"Sigue la imparable riada de numerosos dirigentes del Partido Popular,
cazados por sus irregularidades ante sobresueldos ilegales y otras
exquisiteces vinculadas a la trama Gürtel. Es ésta la procesión de los presuntos delincuentes. Uno tras otro y una tras otra. Van cayendo como las fichas del dominó.
Pero aquí no pasa nada. El silencio de los cementerios es el mismo que Mariano Rajoy Brey utiliza para capear la tempestad. (...)
No hay país en el mundo -salvo las repúblicas bananeras, cada vez más
inexistentes- donde se produzca tan siniestro espectáculo como el que
vivimos desde que se destapó la trama Gürtel. Empezó a otearse al surgir del armario el caso de los trajes gratis total, nada menos que regalados por la Gürtel al presidente de la Generalitat Valenciana, entonces Francisco Camps.
Han transcurrido ya algunos años. Demasiados. La podredumbre política del PP continúa vivita y coleando. Uno de los más comprometidos con los escándalos populares es el extesorero Luis Bárcenas. Continúa, no obstante, su exhibición provocadora por las calles de Madrid. Vive como un rajá, parapetado en sus millones de euros que están en su casa y los que están en Suiza. Don Mariano calla. No habla apenas de estos asuntos.
Todos los implicados aducen que no son ciertas las cifras de los sobresueldos y demás canonjías. Ha salpicado intensamente a la boda imperial de la hija del expresidente del Gobierno y de la actual alcaldesa de la capital del Estado. Ante las cámaras de Antena 3, se encogió de hombros Aznar. Son sobresalientes en su práctica de negar la mayor, sea o no sea verdad.
Si los sin papeles y los carteristas son detenidos por la Policía, los pobres ilegales pueden pasar por el calabozo y hasta pueden ser expulsados del país o pueden visitar obligadamente una penitenciaría. Pero si son diputados, diputadas, altos cargos de la Administración del PP, incluidos ministros y ministras, que no se preocupen. Siguen en su puesto de trabajo y aquí paz y después gloria. Serán llamados por los Tribunales, pero hace más de dos años que liquidaron a Baltasar Garzón mediante una villanía judicial sin precedentes. Se lo cargaron para sacarlo del sumario, pues era un peligro para la derecha pringada.
¿Dimisiones? Casi ninguna. ¿Medidas cautelares? ¿Pero de qué me está usted hablando? Ni están ni se les espera. Rajoy va a la suya y no reconoce que el máximo responsable de este nefasto episodio es precisamente él. Cuando comenzó el baile de la Gürtel él era presidente del PP. Desde hace menos de dos años es presidente del partido y presidente del Gobierno. Y no se ha movido nada. Simplemente, Sr. Rajoy, usted no tiene vergüenza. Y menos aún, ética." (Enric Sopena. es director de ELPLURAL.COM, El Plural, 30/05/2013)
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