"La violencia se desencadenó en numerosas ciudades a lo largo y ancho de Estados Unidos
tras la muerte de un hombre negro, George Floyd, al que se pudo ver en
un vídeo tratando desesperadamente de respirar mientras un policía
blanco, Derek Chauvin, le clavaba la rodilla en el cuello contra el
suelo.
Estos disturbios suponen un enorme reto tanto para el presidente
Donald Trump, como para el exvicepresidente Joe Biden, que están a punto
de empezar sus respectivas campañas para las elecciones del 3 de
noviembre. (...)
El COVID-19 y Minneapolis bien pueden convertirse en los ejes de la
próxima campaña. Los detractores de Trump han arremetido contra su
gestión en ambos asuntos, y se preguntan si tiene capacidad para dirigir
eficazmente al país en tiempos de crisis. Y aún así, quizá nada de esto le perjudique en su carrera a la reelección.
Como líder actualmente al mando, no hay duda de que en este momento
es Trump el que se enfrenta a los retos más inmediatos. Desde los
tiempos de Franklin Roosevelt y de la Segunda Guerra Mundial ningún otro
presidente de Estados Unidos había tenido que gestionar la muerte de
tantos ciudadanos por una única causa.
Las potencias del Eje y la COVID-19 no son comparables, pero las
presidencias se miden por su capacidad de enfrentarse a este tipo de
enemigos. Ahora que la pandemia ya ha provocado más de 100.000 muertes
en Estados Unidos, el futuro político de Trump estará inevitablemente
unido al de su propia imagen pública, que aunque muy oscilante, todavía
cotiza al alza.
Y lo que es peor: las protestas de Minneapolis están mostrando que el
tejido social del país, ya de por sí muy precario, se está desgarrando
por las consecuencias de los confinamientos provocados por el COVID-19.
Los estadounidenses no se han unido para combatir el virus. En lugar
de ello, han permitido que la catástrofe sanitaria intensifique las
divisiones raciales, económicas, regionales e ideológicas.
Trump, por supuesto, a menudo ha tratado de sacar provecho de esas
divisiones. Pero la magnitud y gravedad de estas dos crisis que ahora ha
de afrontar le pondrán en grandes dificultades. Desde muchos puntos de
vista, la suya es una presidencia en crisis.
Pero aún así…
…Trump, que como candidato resulta feroz, encontrará el modo de usar
estas dos tragedias en su propio beneficio y (lo que es más importante)
para complicarle las cosas a su rival.
Para los poco enterados, Trump no creó el coronavirus. Y seguirá insistiendo en que quien lo hizo fue su gran adversario geoestratégico, el Partido Comunista chino.
Además, su presidencia no es la primera en quedar marcada por los disturbios en numerosas ciudades del país. (...)
Lo que Trump puede hacer para culpar a los demócratas por Minneapolis
Afortunadamente para Trump, Minneapolis es una ciudad
mayoritariamente demócrata en un estado que suele apoyar a este mismo
partido. De este modo, centrará su campaña en destacar el fracaso de los
líderes demócratas locales a la hora de dar respuesta a las necesidades
de los votantes negros.
Trump sostendrá que décadas de políticas demócratas en Minnesota (en
donde se incluyen los ocho años de la Administración Obama) han
convertido a Minneapolis en una de las ciudades con mayores diferencias raciales del país.
¿Qué pierdes por probar algo nuevo, algo como Trump?
El presidente repetirá este mantra durante los próximos meses.
Sin duda también le ayudará el hecho de que el apoyo de los votantes
republicanos nunca ha flaqueado, por más excéntrico que fuera su
comportamiento.
Por qué este momento es peligroso para Biden
Biden debería ser capaz de convencer a los estadounidenses de que él es el líder más eficaz para un momento como este.
Pero se trata de algo que aún no se ha reflejado en las encuestas,
que de cara a las elecciones continúan dándole a los demócratas sólo una ligera ventaja frente a Trump.
El otro problema es que el Partido Demócrata sigue sin ser capaz de
dar un mensaje unitario, y hasta ahora Biden no ha demostrado ser capaz
de solucionar esta cuestión.
Además, tradicionalmente las campañas electorales han sido una fuente de divisiones en el partido de Biden. (...)
Ahora el reto de Biden consiste en lograr mantener la lealtad del voto
afroamericano y evitar cargar con la responsabilidad de los fracasos
socioeconómicos que han provocado las políticas demócratas en ciudades
como Minneapolis. (...)
Estados Unidos afronta los meses finales de la campaña de 2020 en una
situación de desesperanza y abandono. Tiene que elegir entre continuar
con el líder ventajista en el poder u optar por un aspirante que no
termina de enterarse de las cosas. (...)"
(
. Associate Professor in American Politics, University of Melbourne. The Conversation, 01/06/20)
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