La amenaza funcionó, y los bancos obtuvieron del Congreso sus 700 mil millones, sin apenas preguntas. Resultado: Goldman Sachs, Citigroup y el resto son ahora tan rentables como siempre, y una vez más, pagan bonos récord a sus "grandes ejecutivos".
Si se hubiera permitido que el mercado siguiera su curso, Goldman, Citigroup, Morgan Stanley y muchos otros bancos grandes habrían ido a la quiebra, dejando a sus accionistas y a sus acreedores a su suerte, y a sus máximos ejecutivos, en las colas del desempleo. Hay razones para creer que eso habría resultado contraproducente para el conjunto de la economía, pero hay una enorme diferencia entre el cheque en blanco del rescate bancario (TARP) y no hacer nada.
Si los políticos y sus cómplices entre los economistas académicos no hubiera avasallado a lo población con el miedo, podríamos haber logrado que los banqueros pagaran las consecuencias de la crisis que ellos mismos habían creado.
De nuevo los bancos con vara alta, la pandilla de Wall Street y sus cómplices en la teoría económica académica comienzan a hallarse de nuevo a sus anchas. Insisten en que dimos a esperanzas de recuperación económica una prioridad indebida. (...)La tesis es que si no actuamos agresivamente ahora para reducir el déficit presupuestario, los "vigilantes de los títulos de deuda pública" empezarán a acosar a la deuda pública estadounidense como lo acaba de hacer con la griega. (...)
La tercera razón para no tomar en serio a los halcones del déficit es, sencilla y llanamente, que se trata de mala teoría económica. El país necesita gasto de déficit para sostener la demanda hasta que la demanda privada se recupere del colapso de la burbuja inmobiliaria. Es lógica elemental, y las prestigiosas posiciones ocupadas por muchos de los halcones del déficit no bastan a inmunizarles contra las reglas de la lógica elemental. (...)
De eso se trató en el rescate bancario, y no de otra cosa se trata en la presente cruzada para reducir el déficit público. Ahora quieren entrar por uvas en la Seguridad Social de los trabajadores, porque, como dice con desfachatez digna de mejor causa el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, "ahí es donde está el dinero". El hecho de que los trabajadores hayan pagado por esos beneficios asistenciales le importa un higo a la pandilla de Wall Street." (Sin Permiso, 06/06/2010, citando a 'Los halcones del déficit y el regreso de la banda de Wall Street' de Dean Baker)
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