"Los 10 primeros días de mayo del año 2010 sembraron las bases de lo
que luego ha ocurrido en Europa: una crisis que no se puede calificar
solo de económica sino que posee aristas institucionales y políticas muy
profundas. Tres fueron las decisiones más importantes tomadas entonces:
la intervención de derecho en Grecia, la intervención de facto en
España, y la creación del primer fondo de rescate europeo para países en
dificultades.
Desde entonces, Grecia ha soportado dos planes de ayuda
con su correspondiente contrapartida en materia de austeridad (lo que le
ha llevado a una profundísima recesión de larga duración), Portugal e
Irlanda también fueron intervenidas y no levantan cabeza, el sistema
financiero español fue rescatado, y Chipre también ha caído.
Todo ello ha causado grandes “daños colaterales humanos” en forma de
perdedores. El sociólogo Ulrich Beck (Una Europa alemana, Paidós
Editorial) cita un artículo del Süddeutsche Zeitung: “El problema no es
la falta de un sentimiento europeo, sino el hecho de que hay al menos
dos.
Está el sentimiento positivo de esa mayoría que no quiere volver a
echar de menos ninguna de las grandes libertades europeas. Y está, por
otra parte, el sentimiento negativo, que a menudo albergan las mismas
personas, de que allá lejos, en Bruselas, existe un universo paralelo
alejado de la propia vida”. (...)
El presidente del Instituto de Empresa Familiar, José Manuel
Entrecanales, decía hace unos días que la crisis ha destruido en nuestro
país el 17% del tejido empresarial, que no utiliza al 27% de la
población activa ni el 31% de su capacidad adquisitiva.
España quizá
tenga que activar antes del 31 de diciembre el resto de la póliza de
crédito para ayudar a la banca en dificultades (quedan 60.000 millones
de euros sin utilizar) ante los problemas financieros de un país con la
tasa de paro más alta de su historia, que ve crecer los porcentajes de
mora de los créditos concedidos, en donde disminuye dramáticamente la
renta disponible de las familias (la célebre devaluación interna de los
salarios), y cuya deuda asciende al 135% de la renta disponible bruta.
El socialista Ramón Jáuregui se preguntaba el pasado sábado cuánto se
tardará en reconocer que España necesita una inyección de liquidez al
sistema financiero y una inyección de estímulo a su economía real. Otra
vez el tiempo perdido." (
Joaquín Estefanía
Madrid, El País
12 MAY 2013)
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