Una solución más viable y más equitativa consistiría en tratar de sustraer recursos del único mercado importante que en todo el planeta sigue sin estar sujeto a impuestos sobre ventas: los "productos financieros", esto es, la especialidad que se compra y se vende en el sector financiero. El impuesto sobre transacciones financieras aplicado a actividades especulativas a menudo recibe el nombre de "tasa Tobin", puesto que el primero en proponerlo fue el premio Nóbel de Economía James Tobin.
Los ingresos que proporcionaría una potencial tasa Tobin podrían ser muy considerables. En 2008, el Bank for Internacional Settlements presentó un informe en el que describía que el valor total de las actividades económicas con derivados financieros ascendía a 1'14 mil billones de dólares. Puede que esta cifra sea inferior a la real, puesto que no hay datos sobre las operaciones extrabursátiles, de modo que desconocemos su magnitud real. Un simple gravamen del 1% sobre intercambios financieros valorados en 1 trillón de dólares generaría 10 billones de dólares anuales en fondos públicos. Y esto sólo en lo atinente a los derivados.
También hay que añadir la amalgama de acciones, bonos y demás transacciones financieras; y más de la mitad de estas transacciones tienen lugar en Estados Unidos. Pero también hay que decir que una tasa Tobin no generaría estas enormes cantidades un año tras otro; la razón es que acabaría con la mayor parte de transacciones que se realizan mediante programaciones informáticas automáticas [1], que actualmente constituyen el 70% de las transacciones del mercado de obligaciones. De modo que se trata de un valioso fin en sí mismo.
La caída súbita de más de cien puntos en el Índice Industrial del Dow Jones del 6 de mayo mostró el grado de vulnerabilidad del mercado bursátil en relación a la manipulación que ejercen estos sofisticados jugadores mercantiles. Hay que detener todo el negocio de transacciones automáticas con el fin de proteger a los inversores legítimos que utilizan el mercado bursátil para lo que fue diseñado: obtener fondos para la actividad económica.
Como observó Mark Cuban el 9 de mayo en un artículo titulado "A qué se dedica Wall Street?": "La creación de capital para la actividad económica ha pasado a constituir menos del 1% del volumen de Wall Street en cualquier periodo que se elija (…). Tengo por seguro que para este país sería muy importante lograr que Wall Street volviera a ocuparse de crear capital para la actividad económica real. Podría hacerse mediante la aplicación de impuestos sobre las transacciones financieras o cambiando la estructura de beneficios fiscales sobre las ganancias con el fin, por ejemplo, de incentivar la estabilidad de las inversiones no gravando los dividendos pagados a los accionistas por acciones que se hayan detentado durante más de cinco años en una empresa (privada o pública).
Lo fundamental es conseguir atraer el dinero inteligente de Wall Street y hacer que vuelva a pensar en modos de utilizar su potencial para ayudar a constituir nuevas empresas y a hacer crecer las actuales. Esto es lo que crearía puestos de trabajo. Esto es lo que realmente contribuirá a acelerar la economía mundial. Esta reactivación no vendrá de los que se dedican a la compraventa de productos financieros y tratan de piratear el sistema financiero a cambio de unos centavos por transacción".
En la cumbre del G20 celebrada en Toronto el pasado fin de semana se discutió sobre la implantación de un impuesto sobre transacciones financieras que recibió el apoyo de Francia y Alemania y la oposición de Estados Unidos y Canadá, aunque de allí no salió ningún compromiso firme. Sin embargo, los Estados no tienen que esperar a las decisiones del gobierno federal o del G20 para actuar.
Podrían establecer una tasa Tobin por sí mismos. Podría objetarse que hay el riesgo de que los especuladores de Wall Street recojan sus beneficios y se vayan a otro sitio, pero lo cierto es que los grandes bancos y corredurías bursátiles tienen delegaciones en casi todas las grandes ciudades de todos los Estados. Es difícil creer que vayan a arriar velas y abandonar lucrativos centros de negocio.
Ni es de recibo sostener que debemos ser obsequiosos con los piratas que están saqueando nuestros mercados bursátiles para no perder los suculentos sobornos que nos ofrecen; de hecho, no nos ofrecen soborno alguno. Pero es evidente que las transacciones financieras actualmente no generan ingresos fiscales.
Hay gente en todo el mundo que se fija en Estados Unidos por su audacia e innovación, y tanto California como Illinois son Estados punteros en el país. Si estos Estados logran darle la vuelta a su situación económica, sin duda podrían constituir un modelo de soberanía económica global a seguir.
NOTA T.: [1] Las transacciones mediante programaciones informáticas automáticas ("computerized high-frequency program trades") utilizan programas informáticos y complejos algoritmos con estrategias cuantitativas que, siguiendo pautas predeterminadas, se activan e ingresan en el mercado como órdenes de compra o de venta con grandes volúmenes." (Sin Permiso, 04/07/2010; citando a 'Tasa Tobin o IVA: ¿pagará Wall Street o pagarán los trabajadores?' de Ellen Brown)
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