Pero examinemos los fundamentos económicos: en Estados Unidos, los precios inmobiliarios siguen cayendo; millones de hogares pagan hipotecas sobrevaloradas que superan el precio de mercado; el desempleo aumenta, y cientos de miles de personas se acercan al final de sus 39 semanas de seguro de desempleo. Las administraciones estatales se ven obligadas a despedir a trabajadores a medida que los ingresos fiscales se desploman. (...)
Los bancos zombis -muertos, pero que todavía caminan entre los vivos- están, usando las inmortales palabras de Ed Kane, "apostando por la resurrección". Repitiendo el desastre de las cajas de ahorro en la década de 1980, los bancos están usando una contabilidad peligrosa... Algunos de los bancos registraron ganancias en el primer trimestre del año, basadas principalmente en trucos contables y beneficios de explotación (léase "especulación"). Pero esto no va a hacer que la economía eche a andar rápidamente. (...)
Si no sucede nada serio -pérdidas en hipotecas, inmuebles comerciales, préstamos empresariales y tarjetas de crédito-, los bancos podrían salir del paso sin otra crisis. Dentro de unos años estarán recapitalizados y la economía volverá a la normalidad. Ésta es la hipótesis optimista.
Pero las experiencias en todo el mundo dan a entender que es una perspectiva arriesgada. Incluso si los bancos estuviesen saneados, el proceso de desapalancamiento y la pérdida de riqueza asociada significan que, con toda probabilidad, la economía se mantendrá débil. Y una economía débil significa, también con toda probabilidad, más pérdidas bancarias. (...)
Arreglar el sistema financiero es necesario para la recuperación, pero no basta con eso. La estrategia estadounidense para arreglar su sistema financiero es cara e injusta, porque recompensa a los mismos que causaron el caos económico. Pero hay una alternativa que básicamente significa seguir las normas de una economía de mercado normal: una permuta financiera de deudas por capital social.Con dicha permuta podría restaurarse la confianza en el sistema bancario y podría reanudarse el préstamo sin o con muy pocos costes para el contribuyente. No es especialmente complicado y tampoco novedoso. Obviamente no gusta a los titulares de bonos, que preferirían un regalo del Gobierno. Pero hay usos mucho mejores para el dinero público, como otra ronda de estímulos.
Toda recesión llega a su fin. La cuestión es cuánto durará y qué profundidad tendrá ésta. A pesar de algunos brotes primaverales, deberíamos prepararnos para otro oscuro invierno: es hora de aplicar el plan B a la reestructuración bancaria y de administrar otra dosis de medicina keynesiana." (Joseph E. Stiglitz: La primavera de los zombis. El País, Negocios, 17/05/2009, p. 18)
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