16.12.24

El régimen de la familia Assad, sostenido por la fuerza, estaba destinado al colapso y las luchas intestinas entre las diversas milicias armadas pueden producir ahora una situación no muy diferente a la de Afganistán... El régimen perdió apoyo en las zonas rurales, especialmente tras las políticas neoliberales adoptadas por el régimen para apaciguar a las potencias occidentales. En los primeros años, el régimen baasista defendió a campesinos y trabajadores, pero eso no duró... El apoyo a los grupos de resistencia trajo consigo sanciones y recriminaciones por parte de Occidente e Israel, y las sanciones, por lo general, castigaban al pueblo sirio y no a los secuaces del régimen... La corrupción creció y se amplió entre la élite gobernante y no hizo más que empeorar en los últimos años con la proliferación del tráfico ilegal de drogas y la prostitución que, según se dice, dirigen Maher Al-Assad, hermano y secuaz de Bashshar... Es poco probable que el sufrimiento del pueblo sirio termine pronto, y las luchas intestinas entre las diversas milicias armadas pueden dar lugar a una situación parecida a la de Afganistán... El régimen que Estados Unidos estableció en Afganistán en 2001 era tan repugnante que el pueblo afgano prefería a los talibanes. Los habitantes de Libia e Irak recuerdan ahora con cariño el gobierno de los regímenes anteriores ( As`ad AbuKhalil , profesor libanés-estadounidense, Un. California)

 "Este momento de la historia siria era inevitable: el régimen de Hafiz (Hafiz) al-Assad y de su hijo Bashshar al-Assad estaba destinado al colapso. Ya no existe.

El gobierno del Partido Baaz en el mundo árabe, que ahora también ha desaparecido, ha demostrado ser una experiencia abismal en la tiranía árabe. Existen diversas tiranías árabes, la mayoría de las cuales han sido favorables a la alianza occidental y a Israel. Por ejemplo, los acuerdos de normalización con Israel a instancias de Washington, que requieren la consolidación y expansión del orden despótico árabe.

El pueblo sirio ha vivido muchas décadas bajo el dominio de la dinastía Assad. ¿Cómo es posible que un partido que se fundó sobre los principios de la unidad árabe, el socialismo y la liberación de Palestina acabara convirtiéndose en un régimen basado en minorías (especialmente en el periodo de Hafiz, pero también de su hijo) que sembró divisiones y fragmentación en Siria y en el mundo árabe?

¿Cómo pudo un partido republicano fundado en ideas de modernidad establecer una dinastía familiar republicana, en la que el hijo hereda la presidencia de su padre? Fue una dinastía que sólo consiguió mantener su dominio mediante el despliegue de pura fuerza bruta. No se consultó al pueblo sirio sobre la sucesión dinástica, y hubo que modificar la Constitución siria cuando Hafiz murió en 2000 porque su hijo era demasiado joven para ser presidente.

El padre

Hafiz Al-Assad había desempeñado un papel decisivo en el gobierno de Siria desde 1963 (siete años antes de dar el golpe de Estado que le convirtió en líder indiscutible de Siria), cuando formaba parte de la camarilla militar conspiradora que más tarde se haría con el control de la rama siria del Partido Baaz y del gobierno de Siria.

Hafiz formaba parte de la camarilla militar baasista que se hizo con el poder en 1966, pero Salah Jadid era el hombre al mando (y estaba enemistado con Hafiz, su ministro de Defensa. A diferencia de Hafiz, Jadid tenía principios a pesar de ser un dictador despiadado como sus compañeros.

Jadid creía en la guerra de liberación popular para recuperar Palestina, y ayudó a armar y financiar a los grupos de resistencia palestinos. Hafiz no aprobaba lo que consideraba vetas aventureras en Jadid y temía por la supervivencia del régimen ante las amenazas israelíes.

En el verano de 1970, durante Septiembre Negro (cuando el régimen jordano se enfrentó a las fuerzas de la OLP), Jadid quiso desplegar tropas sirias para apoyar a los palestinos, pero Hafiz (como ministro de Defensa) se negó a proporcionar cobertura aérea. Hafiz derrocaría a Jadid en pocos meses.

