"(...) El acuerdo entre PSOE y Podemos debe recalcar, en primer lugar, el
fracaso del consenso económico que rige la economía desde principios de
los 80. Nos encontramos con un sistema roto de gobernanza económica,
denominado "neoliberalismo" que, como explicitan James Montier y Philip Pilkington,
es un proyecto llamado desastre, donde las políticas que prescriben son
profundamente impopulares y disfuncionales. Es un proyecto que
beneficia solo a unos pocos.
En segundo lugar, el nuevo ejecutivo de España debe entender por qué
misterios de la vida el crecimiento económico de España es robusto. Las
claves no son las que detallan los medios de comunicación patrios,
llenos de análisis espurios. Las razones son otras: relajación
presupuestaria; el papel del Banco Central Europeo
en lo que supone la aplicación de algunos de los principios de la
Teoría Monetaria Moderna; y la subida salarial, que no está afectando a
la productividad de las empresas. (...)
Pero vayamos al grano, ¿cuál debería ser el
contenido de un hipotético programa económico de un gobierno de
coalición PSOE-UP? Todas y cada una de las medidas de política económica que se propongan, deberían ir encaminadas aalcanzar el objetivo de pleno empleo mediante un cambio de modelo productivo, alrededor de la economía verde
y de una transición ecológica, y que termine con la pobreza,
desigualdad y miseria que se han ido acumulando en exceso desde 2008.
Este cambio de paradigma debería terminar con una de las hidras surgidas
al albor del Neoliberalismo, la financiarización de la economía
en su conjunto, y que en nuestro país además se mezcló con una
tradición patria antiquísima, la extracción de rentas sin ningún tipo de
control, aspecto que se remonta a los tiempos del Honrado Concejo de la
Mesta.
Pero ¿cómo se puede hacer? Es necesario un New Deal verde
a nivel europeo con fondos públicos masivos. Como mínimo 2 billones de
euros. España por su cuenta no tiene capacidad alguna. Nos jugamos
mucho. Aunque los distintos países de la Unión Europea carecen de
soberanía monetaria, se podría utilizar para ello el balance del Banco
Central.
Y el instrumento básico vinculado al New Deal verde europeo
podría ser el trabajo garantizado (0% desempleo). Dentro de este plan se
pueden incluir diferentes proyectos como, por ejemplo, el Plan Estatal
para la rehabilitación de viviendas vinculado a la eficiencia energética y la accesibilidad. Bajo este esquema no habría dificultad alguna de incrementar paulatinamente el salario mínimo.
Pero este planteamiento contrasta con la propuesta del European New Deal
presentado por la flamante nueva presidenta de la Comisión Europea, Von Der Leyen,
basado en mecanismos de mercado y más impuestos. Siguen sin entender
nada. Son meros parches. ¡Que lean la propuesta y la memoria económica
de Alexandria Ocasio-Cortez! Con las
empresas se cuenta siempre a posteriori, fijándoles desde el gobierno
las líneas políticas de actuación y aquello que se requiere.
La izquierda debería rebelarse contra las
falacias impositivas de la derecha. ¿Puede haber algo más ineficiente
que ayudar a grandes empresas y contribuyentes a vaciar de impuestos las
arcas del Estado, para que, una vez se es ministro subir el IVA y el
IRPF al factor trabajo? Esa es la marca Montoro.
Debemos repensar nuestro sistema fiscal, asumiendo que los impuestos
que pagan las clases más humildes o los pequeños empresarios no se
pueden subir más.
Es necesario, en primer lugar,
diseñar un sistema impositivo que bajo el principio de equidad
redistribuya la riqueza de los más acaudalados a los más pobres sin
castigar la actividad productiva, en definitiva, la creación de riqueza.
Si se diseña adecuadamente daría margen amplio para bajar los impuestos
al factor trabajo, al factor capital, y, sobre todo, permitiría reducir
de manera ostensible ese impuesto tan injusto que se ceba especialmente
sobre los más débiles, el IVA.
Pero para
ello hay que tener voluntad política e ir a por lo que en su momento
denominamos buscadores de renta. La solución ya fue ideada hace más de
100 años por un economista de San Francisco, Henry George. Se trata de establecer un impuesto sobre el valor de la tierra, pero con unos mínimos exentos que libren de pagarlo al 95% de la población.
Segundo, es
necesario introducir un impuesto mínimo para las grandes empresas,
apoyando e impulsando el proyecto de Directiva Accis. Hay que recuperar
ya, y con carácter de mínimos, la capacidad recaudatoria de un tributo
que se ha visto afectada por las maniobras de los grupos multinacionales
encaminadas a situar artificialmente sus beneficios en países de baja tributación.
Las multinacionales deben pagar sus impuestos en los países donde
obtienen los beneficios, siendo necesarias además una serie de
actuaciones inspectoras y modificaciones legales que impidan la
planificación fiscal agresiva en las operaciones interiores de los
grupos empresariales. Para evitar estas maniobras, siguiendo las
propuestas del economista Gabriel Zucman,
autor de “La Riqueza Oculta de las Naciones”, es necesario que los
impuestos se establezcan sobre las ventas, los gastos de personal o las
inversiones en inmovilizado material. De esta forma no se jugarían con los intangibles y los precios de transferencia.
Tercero,
no hay que eliminar el Impuesto de Sucesiones, solo establecer un
mínimo exento del que se beneficie la mayoría de la población, pero no a
los más acaudalados. Reconforta leer los argumentos que ciertos
multimillonarios estadounidenses utilizaron en un manifiesto cuando George W. Bush,
bajo el influjo ideológico en materia económica de los
neoconservadores, quiso eliminar el impuesto de sucesiones en los
Estados Unidos.
En él se decía: "Eliminar el impuesto de sucesiones
sería negativo para nuestra democracia, nuestra economía y nuestra
sociedad... Conduce a una aristocracia de la riqueza que transmitirá a
sus descendientes el control sobre los recursos de la nación. Todo ello basándose en la herencia y no en el mérito".
Bajo
esta reforma tributaria radical aumentaría la actividad productiva, y
habría un margen amplio para bajar los impuestos al factor trabajo, a
las pequeñas y medianas empresas, y, sobre todo, permitiría reducir de manera ostensible ese impuesto tan injusto que se ceba especialmente con los más débiles, el IVA. Todo lo demás, meros parches y tiempo perdido.
El
conjunto de estas propuestas supondría un salto adelante parta nuestro
país, en un momento donde no podemos perder de nuevo el tren de la
historia." (Juan Laborda, Vox Populi, 25/07/19)
1 comentario:
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