un discurso buenista está
haciendo la política que la derecha extrema impone.
Dónde estaría el enemigo de la izquierda
entonces, ¿en las políticas globalizadoras de Bruselas o en las fuerzas
políticas racistas y xenófobas?
El enemigo de la izquierda son los poderes económicos, que son los que están construyendo este mundo. El que piense que de la derecha extrema no tiene conexiones con el capitalismo… Hay un viejo clásico que decía que quien critica al fascismo, critica al capitalismo.
Los
enemigos reales de los trabajadores, de la ciudadanía, son unos poderes
económicos que han construido una Unión Europea para imponer sus
políticas neoliberales. He dicho, y repito, que para mí la Unión Europea
es una máquina de hacer fascistas.
¿Por qué? Porque destruye a la
izquierda y favorece a la extrema derecha. ¿Y por qué destruye a la
izquierda? Porque mata, en primer lugar, al sindicalismo de clase.
Segundo, mata la democracia, porque de facto tú ya no tienes la
capacidad de decidir. ¿Qué capacidad de decidir tuvieron los griegos en
esta historia? Ninguna.
En las elecciones tienes que elegir entre ser
neoliberal de derechas o neoliberal de izquierdas, pero lo que no puedes
hacer es una política socialdemócrata. No la puedes hacer porque la
democracia europea está secuestrada por la Unión Europea. Quien no vea
eso es que está ciego.
¿Y qué ha ocurrido? Que una parte de la
izquierda, la socialdemocracia, ha dejado a las clases trabajadoras sin
referente político, solas, aisladas, llenas de miedo y buscando
seguridad. Hasta ahora, España está siendo una excepción en el auge de
la extrema derecha. Ahora bien, los que quieren normalizar la política
española están llamando a que Unidos Podemos retroceda. Y cada retroceso
de Unidos Podemos será un avance de la extrema derecha. (...)
¿La formación de la izquierda alemana En Pie, con su apuesta
por la restricción de los flujos migratorios, es el camino a seguir?
Nosotros ya tenemos un camino, que está firmado, el Manifiesto de Lisboa. Lo firmamos con Francia Insumisa y el Bloque portugués. Y vemos con mucha atención lo que está pasando en Alemania, con el debate abierto en el seno de Die Linke. Lo que yo rechazo absolutamente es que En Pie, que Oskar Lafontaine y otros dirigentes de esa formación sean chovinistas o nacionalistas alemanes.
Creo que no se está haciendo un
debate serio con lo que está pasando en la izquierda alemana. ¿Cuál es
la prueba del nueve de que tú eres una fuerza de izquierda? Cómo atacas a
tus poderes dominantes. Los principales enemigos de las políticas
migratorias europeas y de las políticas contra los países del sur de
Europa son estos dirigentes de Die Linke.
Gente que nos da ejemplo de
bravura frente a las clases dominantes alemanas no pueden convertirse,
de la noche a la mañana, en xenófobos. Ir dando certificados de buena
conducta a Oskar Lafontaine nos parece excesivo. Sobre todo porque han
conseguido algo que no había pasado nunca antes en Alemania.
Una parte
de Los Verdes se ha pasado con ellos. Y una parte de la socialdemocracia
también. ¿Son también chovinistas? La izquierda debería preocuparse de
cómo combatir a la extrema derecha y cómo tener un proyecto viable de
país, más que dar certificados de buena conducta a gentes de izquierdas
que han sido maestros para nosotros en estos últimos veinte años. (...)" (Entrevista a Manolo Monereo, Manuel Capilla, El Siglo, 21/09/18)
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