La historiadora Hanna Batatu me dijo que Hafiz temía a Jadid incluso cuando éste languidecía en prisión, porque Jadid tenía una base dentro de las fuerzas armadas y era admirado por su discreción y por evitar la publicidad.

El pueblo libanés vivía bajo el dominio de Hafiz al-Assad, que enviaba a sus secuaces al Líbano para matar a sus oponentes. Todo su gobierno estuvo marcado por el uso de la fuerza interna y externa.

La sangrienta disputa entre Hafiz al-Assad y Sadam Husein desgarró la región, desencadenó numerosos episodios de violencia y dominó las cumbres árabes. Hafiz era astuto y calculador, pero la brutalidad era la marca de su experiencia de gobierno. Fue lo que le puso y mantuvo en el poder.

Hafiz aplastó a sus oponentes dentro de Siria y Líbano. Luchó en la guerra de 1973 contra Israel pero, como ocurrió con el líder egipcio Anwar el-Sadat, Hafiz utilizó la victoria ficticia para solidificar la legitimidad de su régimen.

El hecho de que luchara en 1973 realzaba las credenciales de Hafiz, dada la pésima actuación de otros ejércitos árabes en 1967. Pero la guerra de 1973 terminó con Israel todavía en control ocupacional de los Altos del Golán y otros territorios.

El régimen podría haber caído, y debería haber caído, en 2011. Los sirios estaban hartos del brutal gobierno de padre a hijo. Las condiciones de vida en Siria se estaban deteriorando y la economía de servicios estaba creando una clase empresarial adinerada a la que no le importaban los pobres, especialmente en el campo.

15 razones para el fin del régimen

Hay muchas razones para el repentino colapso del régimen de al-Assad durante la semana pasada, que culminó con la caída de Damasco el domingo, pero llevaba años gestándose:

1. El régimen perdió apoyo en las zonas rurales, especialmente tras las políticas neoliberales adoptadas por el régimen para apaciguar a las potencias occidentales. En los primeros años, el régimen baasista defendió a campesinos y trabajadores, pero eso no duró. El régimen de Bashshar quería reproducir la política de puertas abiertas de las economías vecinas, lo que amplió la brecha entre ricos y pobres.

2. El apoyo a los grupos de resistencia trajo consigo sanciones y recriminaciones por parte de Occidente e Israel, y las sanciones, por lo general, castigaban al pueblo sirio y no a los secuaces del régimen. Cuando el general Colin Powell se reunió con Bashshar Al-Assad en 2003, expuso las exigencias de Estados Unidos. Entre ellas no figuraban ni la reforma, ni la democracia, ni el Estado de derecho. Lejos de eso: lo único que le importaba a Estados Unidos era arreglar las cosas con el régimen y poner fin a su apoyo y acogida de grupos de resistencia libaneses y palestinos.

3. La corrupción creció y se amplió entre la élite gobernante y no hizo más que empeorar en los últimos años con la proliferación del tráfico ilegal de drogas y la prostitución que, según se dice, dirigen Maher Al-Assad, hermano y secuaz de Bashshar.

4. El asesinato del empresario libanés y ex primer ministro Rafiq Hariri y las acusaciones de implicación contra Bashshar provocaron el casi aislamiento del régimen sirio (que posteriormente fue expulsado de la Liga Árabe tras el estallido de la revuelta en 2011). Los regímenes del Golfo lograron movilizar la hostilidad árabe suní y sectaria contra el régimen tras el asesinato. (Entonces, ¿fue el régimen sirio o Hezbolá quien estuvo detrás? Porque parece que la alianza occidental-israelí no puede decidirse. Unas veces acusan a Hezbolá y otras al Bashshar).

