Este, desgraciadamente, es el futuro, a menos que quienes hacen política se den cuenta de que el problema más acuciante no son los préstamos públicos, el IVA o la Seguridad Social sino lo que piensan hacer con los bancos, que, pese a lo que los políticos digan, no es gran cosa. (...)
La verdadera reforma del sector financiero significa hacer preguntas fundamentales. ¿Plantea riesgos inherentes la actual estructura? ¿Están estafando los bancos a sus clientes? ¿Podríamos idear un sistema más sensato? Para las cuales la respuesta, en los tres casos, es que sí. (...)
Un sistema bancario que funcionara adecuadamente habría visto cómo los 200.000 millones de libras del dinero creado por el ajuste cuantitativo descendían en cascada para ir a parar a los negocios desesperados por obtener capital circulante, en vez de ser utilizado como fichas de casino para hacer subir los precios de los activos. Y sabemos que es posible concebir un sistema más sensato, porque se hizo en la década de 1930, la última vez en que los bancos dejaron todo hecho un absoluto estropicio. (...)
En vez de limitarse a pequeños ajustes, los políticos deberían estar examinando tres cuestiones: el volumen y estructura de los bancos, la forma en que operan y el modo en que pagan impuestos.
El núcleo del problema es que los bancos son hoy demasiado grandes y demasiado complejos, un argumento esgrimido en una conferencia esta semana por Andrew Haldane, director de estabilidad financiera del Banco de Inglaterra. Haldane afirmó que no había evidencia de que "más grande" signifique "mejor" en banca. Por el contrario, sostuvo: "El máximo de eficiencia en la escala de la banca podría ser relativamente modesto". (...)
La economía no se recobrará jamás de ciertas pérdidas, y esto aumenta substancialmente los costes a largo plazo. Los economistas han estimado cuánto le han costado los bancos a la economía global: asumiendo que la producción tiende a aumentar en un 3,25% y que el 25% de la producción nunca se recupera, las pérdidas del PIB serían de 60 billones de dólares. Para el Reino Unido, el coste es de 1,8 billones de libras, mayor que el actual rendimiento anual de la economía.(...)
El sector informático solía ser una estructura enormemente concentrada dominada por IBM, mientras que ahora es una estructura modular fragmentada en la que no domina ninguna empresa de fabricación de hardware. El punto de partida de la reforma, por tanto, debería consistir en una fragmentación de los grandes bancos y una rehabilitación de la vieja división entre banca comercial y de inversión.
Por último, nos queda la cuestión de las cargas fiscales. Obama quiere que los bancos financien el coste del próximo rescate, pero su plan es defectuoso. La existencia de ese fondo simplemente alentaría a los bancos a correr riesgos aun mayores, mientras que la tasa propuesta para los bancos no sería apenas lo bastante grande como para cubrir los costes económicos completos de una crisis. En el Reino Unido, recaudaría cerca de 1.000 millones anuales, algo minúsculo en comparación con los recortes del gasto que se van a necesitar durante los próximos dos parlamentos como consecuencia directa de la crisis financiera.
John Kay lo resume nítidamente en la edición de abril de la revista World Economy: "La industria de servicios financieros es hoy la fuerza más poderosa de Gran Bretaña y los Estados Unidos. Por si acaso alguien lo dudaba, los últimos dos años lo han demostrado. El sector ha conseguido subvenciones y garantías de extraordinaria magnitud aportadas por el contribuyente sin condiciones substanciales para una reforma de consideración. Pero no se han encarado los problemas centrales que dieron lugar a la crisis, y mucho menos resuelto. Resulta por tanto inevitable que la crisis se vuelva a repetir".
En realidad, no es inevitable otra crisis. Pero, tal como están las cosas, caminamos como sonámbulos hacia ella." (Sin Permiso, 06/06/2010, citando a 'Empecemos por romper los grandes bancos' de Larry Elliott )
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