Esto supone la creación de un fondo diferente del actual, que tendría como único fin la asunción de las deudas públicas y privadas más imposibles y venenosas.
Esta solución costaría unos 110.000 millones de euros, aproximadamente un 1% del PIB total de la Unión Europea, aunque hay estimaciones para todos los gustos. La dificultad sería elegir los casos donde la asunción de deuda es más necesaria.
La gran ventaja sería el efecto psicológico inmediato que ejercería sobre el sistema financiero y quizás también sobre la economía.
Esta alternativa carga sobre las espaldas del pobre contribuyente, una vez más, los excesos de algunos bancos irresponsables y de Gobiernos imprudentes ayudados por magos de las finanzas, como Goldman Sachs que asesoró al Gobierno griego para falsear sus cuentas.
Sobre todo el contribuyente alemán, que se siente pagano de tales alegrías, se opondría a dicha reducción de deudas con dinero público.
Sin embargo, esta solución es la única que nos permitirá salir del marasmo financiero en que nos encontramos.
A fin de cuentas, los contribuyentes de los países ricos estarían ayudando no solo a los países periféricos, sino también a sus propios bancos porque ellos son los acreedores que más expuestos están a créditos dudosos." (MARTÍN ORTEGA CARCELÉN: Necesitamos un pacto para salir de la ficción. El País, 21/03/2011, p. 35)
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