5. En los últimos años, el régimen sirio ha hecho un trato fáustico con los EAU y, en menor medida, con Arabia Saudí. Parece que recientemente estaba negociando indirectamente con Estados Unidos, a través de los EAU, para distanciarse gradualmente de Irán a cambio de relajar algunas de las sanciones. Se informó de que el acuerdo de Bashshar con los EAU (archienemigo de Turquía) enfureció a Erdogan, quien finalmente empujó a los rebeldes a montar su ofensiva. Irán y Hezbolá debieron de recibir noticias de esos acercamientos a EAU y no debieron de alegrarse. Iraníes y libaneses murieron luchando por el régimen mientras él hacía tratos con sus enemigos a sus espaldas.

6. El régimen se negó a aprender las lecciones de 2011. Una vez que Bashshar consolidó su dominio sobre parte de Siria en 2016 se negó a ofrecer concesiones a la oposición moderada (algunos de esos elementos de la oposición eran izquierdistas laicos vinculados a Moscú). Estaba embriagado con su victoria contra los rebeldes, como si la victoria la hubiera logrado su propio ejército. No quería compartir el poder y consideraba los compromisos como una traición al legado de su padre.

7. Bashshar es más arrogante que su padre. Hafiz solía hablar al pueblo, pronunciando (sobre todo al principio de su mandato) largos discursos y concediendo entrevistas a la prensa árabe y occidental. Bashshar prefería sólo los medios occidentales (y más tarde los rusos). Nunca se molestó en dirigirse a su propio pueblo, ni siquiera antes de huir del país para ponerse a salvo en Moscú. Su arrogancia se puso de manifiesto a lo largo de los años que duró la guerra siria. Nunca le interesó acercarse a la gente, ni siquiera cuando asumió el poder justo después de la muerte de su padre. Este es un hombre que creció en la casa de un déspota, y que fue criado como un miembro de la realeza por el séquito.

8. Bashshar es un hombre sin principios, que nunca expresó su creencia en los principios del Partido Baaz, el partido gobernante. Su padre tampoco tenía principios, pero al menos defendía de boquilla la causa del nacionalismo árabe. Bashshar incluso coqueteó con el nacionalismo sirio, que está en contradicción con el arabismo del partido Baaz. En materia económica, defendió las reformas neoliberales mientras que el partido gobernante predicaba el socialismo árabe.

9. El régimen gestionó mal el conflicto árabe-israelí. Aunque había prestado apoyo a diversos grupos de resistencia a partir de la década de 1970, también luchó contra la resistencia palestina en 1976, cuando invadió Líbano para salvar a las milicias derechistas proisraelíes de una aplastante derrota.

A partir de 1973, el régimen nunca se molestó en liberar los Altos del Golán mientras Líbano montaba una campaña de resistencia de gran éxito que acabó expulsando a Israel de Líbano en 2000. Y el régimen de Assad recibió cientos de ataques aéreos israelíes de Israel sin montar ninguna respuesta. En el mundo árabe se burlaron durante años del régimen sirio por ofrecer esta respuesta a los sucesivos ataques israelíes: «Siria elige el momento y el lugar de la batalla». En el último año, Bashshar y el régimen enmudecieron en respuesta a la salvaje guerra de genocidio israelí.

10. La brutalidad y el salvajismo del régimen sirio desde 1970 sellaron su destino y acabaron de una vez por todas con el gobierno del partido Baaz (que fue declarado ilegal en Irak en 2003). Hay algo en los regímenes baasistas (tanto en Siria como en Irak) que los caracterizó por su extrema brutalidad y salvajismo a la hora de tratar a los disidentes y opositores.

Ambos regímenes perseguían a los disidentes fuera del país para matarlos. Muchos opositores al régimen sirio fueron asesinados en Líbano. Los aparatos secretos de inteligencia baasistas eran conocidos por idear nuevos y pervertidos métodos de técnicas de tortura. Y la tortura se aplicaba de forma generalizada, independientemente de la acusación y de la edad del prisionero. A los regímenes baazistas no les importaba crearse una reputación de brutalidad porque esa reputación sembraba el miedo entre sus poblaciones.

Tanto Siria como Irak bajo el régimen baazista creían en el miedo como herramienta de gobierno (lo cual no quiere decir que otros países árabes no utilicen el miedo, especialmente los actuales EAU y Arabia Saudí). Las cárceles sirias eran famosas por sus condiciones inhumanas y por el uso generalizado de la tortura. Siria pudo extender el dominio de la tortura y el miedo a Líbano cuando dominó el sistema político de ese país desde 1987 hasta 2005.

