15.4.11

"El 1% del dinero circulante es papel-moneda, el 11% dinero bancario... y el 82% restante dinero financiero (deuda titulizada o derivados)"

"El capitalismo funciona con una única premisa: el aumento de beneficio individual rápido, de manera que las inversiones se van a las áreas donde este beneficio es máximo.

Hasta finales de los años 60 las tasas de beneficios mayores estuvieron en la economía productiva, pues además existía una fuerte “represión financiera” de carácter político, como resultado de la debacle de los años 30.

Pero, en esos años, se entró en una crisis de sobreproducción (aumento continuado de la oferta sin incrementar la capacidad de consumo mundial), por razones que aquí no hay espacio de explicar.

El sistema intentó responder con tres medidas básicas. Dos de ellas se relacionan con la globalización neoliberal de la “economía real”: reformulación de las relaciones capital-trabajo (e incremento de la presión sobre el entorno) para abaratar los costes de producción a escala estatal y global, e incremento de los ámbitos de la vida y territorios bajo la lógica del capitalismo para incrementar la base del consumo. Esto posibilitó ampliar la producción y el consumo.

La otra fue posibilitar que la “economía financiera” se convirtiese en un monstruo que diese inmensos beneficios.

Una de las bases del hinchado de este monstruo es que, desde 1971, con el final del patrón dólar-oro, la creación de dinero por parte de los Estados (y no digamos de los bancos y las bolsas) no está sujeta a ningún límite físico.

Es decir, que el presidente de EEUU puede dar a la maquinita de hacer billetes sin tener guardada una cantidad equivalente de lingotes de oro en las arcas de la Reserva Federal, como ocurría antes. Esto ha permitido una brutal creación de dinero de la nada (sic) desde entonces, siendo esta la gasolina que ha alimentado el incendio actual.

Un segundo elemento clave en este proceso ha sido la liberalización de la circulación de capitales a nivel internacional, una liberalización que permite, por ejemplo, que ahora esté fluyendo el dinero de las bolsas de los países del Sur hacia los estados del Norte (...)

En tercer lugar se ha producido una opacidad creciente en todo el sistema. Esto está representado por el secreto bancario, los paraísos fiscales 1 o las operaciones al margen de cualquier regulación (sistema bancario “en la sombra”). (...)

Otro elemento básico son las legislaciones que han ido tomándose a nivel internacional sobre el dinero que pueden prestar los bancos... los bancos “más solventes” (esto es, más grandes) pueden reducir el 8% guardado y, además, están todos los mecanismos de titularización de deuda 2 , fuera de balance, que hacen que la cantidad prestada sea en realidad bastante mayor.

Esto ha supuesto que la economía actual funcione con un grado de endeudamiento muy grande. (...)

Ligado a esto ha estado la desregulación creciente que ha permitido el desarrollo de la “ingeniería o alquimia financiera”: un montón de “cosas” susceptibles de ser compradas y vendidas en bolsa y paraísos fiscales, desde paquetes de hipotecas que se convierten en títulos, hasta el propio riesgo de impago de estas deudas.

La idea subyacente ha sido incrementar el negocio creando créditos sobre créditos, intentando a la vez incrementar la liquidez de lo que se compra, para hacer más fácil su venta. (...)

El resultado de todo este entramado es que, en la actualidad, grosso modo , sólo el 1% del dinero circulante es papel-moneda, el 11% sería dinero bancario (por ejemplo tarjetas de créditos o dígitos en una cuenta) y el 82% restante dinero financiero (el 13% deuda titulizada, como acciones o hipotecas, y el 75% restante “derivados”).

La economía financiera representa, aproximadamente, el 90% de la total. O, en otras palabras, que nuestra economía es una economía de casino. " (Rebelión, 15/04/2011. 'Crisis global', de

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