"(...) Si fuésemos más ingenuos pensaríamos que
la de los economistas es una profesión obstinada en tropezar. La
realidad es que no se trata sólo de un problema de fracaso intelectual,
que también. Es sobre todo una cuestión de intereses. Y la economía mainstream se ha entregado a la defensa de los de la oligarquía económica y financiera.
La política económica en curso no sólo
prolonga la crisis, sino que está además profundizando los problemas que
nos trajeron hasta aquí: los niveles de endeudamiento privados apenas
se han reducido, mientras que la deuda pública se ha disparado en
numerosas economías europeas; no sólo no avanzamos en una reducción y
control del sector financiero, sino que el proceso de financiarizaciónde
la actividad económica vuelve a retomar su curso; y, por último, se
profundizan las desigualdades económicas y sociales (responsables del
endeudamiento de muchas familias antes de la crisis, así como de la
ingente acumulación de recursos que tiene lugar en los circuitos
financieros).
Es comprensible por tanto que en este
contexto asistamos a un escenario de crisis prolongada, en el que
presenciaremos dobles, triples y múltiples recesiones, e incluso
posibles episodios de inestabilidad financiera. La política económica de
la Troika y del Gobierno de Rajoy fracasa hoy igual que dichas
políticas fracasaron en la década de 1930.
La historia es tozuda.
Mientras no decidamos aprender del pasado, impugnar la lógica financiera
dominante y cambiar el rumbo de la política económica, la crisis
seguirá siendo una realidad para millones de familias en Europa,
particularmente en las economías más débiles.
Reestructurar la deuda pública y privada
de las economías periféricas –reduciendo su volumen–; proceder a una
reforma tributaria que garantice, sobre una fuerte progresividad, la
suficiencia fiscal de las administraciones públicas; impulsar una
expansión significativa de los servicios públicos y de los decrépitos
Estados de Bienestar de estas economías, así como de las inversiones
necesarias para acometer la modernización, descarbonización y transición
energética de los tejidos productivos; establecer salarios mínimos
suficientes y derogar las reformas laborales legisladas en los últimos
años para reforzar así la capacidad de negociación de los asalariados;
estas son sólo algunas de las medidas que podrían permitir que Europa
empiece a superar el escenario actual de hundimiento de la demanda y de
deflación.
Algunos economistas dirán que el
capitalismo contemporáneo carece de márgenes suficientes para poder
articular este tipo de políticas. Sin embargo, lo que resulta evidente
es que son las sociedades europeas –particularmente las periféricas,
dados sus elevados niveles de desempleo y sufrimiento social– las que ya
no tienen más margen de aguante. Es urgente por tanto un cambio en la
política económica." (Nacho Álvarez Peralta , eldiario.es , Economía crítica y crítica de la economía, 14/10/2014)
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