"(...) El debate para una parte importante de los ciudadanos es cómo lograr que la democracia resulte habitable para toda la población. (...)
El economista alemán Wolfgang Streeck enunció la premisa de partida con
mucha claridad: los electores perciben que el principal elemento de la
democracia ya no es el votante, sino el acreedor de deuda pública. ¿Cómo
afrontamos eso?
(...) creen que la propia idea de la democracia ha sufrido ya enormes
transformaciones. El historiador Pierre Rosanvallon, por ejemplo, habla
de nuevos fenómenos, como las actividades contrademocráticas
(vigilancia, control en masa de los ciudadanos) y la fragilización de la
política institucionalizada. La democracia nunca ha sido un asunto
exclusivo de leyes y procedimientos (aunque sean la clave), sino que
exige también confianza y legitimidad. (...)
Para gran parte de nuestras ciudadanías, democracia era sinónimo de
modernización, crecimiento económico y realización personal.
Prácticamente todos esos elementos están hoy en crisis.
Los controles
sobre las poblaciones son infinitamente mayores que hace solo 20 años,
el equilibro de poderes hace agua ante la evidencia de que nadie, ni
Barak Obama, “puede” enfrentar la fuerza de los poderes financieros, los
controles institucionales fallan, aunque no en todas partes por igual.
La desigualdad entre naciones, generaciones y grupos sociales crece sin
parar. Las democracias nacionales no garantizan la modernización de la
Unión Europea, que ha experimentado un cambio evidente en sus objetivos y
que corre el riesgo de querer representar a Europa, pese a ir perdiendo
casi todo lo que la identificaba.
¿Es este un relato catastrófico? No lo pretende. Se trata simplemente
de identificar bien cuáles son nuestros problemas. Son estos. Problemas
relacionados con la democracia, con su vitalidad, con su capacidad para
satisfacer las necesidades de los ciudadanos.
Problemas relacionados
con el miedo a que estemos pensando en la democracia y en Europa como la
democracia y la Europa que queremos que sean y no como lo que son, y
mucho menos como lo que van a ser, si no nos ponemos de acuerdo en
impedirlo." (Soledad Gallego-Díaz
, El País, 12 ABR 2015)
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