16.4.19

¿A quién debes votar el día 28 de Abril? Si la independencia de Catalunya no es el verdadero envite, ¿de qué van realmente estas elecciones?. Pues de lo mismo que en toda Europa. Los efectos de la crisis, especialmente entre las clases medias, ha provocado una radicalización política que beneficia, fundamentalmente a la extrema derecha. La pregunta que debemos contestar es si queremos que España sea como la Italia de Salvini y el Movimiento cinco estrellas o si queremos ser más parecidos a Portugal


4) Si los independentistas catalanes votaron contra los presupuestos y provocaron la caída del gobierno no es – obviamente – porque tuvieran pactado con Sánchez “romper España a trozos”, tal y como dicen PP y Ciudadanos. Esta es la gran mentira de la campaña electoral.

5) La segunda gran mentira es la del independentismo catalán. Aparte de que ni la mitad de los catalanes se manifiestan independentistas – lo que, en pura lógica política, debería zanjar la cuestión – hay un hecho fundamental : que, a diferencia del Reino Unido o de Canadá, la Constitución española no permite solventar la independencia de un territorio del Estado mediante un referéndum como el que se reclama. 

Según nuestra Constitución, la independencia requeriría una mayoría cualificada en el Congreso y el Senado de España y un referéndum en el conjunto del Estado. Por tanto, si la Constitución no permite hacer lo que el procés reclama y el procés está claro que no tiene la fuerza militar o insurreccional para violentar la Constitución Española (de hecho, ni siquiera ha tenido la capacidad de mantener los lazos amarillos de los edificios de la Generalitat) de qué estamos hablando?

 Pues estamos hablando de un conflicto sin salida del que los independentistas no saben cómo salir y que, además, le viene de perlas a la derecha para hacer campaña electoral y mantener cohesionados a sus electores.

6) Si la independencia de Catalunya no es el verdadero envite, ¿de qué van realmente estas elecciones?. Pues de lo mismo que en toda Europa. Los efectos de la crisis, especialmente entre las clases medias, ha provocado una radicalización política que beneficia, fundamentalmente a la extrema derecha. La pregunta que debemos contestar es si queremos que España sea como la Italia de Salvini y el Movimiento cinco estrellas o si queremos ser más parecidos a Portugal. 

Dicho de otra manera: Queremos optar por impulsar políticas sociales, laborales y ambientales y de asentamiento de los valores democráticos o optamos porque nos tengan entretenidos con la crispación, la ruptura de los consensos territoriales y el menoscabo de los derechos de las mujeres y los colectivos LGTBI… mientras nos meten mano en la cartera de las pensiones, y los derechos sociales y laborales

7) Que gobierne Casado no es lo mismo que si volviera Rajoy o incluso que volviera Aznar. Casado es una especie de Aznar al cuadrado condicionado por Vox que es una especie de neofranquismo sin Franco. No sé yo si un país con tan poca tradición democrática como España puede soportar este meneo. A lo peor, cuando queramos dar marcha atrás, vamos a tardar mucho tiempo antes de reencontrar el camino.

8) En estas circunstancias excepcionales, mi opinión sobre el voto es la siguiente:

a) Para cualquier elector progresista, desde el más moderado al más radical, creo que quedarse en casa el día 28 de abril es muy difícil de sostener, incluso desde el punto de vista moral

b) Yo no soy amigo del voto útil “per se” (sólo lo he practicado una vez en 44 años de vida política) pero, en esta coyuntura concreta, creo que todos, partidos y electores, tenemos que hacer lo necesario para impedir que la extrema derecha condicione el gobierno de España.

c) Sin menoscabar la pluralidad política ni generar un frente popular para el que no hay condiciones (por razones que sería prolijo explicar) lamento que los partidos progresistas no hayan sido capaces de, al menos, establecer acuerdos que demostraran su sensibilidad sobre los riesgos excepcionales ante los que nos enfrentamos.

d) En el Senado, por ejemplo, no hay candidaturas progresistas que yo conozca y al margen del PSOE que puedan tener representación en esta Cámara. Pero nadie ha hecho el más mínimo gesto para proponer candidaturas progresistas que aseguraran una mayoría progresista en el Senado. Esto obliga a los electores progresistas a votar al PSOE en el Senado o a ejercer un voto testimonial. Yo, por las razones que antes he explicado, tengo muy claro lo que voy a hacer para evitar que el tripartito de derechas gobierne el Senado

e) En el Congreso, afortunadamente, las opciones son mayores y sí que hay la posibilidad de ejercer un voto útil eligiendo entre varias opciones. Pero también sería un gesto muy de agradecer que las candidaturas sin opciones reales de obtener representación hicieran el gesto de – excepcionalmente y demostrando su sensibilidad ante el envite con el que nos enfrentamos – retiraran en el último momento sus candidaturas ahí donde no haya posibilidades reales de obtener representación.

f) Yo vivo en Baleares y, quién haya leído una reciente entrada de mi blog puede tener la seguridad absoluta de lo que voy a votar con los criterios que acabo de exponer. Pero, ojo! si viviera en Madrid, en Asturias o en Valencia mi voto, con toda probabilidad, sería diferente.

Esta ductilidad me la permite el hecho de ya no estar afiliado a ningún partido, pero a mí me gustaría volver a afiliarme en un partido que diera la campanada y, en todos los terrenos (incluído el electoral), pensara más en los intereses concretos de la gente que en la lógica partidista tradicional. 

Esto sí que sería nuevo y revolucionario"               (Grosske, la izquierda unida y más, 11/04/19)

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