"(...) pasa el tiempo, las semanas, los meses, los años , sin que se active la
cadena de transmisión de la política monetaria del BCE (sea la rebaja
de los tipos de interés, los impuestos a los depósitos que los bancos
dejan en la ventanilla de Francfort en vez de prestarlos, la compra de
activos privados,...) y continúa sin llegar el crédito de las entidades
financieras a las empresas y a los hogares.
Ni siquiera levantan debate
ya, por aburrimiento, las razones por las cuales los bancos privados no
cumplen la función por la que fueron creados. (...)
Los países europeos, entre ellos España, se enfrentan a un conjunto
de riesgos difíciles de conjugar al mismo tiempo: el estancamiento
secular (concepto puesto en circulación por Larry Summers); la
desinflación (precios bajos) o incluso la deflación (caída de precios),
el gigantesco endeudamiento público y privado (con certezas cada vez más
abundantes de la necesidad de unas quitas de las que nadie quiere oir
hablar), la baja rentabilidad, y también aspectos estructurales como una
baja demografía y el envejecimiento continuo de su población en un
momento de dificultades crecientes de los movimientos migratorios.
El convencimiento cada vez más generalizado de que se necesitan
prioritariamente políticas de incremento de la demanda para salir del impasse general, choca con la resistencia de los halcones, que no quieren rectificaciones de ningún tipo. Aunque el statu quo conlleve también la lentitud de la locomotora de Europa: Alemania.
Antes morir que rectificar." ( Joaquín Estefanía , El País , 19 OCT 2014)
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