“La crisis financiera ha alarmado al mundo. Su verdadera dimensión se conocerá en abril, pero ya se sabe que febrero y marzo serán muy malos. (…)
El crash bursátil del lunes 21 de febrero tiene otras causas. Cuarenta y ocho horas antes, la agencia de calificación del riesgo Fitch rebajaba la solvencia a Ambac Assurance, una de las principales compañías aseguradoras de bonos de EE UU, conocidas como monolines. Después de incorporar a nuestra jerga las hipotecas subprime debemos añadir al léxico de una pequeña cultura financiera las monolines. (…)
Si la crisis financiera se trasladase desde los grandes bancos norteamericanos (Citigroup, Merrill Lynch, JP Morgan, Bank of America, ...) a otro sector tan considerable como el de las aseguradoras de bonos, significaría que la metástasis ha avanzado. A partir de ese momento sería legítimo preguntarse, por ejemplo, cuánto tiempo tardará en aparecer un hedge fund (fondos de alto riesgo) contaminado también por el mismo problema. (…)
La reacción positiva de las Bolsas de valores a este problema se produjo no sólo cuando la Reserva Federal (Fed)… bajaba los tipos de interés en una reunión extraordinaria… sino cuando se gestaba una operación de rescate de las monolines, mucho menos publicitada.” (JOAQUÍN ESTEFANÍA: La metástasis, ed. Galicia, Economía, 27/01/2008, p. 24/5)
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