18.6.20

“Es difícil de entender que 430 sanitarios de atención primaria cuesten 4,5 millones, y 108 rastreadores de Ferrovial cuesten 18 millones”

"Meritxell Sánchez-Amat es médica y preside el Fòrum Català d’Atenció Primària (FoCAP), que esta semana, con diversas entidades del sector, ha publicado un manifiesto “contra la externalización del rastreo de contactos de Covid-19”. La Generalitat había decidido adjudicar a dedo este servicio, que hasta ahora hacían Atenció Primària y Salut Pública, a una filial de Ferrovial. 

El contrato, millonario y amparado por el estado de alarma, ha sacudido el gobierno y sublevado a los sanitarios hasta el punto de que el Departament de Salut ha dicho que rectificará. Las entidades hablan de menosprecio y desconsideración de las instituciones, pero la queja es más profunda. Sánchez-Amat señala un problema estructural del encaje de la atención primaria en el engranaje sanitario, del valor que le atribuimos como sociedad y del prestigio que le confiere el sistema.


Hasta ahora, el seguimiento de los contactos lo ha gestiona la atención primaria y el servicio de emergencias hospitalarias.


Sí. Nosotros pedimos el nombre de las personas con las que el paciente ha estado en contacto los días antes de tener síntomas. Quienes conviven con ellas, que también suelen ser pacientes nuestros, los asumimos nosotros, y los contactos del puesto de trabajo o similares van a la Agència de Salut Pública. Los contactos por definición no presentan ningún síntoma. Si tienen alguno, les decimos que nos llamen para comunicárnoslo. Y entonces les hacemos la PCR.


¿Qué significaría para los CAP y los hospitales que este rastreo pasara a ser externo?

El lunes, la consejera nos convocó para explicarnos el plan de control de la epidemia en los próximos meses. Nos dijeron que sólo se externaliza el servicio de las personas que hacen las llamadas de seguimiento. Esto no es el rastreo. El rastreo es una función de Salut Pública, compartida con Atenció Primària. Nosotros hacemos la detección de contactos y entonces Salut Pública detecta si hay lugares con muchos casos juntos. Un mapa para ver donde hay brotes. No nos dijeron que subcontratarían esta tarea, sino solamente el seguimiento.


¿Y qué cambiaría si se acabara subcontratando?


Los operadores tendrían una lista de personas a las que llamar pero sin su historial clínico, porque no son sanitarios y hay confidencialidad. No pueden preguntar a los pacientes con los que han estado, ni hacer el estudio de contactos, ni las bajas. Y ya hay personas contratadas por Salut Pública para hacer lo mismo. 

Puedo entender que si hay un brote haya mucho trabajo de llamadas. Pero el trabajo duro es hacer el estudio de los contactos y ver cómo se distribuyen en el mapa. Eso es trabajo de Salut Pública y no lo dejará de hacer. Así, en lugar de destinar dinero a reforzar la atención primaria, que está muy mal, y a Salut Pública, que está peor, lo dan a una empresa externa por dieciocho millones, dicen que condicionados por la evolución de la pandemia.


Dice que el contrato con Ferrovial es un menosprecio a la atención primaria. ¿Por qué cree que Salut prefirió adjudicar la tarea de seguimiento a una empresa y no al servicio público?


Se lo preguntamos y nos dijeron que era la manera de poder hacer y deshacer los contratos que se firmaran a medida que se viera cómo evolucionaba la pandemia. Ahora la enfermedad va bajando, y se necesitan pocas personas para buscar los contactos. Si crece, harán falta más. Si vuelve a bajar, se rescindirán contratos. Y nos han dicho que la única manera de hacerlo es esta. 

Pero, si hay dinero, vale la pena reforzar las estructuras que ya existen y están dañadas, porque de esta manera no cubres la papeleta solo para unos meses, sino que es una inversión a largo plazo.


Durante el pico de la epidemia se cerraron varios centros de atención primaria para enviar refuerzos a los hospitales ¿Fue una buena decisión?


