"Tú has sido uno de los promotores de un reciente manifiesto favorable
a la salida del euro que creo que ha conseguido unas 2.500 firmas hasta
el momento. Recientemente, en Freitag, a mediados de mayo, Michael R. Krätke [MRK], miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO (...) publicó un artículo –“Las ilusiones fatales de quienes propugnan
ahora una salida de la Eurozona”-, traducido al castellano por Amaranta
Süss para sin permiso [1], crítico, muy crítico de esa posición. (...)
Mientras esté en vigor el Tratado de Lisboa de 2007 seguirá el
baile, en opinión de MRK. ¿Los que proponéis la salida del euro pensáis
que debe seguir en rigor este tratado?
MRK llama baile a la
política económica y financiera neoliberal. Nadie debería sucumbir a la
ilusión fatal de que el regreso a las monedas nacionales la detendría,
nos avisa. Pero justamente de eso se trata, de romper con el Tratado de
Lisboa, porque mantenerse en él es garantía de que sigue el baile,
mientras que desvincularse permitiría crear condiciones para detenerlo.
El error intelectual cardinal en la gestión de la crisis del euro,
prosigue MRK, “consiste en confundir la Unión Monetaria con un recinto
habilitado para la actividad económica mundialmente competitiva”. La
disolución del euro, según él, no alteraría eso para nada ni pondría fin
a los gravosos desequilibrios económicos entre el Norte y el Sur de la
Unión. ¿Cuál es su opinión sobre este punto?
La contraria.
La disolución del euro permitiría una corrección significativa de los
desequilibrios económicos entre el centro y la periferia de la unión
monetaria. Ya lo he señalado: si para Alemania revalorizar su moneda
sería indeseable, para los países del Sur devaluar sería necesario.
Prosigue MRK con su crítica: que una competición devaluatoria sacaría
de la miseria a los países europeos en crisis, es una conjetura que sólo
los ilusos pueden llegar a creer. ¿Tú tienes esta creencia?
Si, lamentablemente soy un fervoroso creyente. En última instancia todo
depende de la intensidad de las revaluaciones y devaluaciones. Si no se
corrigieran, a través de ellas, de modo suficiente los desequilibrios
exteriores, sólo sería cuestión de forzar las modificaciones del tipo de
cambio, naturalmente con sus consecuencias. Tengo un ejemplo sencillo y
bien estudiado que contradice a MRK.
Adelante con él.
Con la crisis del Sistema Monetario Europeo a partir de 1992 se
produjeron cambios muy sensibles de las cotizaciones de las monedas
europeas y creo haber demostrado fehacientemente en mi libro La historia inacabada del euro
(Trotta, 2001) como la devaluación de la peseta en un 20% entre 1991 y
1995 con respecto al resto de las monedas del sistema sirvió para
corregir el desequilibrio exterior e impulsar las exportaciones, al
punto de que a través de ellas se puso en marcha la economía y se superó
la recesión de 1992/3.
Insisto con alguna cifra porque esto es un punto
esencial del debate del euro: tan pronto, como en 1993, la devaluación
de la peseta – la primera devaluación tuvo lugar en septiembre de 1992-
se dejó sentir en las exportaciones de bienes y servicios: crecieron en
términos reales en un 8,5%, frente a una caída del 4,2% de la demanda
interior. En 1994, las exportaciones aumentaron en un 16,7% cuando la
demanda interior lo hizo tan sólo en un 1,3%.
No caben analogías fáciles, pero tampoco afirmaciones sin fundamento.
De
los shocks monetarios que seguirían a la desintegración del euro,
señala también MRK en su artículo, “sólo se alegrarían los especuladores
internacionales de divisas”. Los gobiernos que devaluaran su moneda un
20, un 30% o incluso más, “tendrían que atenerse sin demasiadas
sorpresas a las reacciones de los mercados financieros”. ¿No es este un
peligro evidente? Quien devalúa, señala igualmente MRK, “es castigado
con intereses y primas de riesgo más elevados”.
Realmente no
estamos muy de acuerdo. Él sostiene que los desequilibrios de la
balanza de pagos no pueden resolverse con euro o sin euro, mientras que
yo opino, como he señalado en la respuesta anterior, que sí. Después él
piensa que la ruptura del euro produciría unas reacciones financieras
incontrolables e inmanejables.
