"(...) En nuestro país el grado de alerta social ante los
períodos de sequía viene determinado por la posibilidad de que acabe
afectando al abastecimiento urbano, de manera que como ahora sucede si
hay suficiente agua en los embalses la sequía no intimida ni trasciende.
De hecho, las medidas para hacer frente a la escasez
de agua como las que se recogen en los Planes Especiales de Sequía, se
activan especialmente cuando el sistema de indicadores del estado
hidrológico alerta sobre posibles restricciones en el abastecimiento
urbano. Por eso para la mayoría de la población mientras el agua salga
del grifo la sequía es algo que no le atañe. Lo que no debería ser así.
Los datos sobre el estado de las reservas de agua embalsada en España, que son actualizados semanalmente en www.embalses.net
, señalan que actualmente el conjunto de nuestros pantanos esta al 58%
de su capacidad total: diez puntos por debajo de la media de la última
década. (...)
A diferencia de la sequía meteorológica, vinculada a los períodos de
escasez de lluvia, la hidrológica se da cuando los caudales de los ríos,
el nivel de los embalses y la disponibilidad de las aguas subterráneas
caen hasta poner en riesgo el suministro, algo que puede ocurrir meses
después de que deje de llover o no llegar a darse si los períodos de
falta de precipitaciones se salvan con una acertada gestión de las
reservas almacenada. (...)
Los expertos llaman así al déficit de humedad en los
suelos agrícolas o forestales que impide satisfacer las necesidades de
agua de los árboles, las plantas silvestres y los cultivos. Una sequía
que en este caso acaece aunque los embalses contengan el nivel necesario
para que el agua no deje de llegar a los grifos de nuestras casas y por
lo tanto no nos afecte directamente.
Los agricultores se están viendo afectados por una
sequía edáfica de la que no se informa, que no trasciende porque no
vincula a la mayoría de población urbana, pero que amenaza con volver a
causar estragos en el mundo rural: ese mundo que se vacía poco a poco y
en el que la mayoría de sus habitantes todavía están haciendo frente a
los préstamos por los daños causados durante las sequías de 2016 y 2017.
Haríamos bien en estar atentos al avance de esta
situación y abrir los ojos a la realidad en la que se encuentran las
gentes del campo como consecuencia de esa sequía agrícola que más pronto
que tarde se convertirá también en hidrológica. Basta con echar un
vistazo al mapa de precipitaciones del pasado mes de febrero y al de los
tres últimos meses del año hidrológico (que va siempre de octubre a
octubre) para comprobarlo." (José Luis Gallego, La Vanguardia, 20/03/19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario