"El sociólogo Domenico De Masi ha analizado el Movimiento 5 Estrellas, ha
llevado a cabo estudios para el mismo, y ha elogiado su potencial.
Posteriormente, fue el primero en avisarles de que, si entraban en el
gobierno, se los comerían vivos.(...)
Profesor, ¿se ha comido viva la Lega al 5 Estrellas, se han rendido a Salvini también en el asunto Diciotti?
Hay
choques todos los días, pero por ahora no puede cuantificarse su
resultado. En un principio, Salvini tenía un 17 % y Di Maio, un 33 %.
Hoy las cifras se han invertido. Nunca en Italia —acaso nunca en todo el
mundo — ha doblado un partido sus apoyos estando en el gobierno, y en
sólo ocho meses. La tendencia continuará. Salvini es el león que ha
atrapado a la gacela, la tiene presa y se la va comiendo a trocitos.
¿Y qué hará después de su “banquete”?
Salvini
hace exhibición de sus planes. Anda por ahí con uniforme militar. Cita
abiertamente el lenguaje fascista: “Muchos enemigos, mucho honor”.
Umberto Eco elaboró una lista de 14 elementos gracias a los cuales
podemos reconocer la propensión propia al autoritarismo, a lo que es el
“Ur-Fascismo”, el eterno fascismo. Salvini los tiene todos.
Los
elementos que Adorno identifica como parte de la personalidad
autoritaria. Y los que Talcott Parsons delineó también. Por ahora, en
dosis pediátricas. Pero el decreto de seguridad que prohíbe las
reuniones públicas y castiga a los mendigos…otros regímenes fascistas
hicieron exactamente esto después de tomar el poder. Aquí, antes.
¿Estás más cerca Salvini de la toma del poder?
Si
consigue un estupendo resultado en las elecciones europeas —como la
victoria que se le subió a la cabeza a Renzi hace unos años — obligará
al presidente a que escoja: o le nombra primer ministro o habrá
elecciones anticipadas. No continuaría “simplemente” de viceprimer
ministro. En ese punto, ya no haría el trabajo sucio él mismo. No es
casualidad que corteje a grupos como CasaPound [centro social y cultural
del neofascismo en Roma bautizado con el nombre del poeta
norteamericano admirador de Mussolini].
Este “trabajo sucio” ¿significa construir el consenso sobre la piel de los migrantes, como está haciendo ahora?
Estos
episodios son efecto de algo distinto. La causa está en el fenómeno de
que, en Italia, el 35% de los votantes está de acuerdo con él. Salvini
está recurriendo a métodos toscos para lograr este apoyo: mantiene a
inmigrantes en un barco helado, se lleva a los niños de los colegios.
Estas son cosas que no pueden dejar de recordarnos lo que los fascistas
les hacían a los judíos.
Lo que hace Salvini es hablar un lenguaje
concreto. Lo mismo pasa con el lenguaje “vestimentario”, el uso de
uniformes militares. Significa: si tuviera poder, lo utilizaría de forma
militar. Pero esa “forma militar” es la “democracia” de los cuarteles:
en la sociedad civil, eso quiere decir fascismo. También se propone
comunicar a los que están en las fuerzas armadas: preparaos para
apoyarme, soy la persona indicada.
Y el 65 % restante, ¿qué está haciendo?
Ese
es el punto crucial. El fascismo es la mezcla que nos hace cómplices de
aquellos que permiten la toma del poder. Lo he visto en Brasil, que
frecuenta desde hace treinta años. Bolsonaro no lo escondió en absoluto:
dijo en televisión que estaba en contra de la igualdad y a favor de la
tortura, pidió a los estudiantes que grabaran a los profesores que
hablaban de política e informaran de ello. La izquierda razonable y
culta, por no votar al PT, votó en blanco. Millones de votos perdidos.
Hoy Brasil tiene siete ministros militares.
¿Existe riesgo de un escenario así en Italia?
¿De
dónde sacamos la idea de que tenemos anticuerpos? Nos han acunado con
la noción de que hay dos cosas que no podrían pasar nunca: el retorno
del fascismo y el retorno de la guerra. Pero la historia muestra que se
trata en ambos casos de fenómenos recurrentes. Camus escribió que los
gérmenes de la peste no perecen...siguen escondidos en los ataúdes.
Muchos cuestionan, aquí y ahora, el uso de la palabra “fascismo”.
A
diferencia de otros autoritarismos, el fascismo se ha convertido
también en un adjetivo, y se ha utilizado para la España de Franco, para
la dictadura de Argentina, o para la Grecia de los coroneles. Uso este
término para dar nombre a un régimen en el que no se respeta la
Constitución, en el que la voluntad del líder prevalece por encima de
todo lo demás, en el que se castiga a los que disienten, donde hay un
culto de la tradición y de la patria, hay un rechazo de la crítica,
miedo a la diversidad, desprecio a las minorías y machismo. Cada día
estamos más acostumbrados.
¿Y qué hay del 5 Estrellas?
Han sido un bastión.
El M5E…¿un bastión?
Tenue,
pero, con todo, un bastión. Son los únicos con los que Salvini tiene
todavía que negociar. Hoy en día todos los que están a la derecha se van
a pasar a Salvini, y los de la izquierda seguirán dispersos alejados de
las urnas. El Partido Democrático es demasiado lento a la hora de
cambiar, y quizás carezca de la substancia cultural para ser capaz de
hacerlo. Es un partido que parece de izquierdas, pero que a todos los
efectos prácticos es neoliberal, y no atrae a quienes están abandonando
el 5 Estrellas.
¿Está diciendo que el Partido Demócrata no es en absoluto socialista, sino neoliberal?
Renzi
marginó a los sindicatos, recortó los impuestos, mimó al capital
extranjero, abolió el Artículo 18 [del Estatuto de los Trabajadores,
facilitando el despido]. Un orden del día neoliberal.
¿De
modo que existe una base social, un pueblo de izquierdas, pero no hay
izquierda política, no hay partido, no hay punto de referencia?
En
la calle, contra la alcaldesa Raggi en Roma, había gente para la que
una manifestación política no es más que una agitación superficial, sin
consciencia alguna del contexto. ¿No se da cuenta la gente de que, si
cae Raggi, [Georgia] Meloni será su sucesora? ¿O la Lega? No hay
alternativa en Italia.
Renzi ha intentado un plan mortífero para el
Partido Democrático: alejar a la izquierda y atraerse a los
berlusconianos. Ha tenido éxito sólo en lo primero. Hoy resulta difícil
reunir a los progresistas de clase alta y de clase baja. Y decir que
existe un enemigo común. Algo se mueve, pero demasiado lento comparado
con la velocidad con la que va Salvini hacia el poder.
¿Prevé usted una derecha en el poder durante largo tiempo?
A
la izquierda le hará falta mucho tiempo. Las esquirlas de la izquierda
andan esparcidas por doquier, gente explotada con las que la izquierda
no ha hecho pedagogía.
Y así los explotados se alinean con los
explotadores. Marx lo llama “alienación”. Hay una parte de la izquierda
que es lo bastante intelectual como para ser escéptica, pero no lo
bastante como para ser culta. Y será ella la que nos regalará el
fascismo echando a perder su voto. "
(Entrevista a Domenico De Masi
, Sin Permiso, 24/02/2019. Fuente: il manifesto, 30 de enero de 2019)
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