22.4.19

La sequía está de vuelta: el mundo rural sufre y en la ciudad no se enteran

"(...) En nuestro país el grado de alerta social ante los períodos de sequía viene determinado por la posibilidad de que acabe afectando al abastecimiento urbano, de manera que como ahora sucede si hay suficiente agua en los embalses la sequía no intimida ni trasciende.

De hecho, las medidas para hacer frente a la escasez de agua como las que se recogen en los Planes Especiales de Sequía, se activan especialmente cuando el sistema de indicadores del estado hidrológico alerta sobre posibles restricciones en el abastecimiento urbano. Por eso para la mayoría de la población mientras el agua salga del grifo la sequía es algo que no le atañe. Lo que no debería ser así.

Los datos sobre el estado de las reservas de agua embalsada en España, que son actualizados semanalmente en www.embalses.net , señalan que actualmente el conjunto de nuestros pantanos esta al 58% de su capacidad total: diez puntos por debajo de la media de la última década. (...)

A diferencia de la sequía meteorológica, vinculada a los períodos de escasez de lluvia, la hidrológica se da cuando los caudales de los ríos, el nivel de los embalses y la disponibilidad de las aguas subterráneas caen hasta poner en riesgo el suministro, algo que puede ocurrir meses después de que deje de llover o no llegar a darse si los períodos de falta de precipitaciones se salvan con una acertada gestión de las reservas almacenada. (...)

Los expertos llaman así al déficit de humedad en los suelos agrícolas o forestales que impide satisfacer las necesidades de agua de los árboles, las plantas silvestres y los cultivos. Una sequía que en este caso acaece aunque los embalses contengan el nivel necesario para que el agua no deje de llegar a los grifos de nuestras casas y por lo tanto no nos afecte directamente.

Los agricultores se están viendo afectados por una sequía edáfica de la que no se informa, que no trasciende porque no vincula a la mayoría de población urbana, pero que amenaza con volver a causar estragos en el mundo rural: ese mundo que se vacía poco a poco y en el que la mayoría de sus habitantes todavía están haciendo frente a los préstamos por los daños causados durante las sequías de 2016 y 2017.

Haríamos bien en estar atentos al avance de esta situación y abrir los ojos a la realidad en la que se encuentran las gentes del campo como consecuencia de esa sequía agrícola que más pronto que tarde se convertirá también en hidrológica. Basta con echar un vistazo al mapa de precipitaciones del pasado mes de febrero y al de los tres últimos meses del año hidrológico (que va siempre de octubre a octubre) para comprobarlo."                (José Luis Gallego, La Vanguardia, 20/03/19)

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