"En las asambleas de primavera del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial
esta semana, detrás de una fachada de optimismo primaveral, se palpaba
una creciente preocupación de que la anhelada recuperación -finalmente
en marcha tras la hecatombe financiera del 2008 y la gran recesión
posterior- acabe siendo el inicio de una new normal -nueva normalidad-, es decir, una era de bajo crecimiento, hasta llegar al estancamiento, para las economías avanzadas. (...)
"Si no actuamos, vamos a tener un subcrecimiento; tasas por debajo de
las que necesitamos para crear nuevos puestos de trabajo", dijo Lagarde
en su conferencia ante la prensa esta semana. Esto no es solamente un
problema del nutrido grupo de países de la zona euro, cuyas tasas de
paro apenas han bajado desde la recesión, sino también en EE.UU. (...)
Dos informes publicados el mes pasado por el Fondo destacan el papel de
la polarización de la renta entre una élite empresarial y financiera
altamente remunerada y el resto, para crear estas raquíticas
expectativas de crecimiento.
"Niveles más bajos de desigualdad están
correlacionados con un crecimiento más rápido y más sostenible",
aseguran los economistas el Fondo. Blanchard hizo notar que por primera
vez "el impacto de la desigualdad sobre la macroeconomía será un
elemento muy importante en nuestra agenda". (...)
Summers advierte que, a partir de la experiencia de los años treinta en
EE.UU. y Europa, y en Japón en los años noventa, "no hay motivos para
pensar que las reducciones de tipos desde estos niveles ya muy bajos
vayan a tener un impacto significativo en el consumo". Es lo que Keynes
calificó como "la trampa de la liquidez" y es muy dañina para el
crecimiento.
Existen motivos demográficos y económicos estructurales también para pensar que estamos en una nueva era de estancamiento. La población de las economías avanzadas envejece, existen niveles históricamente bajos de inversión y el consumo se ve mermado por la destrucción del poder adquisitivo de un segmento cada vez mayor de la clase media.
Existen motivos demográficos y económicos estructurales también para pensar que estamos en una nueva era de estancamiento. La población de las economías avanzadas envejece, existen niveles históricamente bajos de inversión y el consumo se ve mermado por la destrucción del poder adquisitivo de un segmento cada vez mayor de la clase media.
Asimismo, existe un exceso de ahorro en las grandes
economías emergentes. Gordon hasta sostiene que la fase del crecimiento
del capitalismo ya se acabó, ya que las grandes innovaciones del siglo
XIX y XX jamás se repetirán. "¿Cual es más transformador; el invento de
un cuarto de baño con agua corriente y un water con cisterna o una red
social como Facebook?" pregunta capciosamente. (...)
Mientras, crecen los indicios en Europa de desinflación -en países como
España hasta de deflación- que puede dificultar la gestión de los
enormes niveles de deuda. "No estamos hablando de deflación sino de una
inflación más baja que los objetivos de los bancos centrales que
restringe el crecimiento la demanda y el empleo -dijo Lagarde-
insuficiente para generar empleo o subidas de salarios para todos".
Esto
se ha visto agravado por las políticas de austeridad y los recortes de
salarios que se adoptan en Europa en estos momentos para resolver los
problemas creados en la periferia por la moneda única, lo cual supone
otro sesgo deflacionista. (...)" (Andy Robinson, La Vanguardia, 13/04/2014)
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