El primer informe de la sección latinoamericana de la Comisión Global indica, de entrada, que la política contra la producción, el tráfico y la distribución de droga, criminalizando el consumo, ha fracasado si consideramos que en América Latina han aumentado el consumo, la violencia y el crimen organizado, conduciendo a la crimi-nalización de la política, a la politización del crimen y a la creación de múltiples vínculos que favorecen la corrupción de funcionarios y policías y a la infiltración del crimen en las instituciones.
La comisión Cardoso-Gaviria-Zedillo pide que en primer término se reconozca el fracaso de las políticas vigentes y se propongan nuevas políticas más seguras.Las políticas prohibicionistas de Estados Unidos y las europeas de reducción de daños no lograron ni reducir los mercados ni reducir el consumo: ambos han aumentado. (...)
Convirtiendo el consumo, de actividad criminal en problema de salud pública, y a los adictos en pacientes en vez de compradores. Con ello, se reduciría la demanda y bajarían los precios. La solución carcelaria, por así llamarla, de Estados Unidos, no puede funcionar en América Latina. Contamos ya -Brasil y México son amplio ejemplo de ello- con una su-perpoblación carcelaria, sistemas penitenciarios anticuados, extendidas redes de corrupción, (...)
El simple prohibicionismo no ha reducido ni la producción ni el consumo. Las políticas en vigor han atacado la oferta más que el consumo. Nos hemos dado cuenta, en otras palabras, que eliminar la oferta no elimina la demanda, y la demanda se traduce a menudo en muerte por sobredosis y transmisión de infecciones.
Doscientos cincuenta millones de seres humanos, globalmente, usan drogas. Solo 25 millones son dependientes lo cual, en sí, indica que el tratamiento es más importante que el castigo. La Comisión piensa que así como las campañas contra el tabaco, el alcohol y las enfermedades de transmisión sexual han tenido éxito, lo tendría una campaña preventiva que se dirija a la demanda tanto como a la oferta. (...)
Hay que hacerles entender a los consumidores -sobre todo a los jóvenes- que la drogadicción afecta al poder de decisión, la inteligencia y el trabajo, y a la sociedad en su conjunto; pedir la cooperación contra la violencia, la corrupción, el lavado de dinero, el tráfico de armas y el control de territorios, hechos que nos afectan en la vida privada y en la vida social y nacional.¿Cómo se mide, al cabo, la infiltración del crimen en todos los niveles de la vida política de un país, en Gobiernos municipales, estatales y aun nacionales? Si esto no se puede ni saber ni atacar frontalmente, entonces aumenta la importancia de lo que sí se puede hacer, por modesto aunque iniciático que sea." (CARLOS FUENTES: Drogas: una nueva propuesta. El País, opinión, 03/09/2010)
1 comentario:
Disculpe cuando se llevo a cabo dicha investigacion
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