Los jesuitas alemanes han sido un ejemplo de transparencia al afrontar el escándalo de los abusos que sacude el país desde el pasado enero. (...)
Una mujer laica, Ursula Raue, abogada berlinesa, experta en violencia contra menores, ha coordinado el trabajo encargado por los jesuitas. El resultado es un informe que resume en 30 páginas meses de investigación.
"En total, hemos recibido 205 denuncias que se refieren a los jesuitas y otras 50 de casos que afectan a otras órdenes, la mayoría católicas", escribe Raue. Las agresiones denunciadas involucran a cuatro escuelas: el Canisius, la escuela St. Ansgar de Hamburgo, el colegio St. Blasien (suroeste), el colegio Inmaculada de Büren (que hoy ya no pertenece a la orden), además de asociaciones juveniles en Hannover y Gotinga. Y apuntan con especial insistencia a doce educadores, sospechosos de cometer más de una agresión.
Los casos más llamativos son los de dos religiosos con 41 y 40 denuncias, respectivamente. El primero, el padre Anton (nombre ficticio), obligaba a los alumnos del colegio Canisius a mantener entrevistas a puerta cerrada y les obligaba a sentarse en sus rodillas y, a veces, a tocarle o a masturbarse bajo su mirada. En 1981 fue trasladado a Gotinga, donde volvió a cometer abusos. Tras las protestas de algunos padres, su superior, el Padre Höfer, decidió alejarlo del trabajo con jóvenes. En 1988 fue enviado a México. En ninguno de los dos traslados se mencionó la razón." (El País, ed. Galicia, sociedad, 28/05/2010, p. 44)
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