No. Fue una decisión fatal. Una muy mala decisión que, por suerte, en muchos lugares se detuvo gracias a la movilización de los profesionales y de algunos ayuntamientos. Esto muestra el gran desconocimiento de la labor que hace la atención primaria. Tienes una emergencia sanitaria y necesitas profesionales, y en vez de hablar con los equipos y las gerencias de atención primaria y preguntarles como piensan que se puede organizar, dicen, “hala, os cerramos y os enviamos a otros sitios”.


Pero no lo consiguieron en todas partes...


En Barcelona, por ejemplo, se dijo que no se querían cerrar los CAP y asumimos todo lo que hacía falta sin cerrar. La atención primaria sabe qué trabajo debe hacer y prioriza aquella que es importante. En lugar de redistribuirnos, decidnos qué hay que hacer y nosotros haremos nuestro trabajo. Por un lado, sientes que te infantilizan. Y por otro piensas: “¿Nos cierran porque creen que no estamos haciendo nada?” Y mientras tanto, vas haciendo seguimientos por teléfono, a domicilio, en las residencias, atendiendo pacientes que no son de Covid-19 ... Si sabes que esto es un buen servicio, que saca mucho trabajo, no lo debes cerrar. A posteriori, los directores de los hospitales del Institut Catalá de la Salut hicieron una carta reconociendo la tarea desarrollada. (...)

Lo que mejora más la salud de la población no es tampoco la atención primaria, es que la gente tenga trabajo y, en su defecto, que tenga dinero para pagarse la comida y la vivienda. Lo que hace enfermar más es la pobreza. Aparte de estos factores, el papel del sistema sanitario sólo influye en un 10% en la salud de la población. Y en este porcentaje tan pequeño, lo que influye más es la atención primaria. Pero esto es tan etéreo, tan difícil de reflejar en un titular, o en una serie, o en una película, que no vende.(...)

El 80% de la atención primaria la gestiona públicamente el Institut Catalá de la Salut; el otro 20%, entre consorcios y otras fórmulas. Este dinero es cautivo: sale del presupuesto de la Generalitat y va a las nóminas, las infraestructuras .... Está muy controlado. Si quieres formar parte del juego del reparto del pastel, tienes que tener una función. Por ello se fragmenta la atención primaria, es decir, la atención a las personas. Como los publicistas: ¿cómo podemos vender más juguetes? Pues haciéndolos de niños y de niñas. Tendremos más cuota de mercado y aumentaremos las ventas.


¿Y eso cómo se aplica en la atención a las personas?


Dicen: de las personas con cuidados paliativos, que se cuiden unas unidades específicas, la gestión de las cuales daremos a no sé quién. A nadie más le interesa que los cuidados paliativos no las haga la atención primaria. O bien: haremos una unidad de atención a los enfermos crónicos. 

Los ha estado atendiendo la atención primaria desde siempre, pero resulta que no lo hacemos bien, que ya se dará la gestión a alguna entidad externa que ingresará un dinero para hacerlo. Igual con la atención domiciliaria. Si te encuentras mal, que te atienda tu médico, ¿no? O alguien del equipo, que sepa cómo funciona todo. Pues no, tratan de hacer unidades que se cuiden de ello, hasta que termine siendo un servicio fácil de externalizar.


Con este sistema, a lo largo de la vida, muchos profesionales diferentes se cuidan de una sola persona


Aquí no hay acumulación de conocimiento. No hay vínculo. Y los estudios dicen que es justamente el vínculo lo que mejora la salud. Que te atiendan siempre médicos diferentes hace crecer la mortalidad. 

Esto está escrito. ¿Por qué no hacemos un sistema que, en la medida de lo posible, permita que el mismo médico te atienda toda la vida? ¿Por qué vamos haciendo inventos? Dicen que tenemos mucho trabajo. Y en lugar de darnos recursos para hacerlo bien, dan trabajo a otro. Pues dame recursos y ya lo haré yo. Y sácame el trabajo absurdo que me obligas a hacer."             

(Entrevista a Meritxell Sánchez-Amat, médica y preside el Fòrum Català d’Atenció Primària (FoCAP), Ot Bou Costa, Viento Sur, 13/06/20 , fuente: Vilaweb)

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