"(...) el anuncio de que Estados Unidos se retirará del acuerdo firmado en 1987
con la URSS en materia de prohibición de los misiles nucleares de
alcance intermedio (INF), realizado el 20 de octubre por Donald Trump. (...)
Desde entonces todo ha ido cuesta abajo en el marco de la quimera de
la hegemonía unipolar de Washington. Apenas hay garantías ni canales de
comunicación contra lo que se llamaba MAD (destrucción mutua asegurada),
pero las potencias nucleares están en contacto militar directo
diariamente, con barcos y aviones de Estados Unidos provocando y
acechando las fronteras de China y de Rusia, en el mar de China
meridional, en el Báltico, en Europa del Este y en el Mar Negro, por no
hablar de los contactos en el conflicto de Siria. En las actuales
condiciones la posibilidad de incidentes o accidentes entre potencias
nucleares es solo una cuestión de tiempo.
A los despistados que hablan de “responsabilidades compartidas” hay
que enseñarles un mapa: esas fricciones no tienen lugar en el Golfo de
México, ni en Canadá. La geografía (y la retirada de acuerdos y la
cuantía de los presupuestos militares) delata al principal provocador.
Objetivo China
La retirada de Estados Unidos del acuerdo INF contribuye a esa insana
degradación, incrementa el riesgo de guerra o accidente nuclear en
Europa y al mismo tiempo está dirigida contra China. El acuerdo de 1987
impedía a Estados Unidos desplegar armas nucleares tácticas. Ahora,
saliendo de el, Washington puede desplegarlas alrededor de China, una
potencia no concernida por aquel compromiso, y de Corea del Norte, la
obsesión del demente John Bolton, consejero de seguridad nacional de
Trump.
La visita de Bolton a Moscú para explicarle a Putin la retirada del
acuerdo ha supuesto una humillación en toda regla para el Kremlin, cuya
obsesión y gesticulación en materia estratégica (recuerden los videos de
Putin en su último discurso sobre el estado de la nación, el pasado
marzo, jactándose de la nueva generación de misiles hipersónicos “sin
análogos en el mundo”) está encaminada a ser tenida en cuenta por
Estados Unidos.
Eso no es fácil cuando la desproporción de medios es tan
enorme: Washington se gasta 700.000 millones de dólares anuales en sus
militares, mientras Rusia no llega a los 70.000, y eso sin contar a los
aliados europeos de la OTAN que, sumados a EE.UU arrojan 950.000
millones. Bolton les ha dicho a los rusos que la retirada del INF no es
contra ellos, sino contra los chinos. Imposible imaginar mayor ofensa a
Putin que decirle: “Contigo ni siquiera contamos”. (...)
Más peligros
El presidente ruso ha advertido, en buena lógica, que sin el INF, “si
Estados Unidos despliega nuevos misiles (nucleares) intermedios en
Europa, las naciones europeas estarán en riesgo de un contragolpe
(ruso)”. Y en Pekín el Presidente Xi Jinping ha recibido el mensaje.
Xi comprende perfectamente que las sanciones y barreras comerciales de Trump no son una disputa comercial, sino una ofensiva directa contra el desarrollo y ascenso chino, es decir contra lo más sagrado de la política china. El pivot to Asia (despliegue del grueso de la potencia aeronaval americana alrededor de China), y el cuarteto militar formado en Asia con Japón, Australia e India, forman parte de la misma demencial arquitectura que la retirada del INF.
En un discurso pronunciado el jueves ante los mandos de la región
militar del sur, responsables de la vigilancia del estrecho de Taiwán y
de las islas en disputa, Xi instó a sus militares a “concentrarse en
prepararse para luchar y ganar en una guerra”. (...)
El domingo concluyeron en la costa de la provincia de Guangdong (Cantón, China meridional) las primeras maniobras militares conjuntas de
China con la ASEAN, la organización que engloba al grueso de los países
de la región, muchos ellos en disputa territorial con China.
En ellas
participó hasta Vietnam, seguramente el país de la región más receloso
de China. Y coincidiendo con esas maniobras visitó Pekín nada menos que
el primer ministro japonés, Shinzo Abe. El mensaje que arroja todo eso
es claro: Asia Oriental no se deja implicar en una dinámica de bloques y
no está interesada en la militarización de las tensiones propiciada por
Washington.
Ni siquiera Japón, India y Australia, miembros del cuarteto
antichino organizado por Washington, están entusiasmados con esta
jugada. En la Europa cuya seguridad y política exterior están
hipotecadas por la OTAN, algo parecido a lo que emite la ASEAN es
impensable. El agravio comparativo es inmenso.
Las potencias europeas tampoco están entusiasmadas con la retirada
americana del INF que abre un escenario de tensión nuclear en Europa en
el que los europeos pagan los platos rotos. Eso se suma al enfado por
la retirada de Washington del acuerdo nuclear con Irán y
al despecho por los nuevos proteccionismos y presiones comerciales de
Donald Trump.
En ese contexto, Angela Merkel y Emmanuel Macron
aparecieron retratados el sábado en Estambul cogiditos de la mano con
Erdogan y Putin tras firmar una búsqueda negociada y consensuada al
avispero sirio que hasta ahora era para ellos un asunto de cambio de
régimen. Y en la foto no estaba Estados Unidos. Aunque pequeña, es una
buena noticia. No dan para mucho más: la UE está todavía muy lejos del
sentido común.
La guerra no tiene futuro si los corderos no se dejan arrastrar al
matadero, pero en Europa los corderos están entretenidos con otros
asuntos y parecen enteramente ajenos al claro incremento del peligro de
guerra que vivimos." (Rafael Poch, CTXT, 31/10/18)
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