28.8.24

Enric Juliana: entreveo una posible convergencia táctica entre Junts y el Partido Popular... La amnistía supone ‘todos dentro’. Una inédita normalización de la política española. Todas las fuerzas con raigambre social están hoy presentes en el Parlamento y operarán libremente. Pueden reaparecer convergencias que fueron posibles anteayer y que se rompieron... El PP y Junts no tienen diferencias insalvables en materia económica y social. ¿Qué puede ocurrir? PP y Junts podrían pactar discretamente cómo poner punto final a la legislatura española para propiciar nuevas elecciones. Hace unos meses, en Bruselas, Puigdemont le dijo a Manfred Weber [presidente del PP europeo] que él no se iba a casar con los socialistas y que en un momento dado podría pactar una moción de censura con el PP para convocar elecciones

 "(...) Habrá más pactos. En estos momentos, en medio de la bruma, entreveo una posible convergencia táctica entre Junts y el Partido Popular.

¿Junts y PP? Esto no estaba en el guion.

La amnistía supone ‘todos dentro’. Una inédita normalización de la política española. Todas las fuerzas con raigambre social están hoy presentes en el Parlamento y operarán libremente. Pueden reaparecer convergencias que fueron posibles anteayer y que se rompieron. Creo que la palabra convergencia viene muy al caso. El PP y Junts no tienen diferencias insalvables en materia económica y social. ¿Qué puede ocurrir? De entrada, en la fase electoral que se abre ahora en Catalunya, un fuerte protagonismo de Carles Puigdemont no le vendría nada mal al Partido Popular. Más adelante, PP y Junts podrían pactar discretamente cómo poner punto final a la legislatura española para propiciar nuevas elecciones. Hace unos meses, en Bruselas, Puigdemont le dijo a Manfred Weber [presidente del PP europeo] que él no se iba a casar con los socialistas y que en un momento dado podría pactar una moción de censura con el PP para convocar elecciones. Durante la reciente campaña gallega, “altas fuentes” del PP explicaron a un grupo de periodistas que podrían estar dispuestos a conceder un indulto a Puigdemont, con condiciones. Estaban enviando señales entre la niebla: “Con nosotros también se podría pactar”. Estoy convencido de que hay abiertas vías de comunicación entre Junts y el PP, lo cual no nos debiera sorprender puesto que la amnistía significa todos dentro.    

 Así pues, la furia en este país tiene mucho de impostada

Una de las cosas que he aprendido estos veinte años en Madrid es que la dramatización es una táctica de ataque muy española. Si todo es un drama, la gente tiende a inhibirse. El miedo paraliza. Hay drama impostado por arriba y explosiones de ira por abajo. La gente se está alejando de la política y no se sabe por dónde saldrá el malestar. Quizás las elecciones catalanas nos digan algo al respecto. Fijémonos en Portugal, país mucho menos furioso que España. Acabamos de ver una explosión de ira portuguesa. Los números macroeconómicos de Portugal son tan buenos como los de España pero, como ocurre aquí, hay mucha gente a la que no le llega para pagar el alquiler y los alimentos.

La izquierda está pasando apuros.

Bueno, yo diría que a la izquierda no le ha ido tan mal en la península Ibérica. Desde la muerte de Franco, el partido que ha gobernado más años en España es el PSOE, primero en solitario, ahora en coalición. La actual fórmula de Gobierno en España es única en Europa: socialistas más una izquierda con antiguos vínculos con el Partido Comunista. Yolanda Díaz es heredera del eurocomunismo de la transición.

Y más a la izquierda queda Podemos. El libro presta atención a Podemos.

Digamos que no me he dedicado a insultarlos, como han hecho no pocos periodistas en este país. Podemos introdujo una descarga eléctrica y uno de sus efectos fue salvar al Partido Socialista, que iba camino de la ruina. Esa descarga perseguía superar electoralmente al PSOE, pero consiguió el efecto contrario. El Partido Socialista se vio obligado a espabilar y ahí estaba Pedro Sánchez.

 Sobre Sánchez, en un pasaje leemos: “Nunca ha sido un izquierdista. Sánchez posee una fuerte voluntad de poder. Sánchez es un pragmático radical”.

Pedro Sánchez nunca ha sido el ala izquierda del PSOE. Creo que entendió el momento 2014/2015, de fuerte impugnación del sistema político español. El ‘no es no’ a la investidura de Mariano Rajoy obedecía a esa visión: los jóvenes se habían ido con Podemos y el PSOE debía recuperarlos. No quería pactar con Podemos, quería evitar el sorpasso . En 2019 pactó con ellos porque no tenía otro remedio. Un pragmático.

¿Hacía donde va el país del pacto y la furia?

De inmediato, el Gobierno de España deberá decidir qué hace con los reclamos cada vez más insistentes para redoblar el apoyo militar a Ucrania e ir a un mayor gasto en defensa ante un cuadro de tensión con Rusia de larga duración y un posible retorno de Donald Trump a la Casa Blanca. El momento estelar de Sánchez fue la negociación de los pactos de recuperación europeos en plena pandemia. ¿Será posible mantener la actual mayoría parlamentaria bajo la égida del rearme europeo? Esta es la pregunta. Aunque no lo parezca, las elecciones catalanas también deberán responder a esa pregunta. Viene un cambio de rasante. (...)"                 (Entrevista a Enric Juliana, Jaume V. Aroca , La Vanguardia, 16/03/24)

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