"Es oficial. El fascismo neoliberal se ha vuelto dominante en Estados
Unidos. Ésta es la única conclusión racional que se puede sacar de la
victoria decisiva de Trump en las elecciones de 2024. De hecho, la
histórica victoria de Trump (que incluye llevar al Partido Republicano a
una mayoría mayor de lo esperado en el Senado y potencialmente a
controlar la Cámara de Representantes) ha cambiado la naturaleza del
Partido Republicano y ha desplazado el centro de gravedad de la política
estadounidense en un mundo tan... de manera tan demoledora que ha
llevado al colapso real del Partido Demócrata.
El fascismo neoliberal es ahora la orientación político-ideológica
dominante en Estados Unidos y sus funestas consecuencias sin duda se
sentirán en los años venideros tanto dentro del país como en todo el
mundo. En este contexto, la formación de un frente único contra el
fascismo es más importante y urgente que nunca.
Bajo el liderazgo de Donald Trump, ha nacido un
movimiento político que abarca diferentes coaliciones importantes
(votantes de la clase trabajadora, mujeres [cuya proporción de apoyo a
Trump, irónicamente, aumentó en 2 puntos porcentuales desde las últimas
elecciones], fundamentalistas cristianos , minorías [votantes negros,
hispanos, asiáticos] y jóvenes [aunque en gran medida blancos y
conservadores], y los ultrarricos), todos los cuales se han sentido
atraídos por el lema “Estados Unidos primero”.
Por lo tanto, los seguidores del movimiento de Trump aparentemente están
entusiasmados con la idea de asistir a la reestructuración radical del
gobierno federal (la reducción de las agencias gubernamentales
acompañada de la ampliación de los poderes de la presidencia) y la
represalia a los enemigos políticos del gran líder; aparentemente están a
favor de hacer retroceder los derechos civiles y humanos y de aprobar
una política de “ley y orden” que incluye, entre otras cosas,
militarizar a la policía y llevar a cabo un plan militarista para
deportar a millones de inmigrantes indocumentados y prohibir las
ciudades santuario; aparentemente apoyan una agenda política que apunta
al cambio climático y restringe las medidas que protegen el medio
ambiente; y aparentemente aprueban aranceles masivos sobre todas las
importaciones como herramienta de competencia económica y recortes de
impuestos en beneficio de los ricos.
El Partido Republicano es ahora el partido de Trump y es fascista.
Siempre fue una falacia por parte de muchos demócratas pensar que los
republicanos del MAGA eran una minoría dentro del Partido Republicano.
Kamala Harris demostró todo menos astucia política al perseguir a los
republicanos vacilantes, cambiar de opinión en cuestiones clave e
ignorar las necesidades de la clase trabajadora. Por lo tanto, como
acertadamente lo expresó Bernie Sanders: “No debería sorprender que un
Partido Demócrata que ha abandonado a la clase trabajadora descubra que
la clase trabajadora los ha abandonado”.
Los demócratas deberían haber aprendido de los errores de los partidos
socialdemócratas en Europa, que abandonaron a la clase trabajadora y
posteriormente abrieron la puerta a líderes populistas autoritarios que
prometieron a los votantes hartos de las políticas neoliberales un
regreso a una “edad de oro” de independencia económica, Identidad y
valores sociales tradicionales. Pero no lo hicieron porque los
demócratas se han convertido en el partido de Wall Street y de las
celebridades de la jet-set.
La pregunta que ahora enfrentan las fuerzas progresistas y radicales en
Estados Unidos es qué hacer a continuación. Las cuestiones sobre la
identidad, la visión y la estrategia políticas deberían dominar los
debates públicos en las próximas semanas y meses. Se debe formar un
frente unido contra Trump para limitar el alcance de sus planes
fascistas neoliberales. Tal como están las cosas, prácticamente no hay
controles sobre Trump en su segundo mandato. Y llega al cargo armado con
un fallo de la Corte Suprema que otorga al presidente inmunidad
procesal por actos criminales cometidos mientras estaba en el cargo.
Se avecinan tiempos oscuros. Muchos de los que votaron por Trump
llegarán a arrepentirse de su elección, pero eso ahora es de poco
consuelo para el resto de la sociedad. Ahora nos corresponde al resto de
nosotros involucrarnos cada vez más apasionadamente en proyectos
pedagógicos y luchas políticas que construirían muros de resistencia
contra una toma fascista del poder en Estados Unidos. La amenaza
fascista es real y el Partido Demócrata tiene gran responsabilidad por
la inminente desaparición de la democracia.
El país necesita una nueva visión y una nueva política. Se necesita
urgentemente una poderosa respuesta política popular y de masas. Puede
suceder. Debe suceder. Ahora es el momento de organizarnos de una manera
mucho más seria y eficaz."
( C.J. Polychroniou, Jaque al neoliberalismo, 10/11/24, fuente Common Dreams)
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