Uno de los centros de la Sierra Noroeste de Madrid. / Beatriz de Coro
"Los pueblos de la Sierra Noroeste de Madrid, hasta hace poco lugares de
segundas residencias, con gobiernos tradicionalmente en manos de la
derecha, están viviendo su particular despertar con la llegada de nuevos
vecinos e iniciativas.
La creación de centros sociales
autogestionados es una de ellas. Ejemplos de ello son el centro
social El Balcón en el Boalo, la asociación Sorcas en Moralzarzal o Disparate en Becerril de la Sierra.
Este último centro ha sido puesto en marcha por un grupo de mujeres que se decidieron a alquilar un local que llevaba cerrado más de 15 años.
Todas ellas madres, algunas con familias numerosas, se empeñaron en la
tarea de rehabilitarlo y convertirlo en un centro social de referencia
en el entorno. “Hemos organizado desde comidas temáticas hasta jornadas
zapatistas, talleres de foto,
pedagogía corporal. Tenemos cursos estables de yoga, pilates, inglés, costura, música, circo… –nos comenta Ana Toribio, una de sus impulsoras–. También tenemos préstamo de libros, ropa de segunda mano… Todo surgió de la necesidad de crear un espacio de todos y para todos”.
“Nos hemos dado cuenta de que si no es por este tipo de lugares no
saldrían adelante ciertas propuestas”, explica Ruth Orta, otra de las
impulsoras del centro. Sobre la dificultad de gestionar un proyecto así
nos comenta: “No sería posible sin el apoyo de mucha gente”.
“Con el centro queríamos crear un lugar donde generar una oferta cultural alternativa, que el tiempo de ocio familiar no fuera irse a pasar la tarde del sábado al centro comercial. Frenar la cultura del consumo”, cuenta Clarisa Luna, también promotora de la iniciativa. En estas zonas, no muy bien dotadas de infraestructuras de transportes, la parada más cercana del autobús es a un centro comercial de Villalba.
“Creíamos que en estas zonas no había espacio para otras iniciativas
porque siempre ha gobernado la derecha, pero nos hemos dado cuenta de
que lo que sucedía es que no había espacios en los que confluir y
conocernos.
El hecho de que existan estos espacios hace que salgan cosas
adelante, sociabilizas tu indignación y surgen iniciativas –comenta
Juan Iribas, profesor de secundaria–. Es una oportunidad para demostrar
que la gente se puede organizar por sí sola sin ayuda de las
instituciones o de las administraciones”.
Entre las iniciativas que acoge este centro se encuentra Cambalhota, un proyecto educativo alternativo. “Cambalhota surge como un proyecto de pedagogía libre, activa, que nace de la búsqueda de un espacio diferente donde los niños y niñas puedan crecer y desarrollarse de manera respetuosa”, explica Jara Huichol, una de las responsables de su puesta en marcha.
“Existe una carencia de este tipo de espacios tanto en
la escuela pública como en la privada. Nosotras funcionamos como
colectivo, familias y acompañantes, y gestionamos el proyecto
conjuntamente”, afirma.
“No cuestionamos el modelo de educación pública, pero sí el modelo
pedagógico de referencia hoy de la escuela pública. En el centro de
nuestro pueblo con los recortes han tenido que suprimir la asignatura de
Cultura Clásica e Imagen y Comunicación, pero continúan Iniciativa Emprendedora y Religión con sólo dos alumnos en algunos cursos.
¿Es este el modelo que queremos?”, dice Rosa Martín, con hijos en el
centro público de la zona y miembro de la asociación. “A veces tenemos
la impresión de defender una escuela pública que se ha convertido en un
aparato de propaganda del partido de turno”. En este contexto estas
iniciativas pretenden investigar otros modelos de participación en
educación.
“Este tipo de iniciativas se dan porque lo público está gestionado
por expertos que suelen estar muy desvinculados de la gente y no tienen
en cuenta su capacidad de participación”, afirma Carlos de Castro,
sociólogo, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid “No se puede
entregar la gestión de lo común a las empresas pero sí a asociaciones o
colectivos que funcionen con arreglo a criterios de redistribución,
reciprocidad y no de beneficios. Democratizar es abrir la posibilidad de
participar a la gente en los asuntos comunes, las instituciones
deberían estar abiertas para responder a esas necesidades”. (Diagonal, 20/05/2014)
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