9.6.10

Se salvó a Grecia para proteger a los bancos internacionales, no al pueblo griego

"No nos equivoquemos: el rescate de Grecia, que va a costarnos 1.300 millones de euros, no es el rescate del pueblo griego, es el rescate de los bancos que le prestaron dinero a Grecia. Tampoco se trata de un préstamo: es un regalo.

Lo que se ha disfrazado de rescate soberano apelando a nuestra solidaridad europea no es más que una transferencia directa de dinero suyo, de ustedes, a los acreedores extranjeros de los bancos franceses y alemanes. Eran estos acreedores los que iban a salir perdiendo si Grecia suspendía sus pagos la semana pasada. La "bancocracia" es hoy transnacional.

Pensemos en esto. El rescate llega con condiciones. Los griegos tendrán que ajustarse a la austeridad y pagar más impuestos. Pero, ¿para qué se está utilizando exactamente el dinero? Una cantidad considerable del mismo se usará para refinanciar las obligaciones existentes. Esto significa que a quienes habían invertido originariamente en Grecia -- bancos y fondos de inversión -- se les permitirá que no queden tan expuestos ante Grecia.

A su vez, el contribuyente corriente -- usted -- asume este riesgo. De modo que el contribuyente griego y los demás contribuyentes europeos acaban todos en la misma categoría, mientras que los bancos que podían salir perdiendo quedan impunes y nos dejan la factura de sus errores a nosotros, que somos quienes nada teníamos que ver con las obligaciones griegas.
(...)

Si examinamos el euro en el momento de auge, vemos que operó exactamente del mismo modo que el patrón oro. La moneda única animó a los bancos a realizar apuestas arriesgadas. Los bancos prestaban dinero a cualquiera, dando por seguro que aun en en el caso de crisis, el euro sería tan sacrosanto para la mentalidad de los políticos que todos los préstamos -- no importa lo arriesgados que fueran -- se devolverían. Pues actuar de modo distinto "minaría la credibilidad del sistema". ¿Les suena conocido? (...)

Se puede ver que estamos en el centro de una intrincada madeja de préstamos y por qué le preocupa a la banca internacional los posibles impagos. Explica también por qué se salvó a Grecia con el fin de proteger a los bancos internacionales en lugar de al pueblo griego.

Tomemos el balance general irlandés en relación a España, por ejemplo. Los bancos irlandeses han prestado 21.987 millones de euros a los bancos españoles, mientras que los bancos españoles nos han prestado 10.153 millones de euros. Ya se puede ver quién saldría perdiendo de seguir el camino de Grecia o si España acabara cayendo.

Y ahora pensemos en la relación que la ilustración presenta entre Alemania, Francia e Irlanda. Los bancos irlandeses deben 127.458 millones de euros a la banca alemana y 41.844 millones a los bancos franceses. Se trata de deudas en las que se incurrió en momentos de bonanza y la mayor parte del dinero se prestó para poder comprar propiedades inmobiliarias.

¿Podemos pagarlas ahora? Yo lo dudo. ¿Deberíamos proceder a su devolución al término de la garantía? Nos hará falta mucha austeridad con el fin de generar el excedente necesario para reintegrar estos préstamos.
(...)

Esto, precisamente, es lo que está sucediendo hoy en día en la periferia de Europa. Se nos pide que caigamos en la deflación, mientras los países que constituyen el núcleo del euro disfrutan de condiciones de crédito más fáciles. Es una receta de división e inestabilidad en la que el desempleo de la periferia engendra más inestabilidad, más aumentos de impuestos y mayor fuga de capitales. (...)

En la década de 1930, tal como Keynes predijo, el resultado fue que el centro no aguantó y uno por uno los países principales abandonaron el patrón oro y suspendieron el pago de su deuda.

¿Podría pasar lo mismo con el euro? Podría. Sobre todo, si con el fin de mantenerlo unificado, los políticos tienen que llevarse el dinero de los pobres "outsiders" para rescatar a los "insiders" ricos a la vez que lo visten de solidaridad europea. ¡Venga ya!" (Sin Permiso, 06/06/2010, citando a 'La fatal atracción por el euro nos ha llevado al borde del abismo', de David McWilliams)

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