" (La fundación alemana Friederich Ebert Stiftung, vinculada al SPD, acaba
de publicar un documento que analiza los posibles escenarios futuros en
el marco de un proyecto titulado Scenario Team Eurozone 2020)
(...) de este cuadro elaborado por los expertos de la Friederich Ebert
Stiftung se desprende una constatación que a algunas personas les
parecerá pesimista pero que, en realidad, es realista. La postura de
Alemania condena a corto plazo a la eurozona y la mejor solución
residiría en una disolución concertada de esta que permitiría
salvaguardar un núcleo institucional europeo. Por lo tanto, hay que
reflexionar sobre “a quién interesa el euro” en Alemania.
Se trata
claramente de una alianza entre unas industrias cuyos mayores mercados
están en los países europeos y unos banqueros que tienen mucho que
perder con una desaparición del euro. Para los primeros el euro en su
forma actual es la garantía de una moneda que no esté demasiado
sobrevalorada.
Si Alemania volviera al marco, este no solo se apreciaría
fuertemente frente al dólar y al yen (con una tasa de cambio de un
marco por 1,50 dólar), sino que las monedas de los principales clientes
de Alemania en Europa, Francia, Italia y España, se depreciarían
libremente. No solo se dispararía el excedente comercial alemán, sino
que no es imposible que creciera en déficit del 1% al 2% del PIB.
En
cambio, a una parte de la población y de las personas jubiladas les
interesa claramente que Alemania abandone la eurozona para garantizar el
valor patrimonial de su ahorro. En cualquier caso, esta parte de la
población se opone ferozmente a cualquier transferencia de Alemania
hacia los países del sur de Europa.
Esta ambigüedad explica la política
de Angela Merkel, que afirma querer conservar el euro (y al hacerlo
tiene en cuenta los intereses de los industriales y de los banqueros)
pero que también afirma que no se trata de pagar, ya sea directa o
indirectamente, ya que con ello defiende los intereses de su electorado.
Hay que añadir que si decidiera sacrificar los intereses de su
electorado, los industriales le recordarían que la competitividad
alemana se basa también el hecho de que se reinvierta una parte de los
excedentes comerciales. (...)
Al no haber comprendido esta situación, al no haber hecho un análisis
por categorías sociales y por grupo que tenga una representatividad
simbólica importante, un Jean-Luc Mélenchon tiene discursos absurdos en
los que pretende que Alemania “quiere” sacar del euro a los países que
son sus principales clientes…Lo que Alemania quiere evitar a toda costa
es tener que contribuir de forma generalizada a la economía de la
eurozona. (...)
Por consiguiente, una lectura atenta de este documento confirma que los
diferentes expertos europeos reunidos por la Friederich Ebert Stiftung
consideran que ya no es posible proseguir con la política actual y que
esta se ha vuelto incluso peligrosa ya que puede llevar en cualquier
momento a un estallido incontrolado de la eurozona. Más allá de los
problemas de suscitaría, no entra en el dominio de lo posible la
realización de un federalismo presupuestario extendido. (...)
Se ve que la única opción razonable es la de una disolución ordenada del
euro que permita subsistir unos mecanismos de concertación monetaria
entre los países, pero que les devuelva toda la flexibilidad monetaria
que deseen." (Jacques SapirRussEurope, Rebelión, 10/05/2013)
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