"(...) “Ya veis como son estos españoles”, decía un conspicuo tertuliano
separata, asiduo en programas de los medios del régimen y estómago
agradecidísimo, mientras se tomaba un vermú en la mesa de al lado de un
servidor. “Andalucía es la prueba. O mandan los socialistas o el fascismo de VOX, PP, Ciudadanos.
Son la Falange, ¡Mucho ojo!”, sentenciaba, entre gamba y gamba, con
aire de centinela que vislumbra en la lejanía como se aproximan todas
las naciones indias en son de guerra.(...)
“Tiene razón Pablo Iglesias – proseguía inasequible el separata gambero – hay que crear una alianza anti fascista y blindarse, negándonos a pactar con partidos anticonstitucionales”. (...)
“Ya veis como son estos españoles”, decía un conspicuo tertuliano
separata, asiduo en programas de los medios del régimen y estómago
agradecidísimo, mientras se tomaba un vermú en la mesa de al lado de un
servidor. “Andalucía es la prueba. O mandan los socialistas o el fascismo de VOX, PP, Ciudadanos.
Son la Falange, ¡Mucho ojo!”, sentenciaba, entre gamba y gamba, con
aire de centinela que vislumbra en la lejanía como se aproximan todas
las naciones indias en son de guerra. (...)
“Ya, ya, facha, si usted quiere, pero mire, Puigdemont y
su movimiento separatista tiene como aliados a los principales partidos
fascistas europeos como los separatistas flamencos, la Lega de Matteo Salvini, los de alternativa para Alemania, los de Finlandeses Primero,
en fin, que si ser facha es defender la democracia constitucional y no
admitir golpes de estado por parte de nadie, ahí verá”.
El hombre ha
hinchado de pura indignación sus mofletes de manera similar a Dizzie Gillespie cuando
tocaba la trompeta. Inútil referirles la calidad cromática de aquellos,
teñidos primero de púrpura y luego de bermellón. Congestionado – no sé
si por una gamba atravesada o por su ideología regurgitada -, ha
insistido “¡Feixista, espanyol, botifler,falangista!”.
Me
he encogido de hombros, renunciando a explicarle que no es lo mismo ser
español que fascista, ni fascista que falangista, ni nada de eso con
ser botifler, traidor. El señor en cuestión no
precisaba de un interlocutor, sino de un médico.
Él ha vuelto a sus
gambas y a sus clasificaciones como la de Cuvier y
yo he seguido a lo mío, que es reírme por debajo de la nariz de toda
esa pandilla de aprovechados que solo saben repetir como loros los
mantras que les dictan sus amos. (...)
Si en Cataluña dices que el separatismo es supremacista, racista, sectario, tanto o más corrupto que el PSOE en Andalucía, no tan solo eres fascista, sino que, además, no tienes humanidad ni eres persona. (...)
¿Qué nos está pasando con el fascismo, que lo vemos
asomar por cualquier rendija a la primera de cambio? ¿Hay tantos fachas
como se dice? ¿Existe una pandemia fascista y
no hay vacunas? No se sabe. Lo único empírico es que si VOX ha entrado
de lleno por la puerta grande en el ruedo político es por demérito de
los partidos tradicionales. No es menor el detalle del primer mitin que
celebró, precisamente aquí, en Barcelona, con un llenazo hasta la
bandera.
A la que se presenten en unos comicios autonómicos en Cataluña,
los partidos del detente bala anti fascista pueden llevarse una
sorpresa morrocotuda. Esos mismos que nunca hacen la menor autocrítica,
ni reconocen jamás sus yerros, sus vicios, sus tremendas carencias
intelectuales e incluso humanas. VOX se alimenta de su fracaso y, por
muchas reuniones que hagan en Bruselas o en Tegucigalpa, las cosas no
van a solucionarse ni la formación de Abascal va a desaparecer por
ensalmo.
Los llamados partidos progresistas cometen todos el mismo
error: ven fachas por encima de sus posibilidades. Habría que decirles
que no es el fascismo, sino su propia estupidez, su egoísmo, su
incapacidad para cortar los problemas de raíz antes de que pasen a
mayores lo que propicia soluciones extremas. Hay algo peor que ser de
extrema derecha: ser de extrema estupidez." (Miguel Giménez, Vox Populi, 04/12/18)
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