"Los gasoductos Power of Siberia, que transportan gas natural desde Rusia
a China, volvieron a ser noticia esta semana, al igual que el
desafortunado gasoducto Nord Stream, su homólogo ruso-europeo.
En primer lugar, se anunció que el proyecto Power of Siberia 2 se
completará este año. Cuando esté operativo, el nuevo gasoducto aumentará
el suministro transsiberiano existente a China, lo que elevará el
suministro total de gas desde Rusia a 100 mil millones de metros cúbicos
por año.
Esa impresionante cifra de suministro de gas es significativa. Durante
no mucho tiempo se proyectó que los gasoductos Nord Stream 1 y 2
tendrían una capacidad combinada para suministrar 100 bcm a Europa.
Lamentablemente, ese proyecto energético fue saboteado en septiembre de
2022 cuando los gasoductos volaron en el lecho marino del Báltico. El
veterano periodista de investigación Seymour Hersh y otros escritores
han proporcionado el relato más convincente del sabotaje. Fue llevado a
cabo por militares estadounidenses y agentes de la CIA con la aprobación
del presidente Joe Biden. Vea nuestro editorial semanal publicado el 30
de septiembre de 2022, días después del incidente en el que describimos
pruebas contundentes que inculpan a Washington.
Fue un acto audaz de terrorismo de Estado
internacional llevado a cabo por los estadounidenses para destruir el
comercio energético que existía desde hacía décadas entre Rusia y
Europa. En particular, la capacidad económica de posguerra de Alemania
se basaba en hidrocarburos rusos relativamente baratos y abundantes.
Ahora, Estados Unidos ha intervenido como proveedor de gas natural
licuado (GNL), mucho más caro, para Europa.
Increíblemente, los países europeos no han llevado a cabo ninguna
investigación seria para encontrar al culpable. Rusia, que era el
principal propietario del proyecto multimillonario, ha ofrecido cooperar
con los países europeos para investigar la explosión, pero todas las
ofertas de Moscú han sido rechazadas.
Difícilmente se podría inventar esta farsa criminal. Durante años, los
estadounidenses se quejaron con envidia de que Rusia fuera el proveedor
estratégico de energía para Europa. Con la escalada de la guerra por
delegación contra Rusia en Ucrania en febrero de 2022, los
estadounidenses y sus lacayos europeos de la OTAN tuvieron un pretexto
conveniente para hacer estallar los oleoductos del Nord Stream.
El resultado neto es que la economía alemana –que en su día fue el motor
de la Unión Europea– se ha visto arrastrada al borde de la recesión
debido a la pérdida de su vital aporte energético proveniente de Rusia, y
sus famosas industrias orientadas a la exportación ya no son
competitivas.
Sin embargo, a pesar de este flagrante crimen, las instituciones
políticas de Alemania y otros países directamente afectados por el
vandalismo en el Nord Stream –Suecia y Dinamarca– siguen en deuda
patética con Washington. Dos años después de una enorme transgresión
contra Europa y Rusia por parte del culpable obvio, las autoridades
europeas han disimulado y han demorado.
La semana pasada, Alemania emitió una orden de arresto contra un buzo
ucraniano que, según afirma, participó en el ataque submarino. Se trata
de una variante de las afirmaciones anteriores de los medios
estadounidenses de que el sabotaje del Nord Stream fue llevado a cabo
por agentes ucranianos. Esta versión es absurda y una distracción
evidente de la historia real. Es imposible que una operación tan difícil
pudiera haber sido realizada por un grupo de aficionados. El sabotaje
del Nord Stream requería la experiencia de un Estado. Los
estadounidenses también tenían un motivo imperativo: abrirse paso a la
fuerza en el lucrativo mercado energético europeo.
Todo esto es una tragicomedia. Los servicios justos y ventajosos de
Rusia han sido perversamente despreciados por los europeos bajo el
hechizo maligno de los supervisores estadounidenses. Los gobiernos y los
medios de comunicación europeos ni siquiera pueden reunir el coraje o
la independencia para realizar una investigación adecuada sobre la
destrucción gratuita de sus economías.
Sin embargo, Rusia no se ha visto disuadida ni debilitada. Al contrario
de Alemania y otros estados europeos afectados por la recesión, Rusia
está creciendo a un ritmo sólido. Gran parte de los beneficios se
derivan del comercio energético ruso que ahora se dirige a Asia.
China está ganando lo que Europa perdió. Los proyectos en expansión de Power of Siberia representan la pérdida de Nord Stream.
La estupidez de la clase política europea es asombrosa. Al seguir
servilmente la política hegemónica estadounidense, que busca su propio
beneficio, los europeos han alimentado una guerra en Ucrania, la mayor
guerra en el continente desde la Segunda Guerra Mundial. Este conflicto
amenaza con devastar a la Unión Europea.
Los estúpidos dirigentes europeos han disparado en el pie a sus países.
En lugar de abrazar una asociación mutua con Rusia, han optado por la
agenda estadounidense de confrontación, por la que están pagando caro su
ruina económica y política.
Los ciudadanos europeos saben que sus intereses han sido traicionados
por líderes elitistas endeudados con los señores estadounidenses.
Hay una sensación tangible de justicia poética. Los recursos energéticos
estratégicos de Rusia –los más prodigiosos del planeta– están
alimentando la expansión de un gigante económico euroasiático y el
paradigma multipolar, lo que está acelerando la desaparición del dominio
unipolar occidental.
Los estadounidenses y los europeos se preocupan por el ascenso de China y
Eurasia y por su incapacidad para competir económicamente. Gran parte
de la decadencia de Occidente se debe a su propio juego sucio y
duplicidad.
La historia de dos oleoductos, el Power of Siberia y el Nord Stream, dice mucho."
( Editorial Strategic Culture , Jaque al neoliberalismo, 25/08/24)
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