"(...) "Un error común - señala el documento de Bank of England publicado en 2014 - es
creer que los bancos actúan simplemente como intermediarios entre los
depósitos de los ahorradores, y los préstamos a sus clientes... Este
error ignora el hecho de que, en la realidad de la economía moderna, los
bancos comerciales son los creadores del dinero mediante sus
operaciones de préstamo". (...)
Desde la desregulación de las instituciones financieras y la Ley de
Control Monetario de 1980, a todas las instituciones financieras se les
permitió crear préstamos con intereses, por tanto todas estas nuevas
instituciones -y no solo los bancos privados- adquirieron el potencial
de crear dinero.
Sin embargo, a diferencia de los bancos, estas nuevas instituciones podían crear dinero sin necesidad de mantener reservas.
De ahí que el "multiplicador monetario" sea un término considerado
obsoleto, y que a partir del año 2005, la Reserva Federal dejara de
llevar las estadísticas sobre el agregado monetario M3, considerado el
indicador más amplio de la oferta monetaria al considerar parte del
llamado "dinero en la sombra".
El sistema de crédito del dinero fiat comienza con la base monetaria
suministrada por los bancos centrales y las pirámides hacia arriba a
través de los bancos comerciales, bancos de inversión, bancos offshore,
entidades no bancarias, cajas, y otras entidades creadoras de crédito.
Este enjambre de dinero creado artificialmente vía préstamos
hipotecarios o tarjetas de crédito reproduce la base monetaria de dinero
real (billetes y monedas). Los bancos no crean billetes y monedas, sino
papeles.
Estos papeles son un activo para el banco y un pasivo para el
cliente. Por eso los principales activos de los bancos son las deudas de
sus clientes. Esto permite comprender por qué los bancos quiebran: si
han creado dinero (papeles) más allá de los limites del riesgo, o han
prestado a clientes insolventes que no pueden devolver el dinero, el
banco quiebra. Sólo en Estados Unidos han quebrado 506 bancos desde el estallido de la crisis en 2008 con la quiebra de uno de sus principales bancos de inversión, Lehman Brothers, un banco con más de 150 años de historia que había sobrevivido a la guerra civil y a las dos guerras mundiales.
Es probable que la quiebra de Lehman y una parte de los otros 506
bancos se hubiera evitado si la Reserva federal hubiera mantenido su
registro estadístico de M3. Pero la obtención de los datos resultaba
demasiado caro a la Fed: 500 mil dólares anuales y un millón de dólares
al sistema bancario en su conjunto.
A diez años de aquello parece una
broma de mal gusto haber ahorrado un millón de dólares, pese a que el
año 2005 la banca anunciaba ganancias por 22 mil millones de dólares, y
haber dejado al descubierto las vulnerabilidades de todo el sistema que
han costado al mundo más de 20 billones de dólares. Esa fue una de las
últimas decisiones de Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal durante casi dos décadas (1987-2006), y nadie se atrevió a cuestionar su decisión.
El agregado monetario M3 también consideraba los eurodólares y
constituían el "salvaje oeste" de la oferta monetaria. Los eurodólares
son depósitos en dólares en poder de los bancos no estadounidenses en
lugares como Londres, Las Bahamas, las Islas Caimán y otros paraísos
fiscales.
No están sujetos a regulación alguna y por tanto se pueden
apalancar hacia arriba libres de todo requisito de reserva o de
información. Los bancos que tienen eurodólares proceden con ratios de
apalancamiento de 50:1. Desde que la Reserva Federal dejó de publicar el
registro de M3 estas operaciones se dispararon a la cima de la
pirámide.
Hay que tener en cuenta que la creación de dinero por parte de la
banca no es "ilimitada". Si la esencia de la creación de dinero son los
préstamos a empresas y personas solventes que serán capaces de
devolverlo, las instituciones financieras no pueden prestar sin exigir
garantías sólidas. Esta es una importante limitación que enfrentan los
bancos para mantenerse en equilibrio en un entorno competitivo.
Esto
guarda estrecha relación con el riesgo sistémico. Si la percepción de
los riesgos asociados a la concesión de préstamos disminuye, se relajan
las exigencias y se presta más dinero, como ocurrió en el período previo
a la crisis financiera con el hinchamiento de las burbujas de crédito. (...)" (Marco Antonio Moreno , El blog salmón, 08/04/2015)
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