"El narco se hace cada día más presente en la vida diaria de muchos mexicanos. "Y la razón es muy sencilla y muy complicada a la vez", explica el agente, "pero no se apure, yo se la voy a explicar".Su análisis coincide con el de otras fuentes consultadas, y, aunque lleno de matices, se puede resumir así.
Los narcotraficantes mexicanos cada vez tienen más problemas para mover la droga por México y para introducirla en Estados Unidos. De lo primero tiene la culpa el Gobierno de Felipe Calderón, que está haciendo de la lucha contra el crimen organizado el eje de su legislatura. Se ha empeñado en limpiar de corruptos la policía -tarea nada fácil; dicen los estudios que el 80% lo es-, y entretanto ha embarcado al Ejército en la guerra contra los cárteles. La segunda dificultad con la que se encuentran los narcos -el declive del comercio hacia el norte- tiene a su vez dos motivos: los controles fronterizos cada vez más difíciles de sortear y un descenso muy acusado de la demanda de cocaína en Estados Unidos.
El resultado de todo lo anterior es que grandes cantidades de cocaína se están quedando en México. Para abrir mercado, los cárteles la están distribuyendo a precios tan asequibles que ya son muchos los mexicanos -sobre todo los más jóvenes- que se están enganchando. Las principales organizaciones se han fragmentado en otras más pequeñas y ya no miran tanto hacia fuera como hacia el mercado interior.
Más que mantener abiertas las tradicionales rutas de paso, lo que les interesa ahora es hacerse con el control de los Estados y de las ciudades. Pueblo a pueblo. Plaza a plaza. Del narcotráfico al narcomenudeo. Para ello necesitan controlar a los políticos locales y mantener a raya a las bandas rivales. Para lo primero necesitan mucha plata. Para lo segundo, mucho plomo." (El País, Domingo, 28/09/2008, p. 2/5)
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