"Todo parece indicar que se avecina un fuerte estallido en el sistema
financiero mundial que meterá al mundo en una de las más severas
depresiones, incluso superior a la sufrida después de la Primera Guerra
Mundial, conocida como la Gran Depresión de 1929.
Los países del norte parecen estar de acuerdo en emitir toda la deuda
que sea necesaria para apoyar a sus ciudadanos con cantidades
mensuales en diversas modalidades, desde seguro de desempleo hasta
rentas mínimas vitales; facilitar préstamos avalados por los gobiernos
para ayudar a que sobrevivan las pymes; destinar grandes sumas de dinero
para apoyar a sectores industriales (automotriz, aeronáutico, ventas al
detalle y un gran etcétera); apoyar con grandes compras de acciones,
bonos y papel comercial para evitar el desplome de los mercados.
Incluso, se está dispuesto a que los gobiernos adquieran temporalmente
las acciones de grandes empresas para salvarlas o para evitar que caigan
bajo el control de inversionistas extranjeros.
Esto implicará que en los próximos 5 años el mundo pasará de 255
billones de dólares de deuda a unos 325 (irá de algo más de 3 veces el
PIB mundial a algo más de 4 veces), un monto de deuda nunca antes visto
que sin duda hipoteca el futuro y, en el mejor de los casos, ayuda a
resolver la emergencia en los países ricos pero no impide el riesgo de
estallido del sistema financiero tal cual lo conocemos ahora.
¿Qué puede ocasionar el estallido? Claramente tres riesgos inminentes:
1.— La incapacidad de los países en vías de desarrollo de pagar sus
deudas y de contratar más para apoyar a sus ciudadanos y su economía
(como lo están haciendo los países ricos).(...)
2.— La enorme deuda corporativa de las grandes empresas americanas.
Hoy deben alrededor de 18 billones de dólares que usaron básicamente
para darse dividendos y recomprar sus propias acciones. La caída en las
ventas de sus negocios, la necesidad de reestructurar sus operaciones a
la nueva lógica del mercado y los costos asociados a la crisis actual
harán que el valor de las empresas caiga (menos ventas, menos
utilidades, menos valor a los mismos múltiplos, ya de por sí elevados) y
esto ocasionará que las garantías otorgadas se deban ampliar o los
acreedores deberán liquidarlas.
Los mercados de valores concentran hoy
gran parte del ahorro mundial y una percepción de que las empresas
sufrirán descalabros (que lo más probable es que así sea por la crisis)
podría ocasionar una estampida hacia bonos del tesoro americano (casi el
único refugio disponible para ese tamaño de liquidez buscando
resguardo), generando grandes pérdidas a bancos e inversionistas y
restringiendo la liquidez en el sistema económico mundial.
3.— El descalabro en los bancos que hoy mantienen una posición bastante elevada de CLO (collateralized loan obligation) que siguen la misma estructura que los tristemente famosos CDO (collateralized debt obligation)
que sirvieron para empaquetar hipotecas buenas y malas y terminaron por
colapsar el mercado inmobiliario americano y arrastrar a grandes bancos
(Lehman Brothers), obligándoles a fusionarse y causando lo que ahora se
conoce como la Gran Recesión de 2010. (...)
Estos CLOs no son otra cosa que préstamos a empresas (buenos,
regulares y malos) empaquetados por capas para engañar a las
calificadoras de riesgo y hacerles creer que el riesgo de impago es muy
bajo, y así hacer creer a su vez a los mercados que los bancos se han
desecho de créditos otorgados a empresas, vendiendo el riesgo y
liberando capacidad para seguir prestando. La misma bicicleta de hace
diez años pero en vez de ladrillos ahora la garantía es la capacidad de
pago de una empresa. Es decir: nada.
Pensemos por un momento qué pasa en la economía familiar cuando el
ingreso de todos los miembros que trabajan y contribuyen, de pronto y
por la crisis, baja a, digamos, la mitad.
Imaginemos además, que esta familia debe, entre hipotecas, bienes
duraderos y tarjetas de crédito, un 50% del ingreso anual acumulado de
los miembros de la familia que trabajan (por decir un monto conservador y
bastante normal). ¿Qué pasará con las finanzas de esa familia?
Seguramente no podrá pagar, tendrá que vender bienes, perderá el crédito
y tendrá que ahorrar mucho, quitando todo aquello que no es esencial.
Esto que es tan sencillo de comprender, traducido a la enorme
complejidad de los mercados financieros, operados ya por algoritmos que
ejecutan órdenes de compra y venta, apalancados con contratos
estructurados que apuestan a que tasas, índices y precios se muevan en
uno u otro sentido, se puede traducir en una venta masiva de bonos y
acciones que puede acabar colapsando empresas y bancos y borrando el
ahorro de personas que han invertido sus fondos de pensiones y retiro
allí.
¿Hay algo que podamos hacer? Como individuos, cuidar la liquidez y no
apostar a las exuberancias de los mercados. Como país, asegurar que las
deudas están bien refinanciadas, las líneas de crédito, vigentes, y que
se cuenta con la liquidez necesaria para apoyar a ciudadanos y empresas
en la medida que el juicio y criterio del gobierno de cada país lo
considere pertinente.
Y como comunidad mundial, nos queda darnos cuenta una vez más y por
enésima vez que estos cabrones no aprenden y no les importa: sólo nos
invitan a los velorios porque sus fiestas son exclusivas y privadas." (Bernardo Domínguez, Alternativas Económicas, 19/06/20)
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