"Cada día se escuchan más voces que alertan de una inminente nueva crisis financiera. (...)
El proceso insaciable de financiarización de la
economía, la especulación financiera, la evasión fiscal, las burbujas
inmobiliarias y el endeudamiento sin límites siguen estando a la orden
del día, en el Estado español y en buena parte del mundo.
El polémico y multimillonario inversor George Soros
dijo hace unos meses en un seminario en París que “podríamos estar ante
otra gran crisis financiera”, haciéndose eco de la fuga de capitales
desde economías emergentes como la argentina, la turca o la indonesia,
refugiándose en la fortaleza del dólar. (...)
Otros apuntan al impacto del fin de la política
monetaria expansiva del Banco Central Europeo (BCE) y la posible subida
de tipos de interés como la chispa que hará encender una crisis en
Europa que se pueda contagiar a otros países, especialmente a países
emergentes.
Dos dirigentes jubilados del Banco Internacional de
Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), conocido por ser el banco de los
bancos centrales, una institución altamente conservadora, han publicado
recientemente un libro en el que avisan de la bomba de relojería que
supone el sistema financiero global, debido a las políticas erróneas y
temerarias en los países occidentales.
Peter Dittus y Hervé Hannoun
avisan precisamente de la acumulación de deudas, facilitada por la
política monetaria y los bancos centrales del G7 y el de la UE, el BCE. (...)
El FMI, como en crisis anteriores, no reconoce la inminencia de una
nueva crisis financiera, pero no niega esa posibilidad, y sí ha
advertido de que los niveles de endeudamiento de los países están
subiendo de forma alarmante en algunos casos.
El periodo prolongado de
tipos de interés bajos ha supuesto un incremento de la deuda global, que
ya alcanzó el 318% del PIB mundial al finalizar el tercer trimestre de
2017, 115 puntos por encima del último récord, en 2009. (...)
La propia institución dirigida por Christine Lagarde advierte de que la
principal economía emergente (aunque dudo de que se la deba seguir
llamando así), China, es responsable del 40% del incremento de la deuda,
aunque otros países del norte, economías emergentes e incluso países
empobrecidos se encuentran en situaciones vulnerables y de riesgo de
crisis de deuda. (...)
Precisamente la ralentización del crecimiento en China ha afectado
fuertemente a países en América Latina y el África subsahariana, que en
las últimas décadas habían crecido a fuerza de exportaciones y créditos
del gigante asiático.
Países como Argentina, Brasil, Ecuador o
Venezuela, pero también Chile, Colombia y Perú, hace algunos años que
notan el descenso del volumen y precio de las materias primas que hasta
hace poco exportaban sin problema a China. El fin del llamado
“superciclo de las materias primas” está afectando particularmente a los
exportadores sudamericanos de minerales, petróleo o soja.
En el caso de
México y Centroamérica, hasta ahora la fortaleza del dólar y de la
economía estadounidense actuaban como amortiguador, pero la política
comercial de Trump puede acabar con ello. Ante ello, la receta de la
austeridad ha regresado a países como Brasil, Ecuador o Argentina.
Esta situación afecta también a numerosos países africanos. Hace ya
algunos años que activistas contra la deuda advierten de una nueva
crisis de deuda especialmente en países del África subsahariana.
Este
año, el propio FMI ha reconocido que la situación es preocupante, pero
la tendencia hace años que se vislumbra. Según la Jubilee Debt Campaign,
uno de los grupos que, desde el Reino Unido, hace años que advierten de
que la crisis de deuda en los países del Sur no se ha acabado, los
pagos de deuda en los países empobrecidos se ha incrementado un 60%
entre 2014 y 2017, y se encuentran en su nivel más alto desde 2004.
Los
tipos de interés bajos y el crecimiento de algunas economías,
especialmente en África, han llevado en la última década a una lluvia de
crédito e inversión, principalmente bajo la forma de alianzas
público-privadas (con deuda en la recámara).
En definitiva, sea en Europa tras el fin de los créditos del BCE y del
tipo de interés barato, en China, en los países emergentes o en África u
otros países empobrecidos, lo cierto es que las crisis que vienen no se
pueden ignorar. Están a la vuelta de la esquina y se parecen mucho a
las crisis que ya vinieron.
Ahora, como entonces, serán las clases
populares las que acabarán sufriendo sus consecuencias. Como un péndulo
en eterno movimiento, las crisis van y vienen cíclicamente, o quizás
nunca se fueron… Tal vez debemos plantearnos si se trata realmente de
crisis o del funcionamiento sistémico del capitalismo." (Iolanda Fresnillo, El Salto, 15/09/18)
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