21.4.14

La desinflación ha venido para quedarse. Si no lo aceptamos, vayamos negociando nuestra salida del euro

"(...) El dato definitivo del IPC ha dejado la tasa de variación interanual de los precios en el -0,1% en vez del -0,2% adelantado provisionalmente. De nuevo, la tasa negativa y los comentarios al respecto por el FMI en su informe de previsiones han vuelto a poner de moda la deflación como uno de los mayores peligros que acechan a la economía española.

 Pero seamos serios. Los problemas más importantes son otros: la insoportable tasa de paro, la todavía elevada deuda que tenemos que devolver, el fortalecimiento del sistema financiero, el saneamiento y reforma del sector público, cómo financiamos de forma sostenible el Estado de bienestar, las reformas de muchos mercados para hacerlos más eficientes y competitivos, la mejora de la educación… (...)

Los salarios y las pensiones están casi congelados y así van a estar mucho tiempo, así que cuanto más baja sea la inflación, menos poder adquisitivo se perderá. Tenemos que incorporar a la cultura económica que el aumento real y sostenible en el tiempo de las rentas no puede provenir, como se intentaba antes equivocadamente, de subir los precios y los salarios nominales, sino de ser más productivos y repartir de forma eficiente el alza de la productividad. 

La desinflación ha venido para quedarse. Si no lo aceptamos, vayamos negociando nuestra salida del euro. (...)

Las cuentas no financieras de los hogares de 2013 nos muestran por qué al consumo le cuesta despegar. La renta disponible se redujo (-0,7%) por cuarto año consecutivo, si bien la caída se moderó según avanzó el año. 

 Ello se debió al descenso del empleo y, como consecuencia, de las rentas salariales (-3,5%), ya que las no salariales aumentaron (1,8% el excedente de los autónomos y 5,5% las rentas de la propiedad y la empresa). También jugó a favor el proceso de distribución secundaria de la renta, ya que la nómina de las pensiones creció mientras cayeron las cotizaciones sociales, lo que ha sido bueno para las familias, pero malo para las cuentas de la Seguridad Social.

 El gasto en consumo de los hogares disminuyó en la misma proporción que la renta, con lo que el ahorro bruto apenas varió, situándose en el 10,4% de la renta disponible, una cifra históricamente baja. (...)"             (Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).  El País, 13/04/2014)

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