20.3.19

Si no nos ponemos las pilas, puede que en dos o tres décadas, España ocupe el número cincuenta del ranking mundial, es decir: bajaremos 32 puestos y entraremos, por la puerta grande, en el Tercer Mundo

"(...) La economía española, debido a la miopía y avaricia de nuestros dirigentes, se ha basado en dos pilares que nos han dado “una alegría momentánea”, pero que en su vientre llevan el germen de la destrucción del tejido social y, con ello, (lo que avisará el quebrado sonido de los cuernos), el empobrecimiento del país. Estos dos pilares son: el turismo y “el boom del ladrillo”.

El turismo, como dijo una vez Pablo Iglesias, ha convertido a los españoles y españolas en los camareros y camareras de Europa (el líder de Podemos se retractó más tarde de esas palabras porque sentaron mal a la gente), y el “boom del ladrillo”, como bien es sabido, provocó altísimos niveles de abandono escolar y contribuyó a construir “la falsa creencia” de que el obrero podía “ganar más que el ingeniero” y “vivir como un rey”. 

Pero lo que pasó, en realidad, lo explica muy bien la Biblia: “El primogénito vendió lo más valioso que tenía (su futuro) por un plato de lentejas”. Y el trabajador perdió la conciencia de clase social.

A lo anterior debo añadir que nuestros planes de estudios están anquilosados, anticuados y, encima, en algunos predios, bajo la losa de la Iglesia. Hemos entrado con mal pie en el siglo XXI. 

Otros países aprendieron la lección, tras varias crisis económicas, y actualizaron sus escuelas y universidades (Corea del Sur, China, Noruega, Alemania, etc.,) Eso, unido a ingentes inversiones en investigación y desarrollo, sirvió para preparar a su juventud para que tuvieran “un trabajo digno” en el mutante, especulativo y movedizo mercado laboral.

Si no luchamos en serio por cambiar los modelos y moldes que imperan a comienzos de esta Era de la informática, robotización, nanotecnología, y trabajos y empresas virtuales dirigidas por fantasmas, acabará formándose la tormenta perfecta.

 No sería extraño, p. ej. que cambiaran las modas o tendencias globales y que, de repente, la gente deje de ir a España y haga turismo en el Caribe, el Pacífico y otros lugares; y que el cíclico “boom del ladrillo”, nos estalle como una bomba atómica dejando ruinas por doquier.

Actualmente somos la duodécima potencia económica del mundo, pero los expertos vienen avisando desde hace muncho tiempo de que, si no nos ponemos las pilas, puede que en dos o tres décadas, ocupemos el número cincuenta del ranking mundial, es decir: bajaremos 32 puestos y entraremos, por la puerta grande, en el Tercer Mundo. (...)"                     (Javier Cortines , Rebelión, 19/03/19)

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