"(...) No hay que olvidar que si el día 28 vamos a votar es porque el día 13 de febrero de este año PP, Ciudadanos y los independentistas catalanes votaron conjuntamente en contra del proyecto de presupuestos presentado por el PSOE y esto obligó a Sánchez a convocar elecciones
4) Si los independentistas catalanes votaron contra los presupuestos y provocaron la caída del gobierno no es – obviamente
– porque tuvieran pactado con Sánchez “romper España a trozos”, tal y
como dicen PP y Ciudadanos. Esta es la gran mentira de la campaña
electoral.
5) La segunda gran mentira es la del independentismo
catalán. Aparte de que ni la mitad de los catalanes se manifiestan
independentistas – lo que, en pura lógica política, debería zanjar la
cuestión – hay un hecho fundamental : que, a diferencia del Reino Unido o
de Canadá, la Constitución española no permite solventar la
independencia de un territorio del Estado mediante un referéndum como el
que se reclama.
Según nuestra Constitución, la
independencia requeriría una mayoría cualificada en el Congreso y el
Senado de España y un referéndum en el conjunto del Estado. Por
tanto, si la Constitución no permite hacer lo que el procés reclama y el
procés está claro que no tiene la fuerza militar o insurreccional para
violentar la Constitución Española (de hecho, ni siquiera ha tenido la
capacidad de mantener los lazos amarillos de los edificios de la
Generalitat) de qué estamos hablando?
Pues estamos hablando de un
conflicto sin salida del que los independentistas no saben cómo salir y
que, además, le viene de perlas a la derecha para hacer campaña
electoral y mantener cohesionados a sus electores.
6) Si la independencia de Catalunya no es el verdadero
envite, ¿de qué van realmente estas elecciones?. Pues de lo mismo que
en toda Europa. Los efectos de la crisis, especialmente entre las clases
medias, ha provocado una radicalización política que beneficia,
fundamentalmente a la extrema derecha. La pregunta que debemos contestar
es si queremos que España sea como la Italia de Salvini y el Movimiento
cinco estrellas o si queremos ser más parecidos a Portugal.
Dicho de
otra manera: Queremos optar por impulsar políticas sociales, laborales y
ambientales y de asentamiento de los valores democráticos o optamos
porque nos tengan entretenidos con la crispación, la ruptura de los
consensos territoriales y el menoscabo de los derechos de las mujeres y
los colectivos LGTBI… mientras nos meten mano en la cartera de las
pensiones, y los derechos sociales y laborales
7) Que gobierne Casado no es lo mismo que si volviera
Rajoy o incluso que volviera Aznar. Casado es una especie de Aznar al
cuadrado condicionado por Vox que es una especie de neofranquismo sin
Franco. No sé yo si un país con tan poca tradición democrática como
España puede soportar este meneo. A lo peor, cuando queramos dar marcha
atrás, vamos a tardar mucho tiempo antes de reencontrar el camino.
8) En estas circunstancias excepcionales, mi opinión sobre el voto es la siguiente:
a) Para cualquier elector progresista, desde el más
moderado al más radical, creo que quedarse en casa el día 28 de abril es
muy difícil de sostener, incluso desde el punto de vista moral
b) Yo no soy amigo del voto útil “per se” (sólo lo he
practicado una vez en 44 años de vida política) pero, en esta coyuntura
concreta, creo que todos, partidos y electores, tenemos que hacer lo
necesario para impedir que la extrema derecha condicione el gobierno de
España.
c) Sin menoscabar la pluralidad política ni generar un
frente popular para el que no hay condiciones (por razones que sería
prolijo explicar) lamento que los partidos progresistas no hayan sido
capaces de, al menos, establecer acuerdos que demostraran su
sensibilidad sobre los riesgos excepcionales ante los que nos
enfrentamos.
d) En el Senado, por ejemplo, no hay candidaturas
progresistas que yo conozca y al margen del PSOE que puedan tener
representación en esta Cámara. Pero nadie ha hecho el más mínimo gesto
para proponer candidaturas progresistas que aseguraran una mayoría
progresista en el Senado. Esto obliga a los electores progresistas a
votar al PSOE en el Senado o a ejercer un voto testimonial. Yo, por las
razones que antes he explicado, tengo muy claro lo que voy a hacer para
evitar que el tripartito de derechas gobierne el Senado
e) En el Congreso, afortunadamente, las opciones son
mayores y sí que hay la posibilidad de ejercer un voto útil eligiendo
entre varias opciones. Pero también sería un gesto muy de agradecer
que las candidaturas sin opciones reales de obtener representación
hicieran el gesto de – excepcionalmente y demostrando su sensibilidad
ante el envite con el que nos enfrentamos – retiraran en el último
momento sus candidaturas ahí donde no haya posibilidades reales de
obtener representación.
f) Yo vivo en Baleares y, quién haya leído una
reciente entrada de mi blog puede tener la seguridad absoluta de lo que
voy a votar con los criterios que acabo de exponer. Pero, ojo! si
viviera en Madrid, en Asturias o en Valencia mi voto, con toda
probabilidad, sería diferente.
Esta ductilidad me la permite el hecho de ya no estar
afiliado a ningún partido, pero a mí me gustaría volver a afiliarme en
un partido que diera la campanada y, en todos los terrenos (incluído el
electoral), pensara más en los intereses concretos de la gente que en la
lógica partidista tradicional.
Esto sí que sería nuevo y revolucionario" (Grosske, la izquierda unida y más, 11/04/19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario