"(...) ¡por fin el PIB español se dispara! ¡Y de qué manera, en torno a un 4,5%! ¡Lo nunca visto! (...)
¡Una inyección de (...) unos 46.000 millones al PIB! ¡No está mal, pero que nada mal!
¿Desarrollo sostenible? ¿Mayor empleo digno? ¿Rectificación del
capitalismo salvaje al que estamos sometidos? ¿Humanismo productivo?
¿Subida del cooperativismo? ¿Corrección del ecosuicidio? ¿Combate, esta
vez, en serio contra el cambio climático? ¿Abandono real del disparate
atómico?
¿Mayor productividad por mayor disposición obrera ante las
nuevas coordenadas de las nuevas y humanas relaciones laborales?
¿Falsación a la totalidad, y lanzamiento al baúl de los desastres, de la
reciente ley de contrarreforma laboral? ¿Los trabajadores/as están
pasando a ser considerados algo más que mano de obra de (mal)contratar,
usar, explotar, (mal)pagar y tirar, simples y baratos-compra-lo-barato
“recursos humanos”?
Frío, frío, nada de eso: un simple cambio
estadístico. ¡La matemática es la reina de las ciencias y de los
milagros! ¿Qué cambio? El siguiente: la nueva cifra del PIB recogerá,
como está mandado, el impacto económico de las drogas, el narcotráfico y
el contrabando y la prostitución, uno de los mayores y más crecientes
sectores lucrativos de la economía europea.
El INE está recalculando el
valor para cumplir con un reglamento de la humanísima y más que
compasiva Comisión Europea y para satisfacer las recomendaciones
aséptico-técnicas de Eurostat. ¡Son profesionales y con eso está todo
dicho! (...)
Centrémonos en la prostitución, una actividad considerada ilegal que
ahora, de alguna manera, legalizamos al considerarla como una actividad
económica más, como un servicio que merece computarse y registrarse.
Si es así, si va a ser así en breve, si nos alegraremos todos del
incremento del PIB vía prostitución, incluyendo el maltrato, los
secuestros, las violaciones, los engaños, las corrientes migratorias de
mujeres de Europa del Este, ¿por qué no cambiamos el chip en
profundidad, sin miedo, con coraje, sin “miramientos estúpidos”, como si
habláramos por ejemplo -¿por qué no?- de privatizar otra necesidad
humana, respirar, por ejemplo?
Si la prostitución es un
servicio productivo que debe contabilizarse en la riqueza de un país,
obremos en consecuencia. ¿Por qué no impartimos ciclos formativos de
grado medio y superior –eso si, a partir de los 18 años, no antes-, para
nuestros jóvenes y nuestras jóvenes, con sus prácticas correspondientes
no remuneradas? ¡Prácticas de prostitución para aprender “a hacerlo
mejor”! ¿Y alguna ingeniería de prostitución asociada a estos ciclos?
¿En qué Politécnicas? Ya pensaremos en el profesorado adecuado.(...)
¡Todo sea por el PIB y la eficacia en nuestros servicios! (...)" (Salvador López Arnal, Rebelión, 14/06/2014)
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