27.1.25

La amenaza arancelaria de Trump a España, y la traición de Vox y del Partido Popular... Santiago Abascal se pliega ante el líder republicano pese al impacto económico que pueda tener su segunda presidencia en algunos sectores del país... ¿Qué clase de nacionalista compadrea con quien se propone hundir la industria de tu país? Los trumpistas españoles: patriotas contra su propia patria... Que se arruinen los aceituneros de Jaén y los bodegueros riojanos cuyos productos desaparecerán de los supermercados de Estados Unidos: para Vox y sus comparsas, el sacrificio nacional bien lo merece, si a cambio se castiga a los transexuales y a los profesorcillos de Harvard que escriben con lenguaje inclusivo... ¿Se imaginan, cuando los agricultores franceses asaltaban los camiones españoles, a unos políticos patriotas ibéricos ayudando a los franceses a tirar la fruta a la carretera? Pues no es muy distinto a lo de Abascal aplaudiendo a su nuevo señor oscuro... un incremento de aranceles afectaría sobre todo al sector agroalimentario... Para VOX, un partido que ha agitado a agricultores y ganaderos y exprimido el descontento del campo electoralmente, un terremoto económico en este sector impulsado por su principal referente político podría ser demoledor (Sergio del Molino, Amanda García)

 "Se comprende que los trumpistas estadounidenses anden tan contentos, pero se me escapa qué carajos festejan los trumpistas españoles. ¿Qué aplauden? ¿A qué mesías extranjero se han puesto a adorar? Entre Santiago Abascal, que se ha marcado un Bienvenido, Mister Marshall, y los coros y danzas patrióticos que celebran la muerte del wokismo, la cosa suena al vivan las caenas de Fernando VII. Ni siquiera en Los santos inocentes se humillaban tanto ante el señorito (y al final lo ahorcan, perdón por el espóiler). Dice Trump que va a freír al mundo a aranceles, que va a ampliar el territorio y que se va a desentender de todas sus obligaciones internacionales, y una recua de nacionalistas españoles (pero también italianos y argentinos y de otros sitios) lo vitorean. ¿Qué clase de nacionalista compadrea con quien se propone hundir la industria de tu país? Que se arruinen los aceituneros de Jaén y los bodegueros riojanos cuyos productos desaparecerán de los supermercados de Estados Unidos: para Vox y sus comparsas, el sacrificio nacional bien lo merece, si a cambio se castiga a los transexuales y a los profesorcillos de Harvard que escriben con lenguaje inclusivo.

No son mejores los del no es para tanto, que llevan más tiempo con su matraca. El noesparatantismo se burla de los que asistimos con espeluzne y repeluco al discurso de Trump. Apoyados en una columna o en un locutorio de radio, sonríen con suficiencia: no es para tanto, dicen, y nos acusan de hiperreacción histérica propia de wokes progres. ¡Hiperreacción! Ellos, que llevan desde 2018 tronando contra el apocalipsis sanchista con tanta hiperventilación y griterío que han desvirtuado y ensordecido cualquier crítica razonada al Gobierno.

El primer anuncio de Trump ha sido mandar tropas para detener la “invasión” que, según sus delirios, sufre Estados Unidos por una cohorte de desgraciados sin armas ni dinero que tan solo busca lo que buscaron los abuelos y los padres de la mayoría de los ciudadanos estadounidenses de hoy. Pero no es para tanto. Nos soliviantamos por cualquier chorrada.

Es de todo punto incomprensible que un ciudadano europeo celebre la era que acaba de comenzar, pero el noesparatantismo y el trumpismo de algunos patriotas españoles da la medida de su cinismo. ¿Se imaginan, cuando los agricultores franceses asaltaban los camiones españoles, a unos políticos patriotas ibéricos ayudando a los franceses a tirar la fruta a la carretera? Pues no es muy distinto a lo de Abascal aplaudiendo a su nuevo señor oscuro. Mejor ahogarnos con los nuestros que nadar con los otros, pensarán. Si es que a eso se le puede llamar pensamiento."

(Sergio del Molino , El País, 22/01/25)

 "Vox está decidido a convertir el nuevo mandato de Donald Trump en un trampolín.

 Santiago Abascal peleó su invitación como presidente de Patriots al acto de investidura en Washington y, aunque regresó a España sin un encuentro personal con el nuevo presidente de Estados Unidos, en la formación ultraderechista tienen la sensación de haber logrado un hito político. Su alineación con el líder republicano es total; son los orgullosos representantes del trumpismo en España. Sin embargo, sus primeras declaraciones desde el Despacho Oval les han puesto contra las cuerdas.

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