Por mi parte afirmo que. se rompa o no el
euro, habrá convulsiones financieras muy graves porque se ha creado una
burbuja financiera entre los países de la Unión Monetaria que no puede
mantenerse hinchada. De hecho, ya ha habido que rescatar a Grecia,
Portugal, Irlanda y España. Por supuesto que la situación puede
agravarse cuando haya novedades sobre la existencia del euro, pero ya se
puede decir que la deuda exterior de algunos países es impagable.
Por lo demás, continúo con MRK, los países en crisis de la Eurozona, no
se han endeudado en la propia moneda. Dado que “los patrimonios y las
deudas exteriores de sus ciudadanos están denominados en euros, la
devaluación no puede sino provocarles pérdidas”. Ello significaría,
además, “cerrar cualquier vía de escape a su actual situación de
servidumbre por deuda”. ¿Es así en tu opinión? ¿Los ciudadanos
endeudados de los países afectados saldrían perdiendo?
Es
verdad, obviamente, como MRK indica, que la deuda valorada en euros
supondría un esfuerzo adicional para los países deudores que devaluasen
su moneda, pero… después de todo, si se incrementa el montante de la
deuda, menos pagable será. Conscientes de este problema, los que
sostenemos que es necesario abandonar el euro, añadimos inmediatamente
que nos parece que, en el caso de nuestro país, los más de 2 billones de
pasivos exteriores no se pueden afrontar, algo que tendrán que resolver
los agentes privados implicados…
¿Y en el caso de la deuda pública?
En el caso de la deuda pública, que nos concierne a todos, respaldamos que debe reestructurarse cuando menos.
Pero
al margen de este problema, lo que hace muy criticables los escritos
del tipo del de Mrk es que introducen miedo y confusión en la izquierda,
y tienden a paralizarla. Conozco, como es natural, lo que podríamos
llamar la línea editorial de Sin Permiso y la insistencia con que
publican artículos en defensa en última instancia del euro, resaltando
los graves problemas que surgirían de abandonarlo, cosa que nadie niega.
Pero no acaban de dar solución con tantos remilgos a la desesperada
situación de nuestro país. Hay una pregunta que invalida los profundos
análisis y argumentos de quienes no ven la salida del euro como
alternativa: bien, puede que lleven razón, pero, ¿qué se le dice a la
sociedad española? ¿Son conscientes de que asumen el compromiso político
de dejar que el país se siga degradando económica y socialmente sin
proponer salida alguna?
Sigo con Michael R. Krätke. El
espectáculo más estupefaciente de este debate sobre la salida del euro
lo ofrecen, lo ofrecéis, en opinión de MRK, “los críticos de izquierda
de la gestión política hecha hasta ahora de la crisis del euro cuando se
suben al carro de la ‘competitividad". ¿Por qué? Porque os tragáis
también la fábula de que “la fortaleza exportadora de Alemania sería
indiscutiblemente (y absurdamente) atribuible a la pérdida de salario
real”. ¿Esa es vuestra creencia? ¿Os tragáis esa fábula?
No
es mi caso. La competencia exacerbada existe en la Unión Monetaria, y la
necesidad de ser competitivos viene impuesta por las reglas de juego,
pero de ahí a comulgar con que un factor decisivo de la competitividad
son los salarios queda un trecho que nunca he recorrido. De ahí vino la
oposición a Maastricht, que el sector mayoritario de Izquierda Unida
adoptó: las disparidades y desigualdades económicas entre las economías
que iban a participar en el euro eran sustanciales, y por eso no había
bases económicas para crear la moneda común.
Pero además, con un sentido
de clase elemental, entendimos que con la desaparición de la peseta y
la imposibilidad de manejar el tipo de cambio, los intentos de mantener o
mejorar la competitividad descansarían en los ataques a los salarios y,
en general, a todos los elementos de los derechos y condiciones de vida
de la inmensa mayoría. Fue el mismísimo canciller alemán Helmut Schmidt
el que nos lo dijo claro: Maastricht y el estado del bienestar no son
compatibles."
[1] Michael R. Krätke, “Las ilusiones fatales de quienes propugnan ahora una salida de la Eurozona” http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=6008
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