"Jorgo Chatzimarkakis
dimitió como europarlamentario liberal en abril de 2013 y decidió dejar
la política. Nacido en la cuenca del Ruhr y con la doble nacionalidad
alemana y griega, se rindió ante la persistencia de los peores
estereotipos sobre los griegos entre los políticos alemanes. El rescate
de Chipre y las opiniones que escuchó entonces fueron lo que le hizo
tomar la decisión.
Dentro de su propio partido (en ese año aún formaba parte del
Gobierno de Angela Merkel) abundaban las opiniones despectivas sobre
Grecia y circulaban ideas como “vender las islas y la Acrópolis” para
pagar la deuda. “Eran tan extremistas que decidí no ir al Congreso del
partido”.
“Es muy difícil intentar responder con mensajes que no encajan en los
estereotipos”, como que los griegos trabajan muy duro, incluso más que
los alemanes. Eso no entra en el pensamiento de los alemanes”, explicó
Chatzimarkakis. “Quieren mantener el estereotipo del griego perezoso, de
los chipriotas como gángsters y de esta gente como alguien que debe ser
castigada”. (...)
El tema de las pensiones es otro de los que se citan en estos casos.
Ya he contado antes que el gran porcentaje de gasto en pensiones en
relación con el PIB se debe al hundimiento del PIB.
Existe el caso de las jubilaciones anticipadas (un modelo muy poco
sostenible pero que se debe a las escasas posibilidades de encontrar un
empleo para las personas de más de 55 años), pero incluso los datos oficiales
no indican grandes diferencias con otros países europeos.
Y después de
los sucesivos recortes, el gasto per cápita en Grecia (en el caso de
mayores de 65 años) está por debajo de la media de la eurozona, y al nivel de España.
Así que por un lado tenemos al Wall Street Journal escribiendo que el
sistema de pensiones no es tan generoso como parece (lo que no quiere
decir que no vaya a ser un problema grave en el futuro, como lo es en
otros países europeos por el envejecimiento de la población), y por otro
escuchamos a varios líderes europeos, por ejemplo Renzi, quejándose de
que es una locura que sus votantes tengan que subvencionar las pensiones
de los griegos.
Cuando sus votantes jubilados gozan de pensiones que
están muy por encima del umbral de pobreza relativa, a diferencia del
45% de los pensionistas griegos.
Al final, lo llamativo no es que haya estereotipos nacionales en
Europa.
Siempre han existido. Ni que en Grecia también se hayan empleado
esos lugares comunes o resentimientos históricos para todo tipo de
denuncias en los últimos años (algunas especialmente sangrantes). Todo tiene que ver con la política.
Los problemas económicos de Grecia son profundos y muy reales, y no
sólo en relación a la deuda: el clientelismo político creado por el
bipartidismo tras la dictadura de los coroneles, una Administración
inflada por el nepotismo, medios de comunicación públicos al servicio
del poder, medios privados controlados por grandes corporaciones
beneficiadas por el Gobierno que luego devolvían los favores, el alto
nivel de fraude fiscal no ya en las grandes fortunas, sino también entre
profesiones liberales y autónomos, un gasto militar inmenso a causa de
la rivalidad histórica con Turquía… Como decía, el compositor Stamatis
Kraounakis, ”a partir de 1981, los políticos sólo se dedicaron a robar”.
Nada de eso es nuevo, ocurrió mucho antes de la llegada al poder de
Syriza y nunca impidió la absurda entrada de Grecia en el euro ni las
excelentes relaciones de conservadores y socialdemócratas europeos con
sus colegas griegos.
El estereotipo griego de los últimos años es más político que
sociológico. Tiene que ver con la crisis de la eurozona y la forma en
que políticos europeos se han evadido de sus responsabilidades. Era más
fácil culpar a los mediterráneos del sur de los inmensos desequilibrios
financieros creados tras la llegada del euro que reconocer la
responsabilidad propia en el diseño de ese sistema (una moneda única sin
una política fiscal o bancaria únicas, gran idea).
Como en una empresa
mal gestionada, siempre es más sencillo culpar de los males a los
trabajadores que son unos vagos. A eso se ha dedicado la prensa alemana
todo este tiempo con excepciones esporádicas y algunos ejemplos muy
penosos, como el reciente artículo en Die Welt en el que el autor, un
historiador, sostenía que los griegos no eran auténticos europeos,
como mucho descendientes de los turcos.
Cualquier diría que el mercado
de las ideas sobre pureza técnica había quedado muy reducido en Alemania
desde 1945, y en cualquier caso alejado de las páginas de los
principales periódicos del país).
En ese sentido, los griegos se han convertido en cabezas de turco de
la eurozona. También lo fueron antes españoles e italianos. ¿Alguien se
acuerda de lo mucho que molestaba en España ese estereotipo hace tan
sólo dos o tres años?" (Guerra eterna, 02/07/2015)
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