"(...) La realidad del mercado laboral, si se analizan con cierto rigor y con
calma los microdatos, muestra una realidad muy grave, que va a
condicionar la cohesión social, el crecimiento potencial y especialmente
la supervivencia de una parte de la población no desdeñable.
Esta
situación muestra que el fenómeno de la histéresis, el desempleo de
larga duración, ha alcanzado una proporción del total, 21%, que lejos de
disminuir, como el más coyuntural, sigue aumentando y se acerca a las
cifras de los años 80. (...)
Esta estadística ha experimentado un incremento del 22% en 2013 respecto
a 2012, algo inferior al 40% que crecía en los años anteriores. Por
poner un ejemplo, en 2007 sólo un 13% del total era parado de muy larga
duración, lo que indica el deterioro económico y social, y
especialmente el drama social que va a suponer para buena parte de estos
parados de muy larga duración.
La distribución de este paro de larga
duración dice mucho de lo difícil que va a ser revertir esta situación, y
particularmente el daño que va a hacer a la recuperación del
crecimiento potencial de la economía española.
El 38,8% del total de
parados de muy larga duración tiene más de 55 años, el 27,8% más de 45 y
el 21% en el umbral de los 35 años. Es decir, el 86% del total está en
la franja de edad 35-55 años, lo que sin duda supone una condena para
este colectivo. (...)
Los distintos estudios empíricos que se han realizado para medir la
probabilidad de volver al mercado laboral a un colectivo que lleva más
de tres años en desempleo, y que además, supera en un gran porcentaje la
edad de 45 años, se reduce a un 15%. Esto implica que gran parte de
este colectivo se va a cronificar en el desempleo y un porcentaje no
desdeñable llegará a la exclusión social.
Este fenómeno de histéresis
va a ser sin duda, la peor herencia de esta crisis junto al
desmantelamiento del magro Estado del Bienestar que habíamos alcanzado, a
pesar de algunos gobiernos, tanto conservadores, como socialdemócratas.
Lo peor de esta situación es que tanto el Gobierno actual, como los
Think Tank que les apoya, incluso la Fundación Alternativas, como una
gran parte de la comunidad académica, aboga por restringir, reducir, y
algunos incluso abolir, las prestaciones por desempleo y los subsidios.
Se acusa a los parados de no buscar activamente empleo y utilizar
fraudulentamente dichos ingresos. (...)
Frente a esta realidad, que apenas nadie hace hincapié, qué soluciones
se proponen desde el sector público, o desde la academia o las
instituciones supranacionales. Prácticamente las mismas recetas,
independientemente de la idiosincrasia de los distintos mercados
laborales.
Las medidas neoclásicas de oferta, es decir bajar salarios,
desregular el mercado laboral, reducir o eliminar subsidios y entregar a
los excluidos a las instituciones religiosas o de caridad para que les
cuiden. (...)
Además, de todo esto, la descapitalización del mercado laboral es
alarmante, puesto que únicamente otra burbuja de trabajos de escaso
valor añadido podrá devolver a una parte de este colectivo a la
empleabilidad. Pero lo que está claro es que una gran bolsa de los
afectados por la histéresis nunca más volverán a trabajar.
Pero el drama
de no recibir ningún ingreso apenas será una reseña para la euforia
gubernamental y de los lobbys financieros y económicos, cuya explicación
de este fenómeno es el mismo que en los grandes conflictos bélicos:
daños colaterales." (Alejandro Inurrieta, blog, Vox Populi, 25/05/2014)
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