¿Existe una relación entre ambos hechos?
Para contestar a eso tendremos que reconsiderar la idea de Osama Bin Laden, tomada por absurda, de que el 11-S infligiría una herida mortal a la economía de Estados Unidos. (...)
En consecuencia, era necesario un cambio de régimen en Irak para asegurarse una base amiga en el corazón de una región estratégicamente importante. Con el fin de recaudar fondos con los que financiar una aventura militar tan ambiciosa, la Administración Bush acudió al mercado internacional de capitales y en pocos años vendió bonos del Tesoro por valor de 4.000 millones de dólares.
Para que la deuda de Estados Unidos fuera competitiva, la Reserva Federal redujo drásticamente los tipos de interés, que cayeron del 6% en vísperas del 11-S al 1,2% a comienzos del verano de 2003, cuando Washington creyó que había ganado la guerra en Irak. El presidente de laFed, Alan Greenspan, continuó con esta estrategia incluso cuando la economía mundial estaba creciendo demasiado deprisa y en realidad necesitaba establecer tipos más altos para prevenir la formación de burbujas financieras. (...)
La obsesión de Washington por una intervención militar impidió también la formulación de una política efectiva para frustrar la financiación del terrorismo, que nadie consideró nunca como una prioridad real. (...)El mundo ha cambiado drásticamente mientras Estados Unidos hacía su guerra contra el terror: Occidente gastó un dinero que no tenía luchando en una guerra que no tenía nada que ver con llevar a Osama Bin Laden ante la justicia; para sustentarla, Estados Unidos alimentó una masiva burbuja financiera que finalmente estalló; desde América Latina, el narconegocio llegó a Europa vía África occidental gracias también a la novedosa colaboración con organizaciones armadas tales como Al Qaeda del Magreb; y los talibanes han llamado exitosamente a las puertas del comercio de la heroína utilizándolo para financiar su guerra contra las fuerzas de la coalición." (LORETTA NAPOLEONI: Terror y economía. El País, Opinión, 02/09/2010, p. 23)
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