Es cierto que los que antes no tenían empleo se beneficiaron de la creación de nuevos puestos de trabajo. Pero la calidad de la mayoría de esos puestos no tenía nada que ver con los cómodos términos del “capitalismo del Rin”. Alemania registra el mayor porcentaje de contratos “basura” en Europa.
A esto se añaden grandes deudas en muchos municipios, que, obligados a aplicar drásticas medidas de austeridad, están cerrando instalaciones públicas, piscinas, centros culturales y de asistencia social. Paradójicamente, la erosión del modelo social alemán se ha acelerado desde la introducción del euro y del consiguiente auge económico.
Mientras Europa considera a Alemania un motor económico que ha dominado todo el continente, los propios alemanes, a pesar de la prosperidad, son testigos de una crisis del Estado de bienestar y del modelo de avance social al que se acostumbraron después de la guerra." (Presseurop, 21 junio 2012, GAZETA WYBORCZA VARSOVIA)
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