11. Bashshar nunca aprendió a gestionar sus relaciones con los déspotas árabes; su padre extraía miles de millones de Arabia Saudí a cambio de concesiones y compromisos políticos. Bashshar se enemistó muy pronto con los líderes árabes, sobre todo cuando les sermoneaba durante las cumbres árabes. No tenía ni un solo amigo entre los líderes árabes, mientras que su padre tenía fuertes lazos con los líderes egipcios y del Golfo.

12. El margen de expresión era extremadamente limitado bajo el Baaz. Cualquier cuestionamiento o crítica leve del régimen acarreaba un severo castigo, independientemente de la edad del infractor. El derecho de expresión política estaba reservado a quienes deseaban alabar al régimen en un lenguaje florido.

13. El Baaz de Siria e Irak recurrió a casos extremos de culto a la personalidad, desconocidos en otros lugares salvo en Albania y Rumanía bajo el régimen comunista. Se erigieron estatuas de los líderes en la mayoría de las ciudades y pueblos, y mostrar respeto y reverencia al líder forma parte de los programas escolares. El culto al líder se extiende a su familia, lo que forma parte de la construcción de dinastías republicanas en ambos regímenes.

14. La idea de una dinastía en una república es anatema para el pueblo sirio. Siria es un país moderno y no está acostumbrado a un gobierno dinástico como el de los países del Golfo. El pueblo toleró el gobierno de Hafiz Al-Asad pero sólo bajo coacción y tuvo que recurrir a la violencia masiva (como en Hama en 1982) para mantenerse en el poder.

15. El régimen es sectario. Desde que Hafiz Al-Asad tomó el poder en 1970, el régimen tenía un carácter y una base alauitas, cuando los alauitas sólo son el 14% de la población. La mayoría de los altos cargos del gobierno de Hafiz AL-Asad estaban reservados a los alauitas, a menudo emparentados con el presidente. El régimen de Sadam era menos sectario en ese sentido. Bashshar intentó incluir aún a más alauitas en los altos cargos del gobierno, pero la familia seguía manteniendo los hilos cruciales del poder.

Embellecimiento de los yihadistas

Siria es un país multisectario con un largo historial de tolerancia y existencia que se deformó y estropeó durante el gobierno baasista. La nueva ofensiva rebelde fue orquestada por potencias exteriores, principalmente, Estados Unidos, Israel y Turquía. Las milicias victoriosas remontan sus orígenes al ISIS y a Al Qaeda, aunque los medios de comunicación occidentales insisten en embellecer su imagen y se refieren a ellas simplemente como la «oposición».

Aljazeera (y el gobierno qatarí que la respalda) desempeñó un papel importante en el apoyo a los rebeldes y la difusión de propaganda en su favor. Es demasiado pronto para predecir el esquema concreto de gobierno en Siria, pero es poco probable que el pueblo sirio disfrute de un gobierno estable y democrático.

Al igual que en Sudán, Siria, Líbano, Yemen, Libia e Irak, la alianza estadounidense-israelí está inmersa en una despiadada campaña para destruir Estados y sociedades en muchos países árabes, todo ello para que el Estado fascista israelí se sienta seguro.

Y Estados Unidos tiene un historial probado: puede, es más, sustituirá un régimen -por repugnante y despiadado que sea- por otro peor. El régimen que Estados Unidos estableció en Afganistán en 2001 era tan repugnante que el pueblo afgano prefería a los talibanes. Los habitantes de Libia e Irak recuerdan ahora con cariño el gobierno de los regímenes anteriores.

Es poco probable que el sufrimiento del pueblo sirio termine pronto, y las luchas intestinas entre las diversas milicias armadas pueden dar lugar a una situación parecida a la de Afganistán tras la caída de los comunistas en 1992."

( As`ad AbuKhalil , profesor libanés-estadounidense, Un. California,  Consortium News, 09/12/24, traducción DEEPL)

No hay comentarios: